-Ezequiel-
El día estaba soleado, despejado, cálido. Muy tranquilo, pero no era mi día, ni este, ni todos los demás. Como aquellos en los que no dejaba de sufrir, en los cuales me aferraba a la almohada y no la soltaba hasta estar listo. Esos días en los que descargaba mi tristeza molestando a personas, personas débiles que no sabían defenderse solos.
Hoy me había prometido hablarle y arreglar todo lo sucedido aquella tarde, pero no tuve las agallas para hacerlo, seguí las estúpidas ideas y bromas de mis amigos y lo humillé en el recreo. Empeoré las cosas, y me sentía mal por eso.
Es difícil aceptarlo todo, pero no eran mis amigos. En ese recreo les había dicho que iba a disculparme, enserio estaba diciéndole la verdad, pero ellos empezaron a reírse y Franco desconfió de mi. Cuando volví con ellos les aclaré todo. Qué clase de personas eran y en qué clase de persona me habían convertido a pesar de hacerles caso es todo. Después de esto, haber estado solo todo el día, sin una sola amistad me hizo darme cuenta que para él, todos estos años fue lo peor. Y lo entiendo, porque me puse en su lugar.
Estaba en la esquina de mi casa, toco el timbre del colectivo y noto que la velocidad empieza a bajar hasta detenerse en la parada más cercana, abre las puertas y bajo. Camino una cuadra pensando en todo lo que pasó en estos días ¿Por qué lo hice? Iba a arreglarlo todo, pero lo tiré a la basura. ¿Por qué lo volví a molestar? Después de aquella tarde no se lo merecía. ¿Por qué lo lastime? ¿Por qué lo elegí a él para esto? No se merecía nada de lo que le hice, pero me estaba dando cuanta de las cosas tarde, porque lo hecho, hecho estaba.
Llego a mi casa, subo las escaleras hasta llegar a la puerta principal. Saco las llaves de mi bolsillo y abro la puerta. No había nadie, mi padre trabajaba y mis hermanitos seguían con mi madre. Mi madre, como no pensar en ella en estos momentos, todos los días de mi vida pensaba en ella. Ella me hubiese dicho que nunca hiciera estas cosas, que sociabilizando y haciendo amigos todo iba a mejorar. Tenía que ser bueno y aceptado tal cual era, nunca cambiar mi forma de ser por otras personas. La necesitaba, pero no la tenía conmigo hace mucho tiempo.
Me dirijo a la cocina, tomo un vaso, un plato y los cubiertos. Los ordeno en la mesa y me dirijo a la heladera en busca de comida. Me preparo un sándwich y me decido por comerlo en mi habitación, dejando la mesa preparada para cuando mi padre llegase. Entro y lo primero que hago es dejar la mochila en uno de los rincones, contra la pared. Dejo el vaso en mi mesa de luz y me tiro en la cama, después de darle un bocado al sándwich.
¿Por qué lo hice? Sigo pensando, era el remordimiento, algo que no me dejaba estar tranquilo, nunca supe que este momento llegaría. El momento de cobrar los platos rotos. El momento de pedir perdón. Iba a hacerlo, pero ya era demasiado tarde. Después de ver cómo me había cubierto al decir que tuvo un accidente jugando al fútbol, vi que en él nunca hubo malas intenciones, sino que él llevaba una bondad interior de la que nadie sabía. Una disculpa no era necesaria, debía hacer algo mejor que eso.
Sabía que una fecha importante se acercaba y era la de su cumpleaños, este Sábado. Y el Lunes nos volveríamos a ver en el colegio, pero en poco tiempo el cumplía años. Siempre estaba solo, pero no esta vez.
Tomo el teléfono y llamo a Palo.
(CONVERSACIÓN TELEFÓNICA)
_ ¿Hola? _ pregunta ella.
_Palo, soy Ezequiel_.
_Con vos no quiero hablar_ después escucho un sonido, me estaba por cortar.
_Palo, esperá. Quiero hablar con vos _.
_ ¿Qué queres? _enojada. _Ya sabes porque estoy así _.
_Quiero que me perdones por lastimar a tu amigo_ sincero. _Siempre lo hice para descargarme, pero después de ver cómo me defendió tome conciencia de lo que había hecho_.
_Una disculpa no es suficiente_ me dice. _Además, te pudiste haber dado cuenta el Lunes, después de lastimarlo en el campo_.
_Ya sé Palo, ya sé_ respondo. _No es solo una disculpa lo que quiero_.
_ ¿Qué? _.
_ ¿Vos sabes que este Sábado es el cumpleaños de Franco? _.
_ ¿Enserio? _confundida. _ ¿Me estás haciendo una broma? _.
_No, es verdad, y aunque no lo creas me acordé_ empezando con el plan. _Quiero hacerle una fiesta_.
_Hay algo mal_ me dice. _Él no tiene amigos Ezequiel y vos lo sabes más que nadie_.
_Solamente nosotros dos, nadie más. Te lo prometo, quiero disculparme con el_.
_Me cuesta decir esto, pero te creo_ sintiéndose alegre. _ ¿Te diste cuenta no? _.
_ ¿Cuenta de qué? _confundido.
_ ¿No encontraste la foto? _me pregunta. _No quería interferir en esto. Si tenes una caja con recuerdos del jardín, busca un álbum y vas a encontrar la foto que creo que tenes_.
Lo encuentro, saco la foto. Era su cumpleaños, el de Franco, también estaba Paloma y yo, siempre juntos, unidos. Como hermanos.
_La encontré_ respondo. _No puedo creerlo, no recordaba este momento_.
_Yo tampoco_ entre risas. _Somos los peores amigos del mundo. Sabelo_.
_Palo, hoy me quede sin amigos, lo hice por el_ sintiéndome solo, al igual que el. _Pero me di cuenta que nunca lo fueron, que solo fueron mis cómplices de todo. Siempre me retaban a molestar a alguien a sacarle la plata del quiosco y también de pegarle a alguien. Entonces me di cuenta que tuve con Franco es la que valió la pena_.
_No me dejes atrás_ riendo. Junto a mí. _Enserio estoy muy orgullosa de vos, de lo que hiciste_.
_Hoy pudo haber sido mi último de clases, pero no_ sonriendo. _Todo gracias a él_.
_No te preocupes, yo te voy a apoyar amigo ¿Cuál es tu plan? _.
_Sin duda sos la mejor_ respondo. _Quiero que preparemos las siguientes cosas_.
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SIN SALIDA
Teen FictionFranco Rodríguez es un chico de diez años, estudia en el Colegio San Cayetano y está en el quinto grado de Primaria. Es tímido y se le es difícil abrirse a la hora de hacer amigos. No tiene a nadie, no habla con nadie. La soledad es su única compañí...