-Capitulo 15-

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Había pasado media hora y el salón estaba ardiendo. Traspiraba, y no de los nervios. La profesora había pedido a un alumno que abriera las ventanas para ventilar y a otro que encendiera los ventiladores.

En verdad era como estas en el infierno.

Todos estábamos acalorados, algo que me empezaba a poner nervioso porque en cualquier comento tenía que sacarme el buzo o la bufanda. Mientras sigo en mi novela, tranquilo y sin presión. Lo único que creía era que todo iba a estar bien.

_Franco_ me llama la profesora, al acercarse a mí.

_Si _ dejando el lápiz arriba de la hoja borrador.

Sabía exactamente lo que ella quería, pero no iba a darle el gusto, ni a ella. Ni a nadie.

_ ¿No te molesta lo que traes puesto? _ me pregunta. _Hace mucho calor _.

_Estoy bien, no se preocupe_ falseando sonrisa.

_Por favor Franco, necesito que te desabrigues_.

Me empecé a poner algo nervioso, no tenía que moverme, ni hacer ningún paso en falso. Palo se da vuelta al escucharme hablar con la profesora. No quería hacerlo, pase lo que pase tenía que hacerlo. Pero no delante de la profesora. Delante de todos.

_La bufanda la tengo desde ayer a la tarde_ respondo. _No me siento muy bien de la garganta_.

¿Se lo había creído? No lo sabía, pero de todas formas tenía que sacarme el suéter dejando que se vieran los moretones de mi muñeca hechos por Ezequiel.

Me pongo de pie, listo para destapar la verdad. Empiezo a sacarme el buzo, algo tengo, paso el cuello por el agujero, sin que se salga la bufanda. Me la saco y la cuelgo en la silla.

La profesora se asombra mientras cuelgo el buzo en el respaldo de mi silla.

_No puede ser_ mientras mis compañeros la seguían.

Todos me ven.

_ ¿Qué te paso Franco? _preocupada.

_ ¿Dónde? _ haciéndome el tonto. _ ¿Qué pasa? _.

_En tu muñeca_ dice Agustín.

Todos se levantan y se dirigen a mí a ver mi mano hinchada y algo moretoneada, como si fuese el encabezado de la nueva revista. Al ver mi muñeca, por el "Golpe en gimnasia" todos quedan muy shockeados.

Ezequiel, quien es el último en darse vuelta, me ve a los ojos, preocupado porque lo delate.

_ ¿Qué te pasó Franco? _ repite la profesora.

Todos empiezan a murmurar, yo no respondo. La profesora ordena que se asienten y se sienta a mi lado para hablar.

_Me golpee en gimnasia_ mirando a Ezequiel, quien al escucharme se me queda mirando.

_ ¿En gimnasia? _ me pregunta. _ ¿Cómo? _.

¿La VERDAD o La MENTIRA? Difícil elección.

_Me choque contra un compañero jugando al futbol y caímos al piso_ respondo. _Yo me doble la muñeca_.

_No parase haberse esguinzado_ analizándome.

Asiento.

_ ¿El profesor Fernando sabe de esto? _ me pregunta. _ ¿Tu madre? _.

_El profesor y mi madre saben lo que pasó_ respondo. _Pero le dije a el que no hable con ella, porque no quería problemas. Ella se preocupa mucho por mi_.

_No tuviste que haberlo escondido_ me dice. _Deja que hable con el profesor_.

En ese momento me quedo helado, por su respuesta y por la campana que recién sonaba.

_Puedes ir al recreo_ me dice ella. _Después hablaremos_.

En ese momento, se para y abre la puerta para que salgamos. Empiezo a caminar hasta que alguien me toma del hombro.

_ ¿Me cubriste? _me pregunta Ezequiel. _ ¿Por qué? _.

_Porque pensé en los demás, no en mi_ dejándolo inmóvil. _De todos modos, gracias por el dibujo, igual ahora vive en la basura_.

_ ¿Qué? _sin palabras.

_Ah, casi me olvido_ enfrentándolo una vez más. _Es COBARDE, con B de bruto y burro_.

Veo a Palo y me voy con ella. Al patio.

_No lo puedo creer_ me dice. _Pareció igual que una película de suspenso_.

_Ni me lo digas_ respondo.

_Por un momento me confundí _ riéndose, irónica. _Te convertiste en el por unos segundos_.

_ ¿Estás bien amigo? _me pregunta Agustín, poniéndose enfrente de mí. _ ¿Qué te pasó? _.

_Amigo, no es para que te preocupes enserio_.

_Está bien, no me voy a preocupar por un moretón con forma de mano en la muñeca de mi amigo. Genial_ irónico.

_No quiero que nadie nos escuche, prometo llamarte y contarte todo_ en sencillas palabras. _Enserio te lo prometo amigo_.

Me guiña el ojo, con una sonrisa entre dientes y se desvanece.

_ ¿Te diste cuenta de algo? _.

_ ¿De lo obvio o de lo que esperabas que pasara? _.

_Buen punto_ entre risas. _Cubriste a Ezequiel. Lo hiciste_.

_Se quedó asombrado al verme_.

_Enserio tuviste un muy buen gesto con él, se lo merecía_ sonriente.

_Palo, espero que no creas que lo hice por él. Porque... me da lástima_ suelto.

_Gracias por borrar este momento feliz_.

_ ¿Es enserio? _serio. _Lo hice porque se cuales son las consecuencias. Hablo con Fabiana, le cuento la verdad, ella se lo cuenta a la directora, reunión de padres. Mis papás contra el padre de Ezequiel, contra los padres de Lucas y Juan_.

_Fran_ tratando de calmarme.

_Y como cierre, Ezequiel echado del colegio por bullying, por todas sus malas conductas. Todo por mi_ cerrando la conversación. _Prefiero evitar toda esa movida, que todos se enteren de lo que me hizo, que mi familia lo sepa. Lo hago porque quiero, no porque crea que tengo que hacer algo bien por el_.

_ ¿Franco Rodríguez? _pregunta la preceptora, interrumpiéndonos.

_ ¿Sí? _ dudando por un momento.

_La directora te busca_ responde. _Necesito que me acompañes_.

_Está bien_ serio.

Franco Rodríguez, ¿Sos vos? ¿Quién era? Esa era la pregunta que tenía que hacerme, no tenía ni la mínima idea de lo que me estaba planteando. De un recreo al otro mi personalidad, mi forma de pensar y de creer las cosas había cambiado completamente, como puede lograr el mayor cambio con tan pocas palabras. Me sentía libre y cansado.

Pero en este momento me sentía algo presionado y nervioso a la vez, mientras caminaba junto con la preceptora. Subimos las escaleras hasta llegar a la dirección. Así como el viento soplaba en el otoño, mis nervios iban y venían. Iban y venían, todo porque no sabía lo que estaba por venir.

_Buenos días_ digo al entrar.

En una silla estaba sentada la directora, Cristina, y en frente de ella mi profesora Fabiana, quien me esperaba.

_ Tenemos que hablar con vos_ me dice la directora, después mira a mi profesora, señalándola con la mirada. _Fabiana_.

_Hablamos con Fernando_ empieza a decirme. _Nos dijo que ayer a la tarde no jugaste al fútbol _.

_ ¿Entonces? _.

_Es imposible que haya pasado eso _ mirándome a los ojos. _Por eso te llamamos_.

_ ¿Hay algo que quieras compartir? _me pregunta la directora. _No desconfiamos de vos. Pero creemos en Fernando_.

No respondo.

_Si no nos decís la verdad vamos a tener que llamar a tu madre_ me dice Fabiana, totalmente seria.

SIN SALIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora