Todos creen que pertenecer a un fandom es, relativamente sencillo. Pero no es así, y Leila lo sabe a la perfección.
||Obra de autoría mía. Prohibida la copia o adaptación||
—Muy bien, muy bien. Mateo, pon las rosas alrededor de la mesa, no en el centro, ¡alrededor! —Mandó Roberto, que en ese momento vestía un elegante traje color negro y púrpura.
—¡Ya entendí! ¡Deja de estar alterado! No es como si fueras a pedirle matrimonio —murmuró lo último con mal humor.
—¡Daniel! ¡Daniel! ¿¡Dónde están las gato-galletas!? ¡Necesito las gato-galletas! ¿Y el desayuno juntos? ¡Uff! —respiró y secó algunas gotas de sudor a pesar de que el no había hecho nada.
—Ya está, mi mamá apenas está haciendo los waffles, relájate amigo —comentó Daniel despreocupado, a pesar de que él también estaba nervioso, porque se suponía era el cupido de Roila, y no era un trabajo sencillo considerando que ambos amaban esa caricatura.
...
—Entonces, ¿por qué faltaste al instituto ayer? —preguntó Carolina que también era parte del plan.
—Me enfermé —mintió, mientras dejada de copiar en el cuaderno de inglés, para pasar al de física.
—¡Oh vamos, Leila! Ni tú te crees eso. ¡Incluso fuiste a clase con el chikunguña! Es imposible que haya sido eso.
—Pues es verdad, me enfermé mucho.
—¿Son asuntos del corazón? ¿Fue Roberto? Escuché que se había besado con Sarah o algo así.
—¿¡También Sarah!? ¡Primero Camila la pizza! ¿¡Y ahora Sarah!? —gritó alterada, casi rompiendo el lápiz.
—¡Acerté, enanita! ¡Fue Roberto! ¡Lo sabía! —afirmó con carita de que su OTP se había vuelto canon.
—Nyehg. ¡Ese feo no fue la razón! Fa-falté porque... mi... tío, por parte de papá. Su nombre era... Kevin, sí. Él se perdió en el bosque y entonces él tenía mi número y me llamó. Como buena sobrina, yo... fui a su rescate con mi lobo siberiano. Y estaba muy herido y, así. Yo lo curé y me tomó tanto tiempo que no... pude ir —despilfarró tantas palabras como pudo, pero no sonó convincente.
—Primero que todo: no tienes contactos con familiares paternos. Segundo: no tienes un lobo siberiano. Tercero: eres tan floja que dudo hayas hecho todo eso. En definitiva, la razón fue Roberto, estás enamorada~ —canturreó mientras hacía una cara muy idiota.
—¡Qué no! Él no me gusta. Es solo... solo que... me preocupo por él. No quiero que ande de casanova por ahí —respondió con sinceridad mientras tomaba una regla y golpeaba a Carolina.
—¡Por eso! Quieres que sea todo tuyo, y yo te tengo la solución.
—¿Eh? A... ¿A qué te refieres?
Carolina sacó un walkie talkie de su bolsillo susurró un par de cosas y luego tomó de la mano a Leila para llevarla a su habitación.
—Ponte este vestido, rápido —Señaló un vestido que había sobre la cama.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Sin preguntas... tú ya eres... —Leyó algo de su antebrazo— tú ya eres la respuesta.
Era cierto que Leila no comprendía nada de lo que estaba sucediendo, dudaba que la fueran a asesinar así que se puso el vestido que era muy similar al de Rose, pero púrpura.
En definitiva, esa tarde sería muy muy extraña.
[~]
Hooolaaa, aquí yo, B-Diamond con este capítulo. Ya veo yo que sospechan más o menos 7u7
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