Diecisiete.

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Luego de que Leila se hubiera puesto el vestido de origen desconocido, Carolina intentó peinarla, pero no sucedió. Leila no quiso y su cabello enmarañado fue lo único que quedó.

La madre de Carolina, las llevó a ambas hasta un pequeño parque; para ese momento el cielo ya se estaba oscureciendo.

—Caro, me siento incómoda. ¿Cuánto hay que esperar? ¡Quiero dormir! —se quejó la peli-violeta mientras se rascaba en distintas partes de su torso.

—Quince minutos más.

—Dijiste eso hace media hora. Ya no quiero estar aquí, quiero ir a mi casa y sufrir con dignidad.

En ese momento, Mateo llegó agitado con una bolsa en sus manos.

—Uff, aquí está. Lamento haber tardado.

Carolina no respondió y Leila no preguntó nada. De la bolsa sacaron una hermosa diadema de flores para Leila y unos tenis violeta.

—Está bien, dile que procederemos al siguiente paso —impuso Carolina mientras se agachaba y le ponía los tenis a Leila.

—¿Sabes por qué no me opongo? —preguntó de repente Leila.

—¿Por qué?

—Porque si no, tú me obligarías a golpes —carcajeó.

—Vamos —respondió sin importarle el comentario de la morena.

Luego de que caminaran por lo menos cinco minutos llegaron a un sitio despejado, habían varios árboles, pétalos de rosa en el suelo y varias velitas iluminando la noche.

Había una mesa en el centro con una hilera de rosas a su alrededor. De la nada, empezó a sonar en el ambiente la melodía de What can I do for you? Y entonces a Leila solo se le pudo ocurrir una persona.

Roberto.

—Leila... lo ¿lamento? —Roberto salió de la nada con su traje de galán , y Carolina desapareció.

No supo qué hacer, ni como reaccionar, ¿por qué Roberto hacía todo eso?

—¿Qué es todo esto Roberto? ¿Por qué haces esto? —preguntó seria como jamás se le había visto.

—Mira... —respiró, y luego continuó—, sé que lo de hace unos días fue extraño. Pero... se suponía que yo te lo diría sin eso. Pero papá insistió en que esa era la mejor forma, y lo hice, pero no funcionó. Y de verdad lo siento, yo no quise hacer eso.

El ambiente era incómodo entre los dos chicos, y no solo entre ellos, sino también en Carolina, Mateo y Laura que espiaban detrás de unos arbustos.

—Bueno, acepto tus disculpas. Igual, creo que hacer todo esto para pedir perdón es demasiado, ¿no crees? —Roberto negó con la cabeza e hizo que Leila tomara asiento.

—¡Desayuno juntos! —gritó a la nada, y de esa misma forma apareció un hombre robusto vestido de mayordomo con dos bandejas.

—¿Cuánto dinero gastaste en esto Roberto? —preguntó Leila asombrada por la cantidad de cosas que habían allí.

—Ahh, no es nada. Papá trabaja en una empresa y le pagan muy bien. Además la mamá de Daniel se ofreció para cocinar.

—¿¡Daniel!? —gritó con la boca llena de crema.

—Sí. Lo importante es que tú ya me disculpaste. ¿Te  apetecen  gato-galletas?

—Oh por supuesto, señorito Roberto multimillonario.

Roberto sonrió, y prosiguió con la velada. Todo iba bien, comían, reían y contaban chistes de Steven. Sí, era muy bueno el ambiente, pero Roberto sabía que muy pronto podría volverlo un tanto... ¿incómodo? Sí, esa es la palabra.

Notó como Leila estaba tranquila, con la idea de que eso era solo para pedir disculpas, ¡era tan ingenua!

La diadema de flores le daba un toque fresco, y los tenis uno más deportivo lo que la hacía lucir espectacular, Roberto sentía que se enamoraba más y más con tan solo verla. Esos pequeños gestos de ella; la forma en que arrugaba su nariz cuando algo no le gustaba, o cuando cerraba los ojos  mienteas sonreía, el como jugaba con sus manos cuando estaba concentrada y como enseñaba la lengua cuando discutía. Oh sí, el había caído hasta el fondo con Leila.

—¿Qué tanto miras Roberto? ¡No te daré el resto de mi malteada de chocolate! Sabes que no comparto...

—Es solo... que pensaba en lo mucho que me gustas, solo eso. No quiero tu malteada —habló, y trató de sonar sin nerviosismo a pesar de que se moría por saber la respuesta de Leila.

—Uhh, Roberto... menos mal no quieres mi malteada, porque estaba a punto de quitarte la tuya.

Mateo, Carolina, Daniel, Laura y por sobre todo Roberto quedaron como poker face  ante la respuesta de la morena.

¿Acaso podía ser más lenta?

[…]
 
Heeeeey, chicos.
Lamento haber tardado tanto en subir, pero tuve unos problemas que no me dejaron escribir. Supongo que ahora está bien :v
Les recomiendo leer mi blog xD solo quería uno xD
Espero lo hayan disfrutado.

Los ama
—BD.

Ser Fan De Steven Universe No Es Fácil ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora