Siete.

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Era la doceava vuelta que daba a esa enorme, ENORME, cancha de fútbol. Era la clase de educación física, y ella no era muy buena para eso.

—Profe, tenga piedad, por... favor —jadeó frente a la cruel maestra. Su respiración estaba agitada, y su cabello violeta estaba pegado en su frente gracias al sudor. Su camiseta también estaba empapada en sudor.

—Tres vueltas más. Tienes quince años, corre quince vueltas —determinó y tocó con fuerza el silbato.

Con un horrible gesto, intentó seguir corriendo. Todos ya habían terminado sus vueltas, pero ella era muy muy mala para correr.

Roberto, Daniel y Mateo trataban de darle ánimos, para que terminara de correr, pero no parecía funcionar.

De un momento a otro, Leila dejó de correr y cayó al suelo desplomada como un saco de papas. Todos corrieron hacia ella con el pensamiento de que se había desmayado, pero cuando llegaron vieron como Leila estaba sonriendo de una manera demoníaca.

—¿Pensaron que me había desmayado? ¡Pues no! ¡Leila Jaramillo nunca se rinde, y por supuesto que nunca se desmaya!

Se levantó y continuó trotando mientras cantaba a todo pulmón el intro. Nadie, pero nadie, es que ni siquiera Roberto que se suponía que la entendía un poquito, entendió la situación.

Cuando terminó de cantar, Leila cayó de nuevo, pero esta vez de una manera más brusca. En ese momento corrieron hacia ella de nuevo, esperando que fuera otra broma.

—Creo que sí se desmayó —comentó Mateo, acercándose a Leila.

—¡Sangre! ¡Está saliendo sangre! —gritó Daniel refugiándose detrás de la profesora.

Leila se había desmayado, pero por lo menos había terminado de cantar el intro.

[~]

Hey! Como están hermosuras? Espero que muy muy bien, eh.
Capítulo de compensación por demorarme tanto (?

En todo caso, feliz lunes.
Con amor.
-BD

Ser Fan De Steven Universe No Es Fácil ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora