Leila tomó una bocanada de aire. Ya había llegado el día en que se irían de su preciada ciudad natal, y era claro que le dolía dejar todo lo que conocía atrás; pero debía ser madura, tal y como era Steven de maduro respecto a Rose.
No quiso despedirse de Roberto, tan solo le dejó un mensaje y el comprendió. Sabían que si se veían no iban a poder despedirse realmente.
Eran cuatro horas de viaje hasta la nueva ciudad en auto.
—¿Segura que guardaste todo limoncito? —preguntó Antonio, dando un vistaso atrás.
—Ya lo empaqué todo. Estoy segura —respondió, en sus manos tenía su celular y sus audífonos, lista para escuchar música durante todo el viaje.
—Vale. ¿Enserio no te vas a despedir de Roberto?
—No. No quiero. Igual él irá a visitarme.
Los tres subieron al auto de Antonio, siguiendo al camión de la mudanza que llevaba la delantera.
Ya había pasado hora y media de viaje, estaba escuchando Here comes a thought, entre dormida, con una respiración tan tranquila como la canción, cuando el auto frenó de repente haciendo que Leila chocara contra los asientos de enfrente.
—¡Sostén mis rocas! —chilló, sentándose otra vez—. Antonio papá, ¿pero qué acaba de pasar?
—El camión se detuvo, no sé.
—¿Se le acabó la gasolina? —supuso Laura, también se notaba nerviosa.
Los tres vieron como el conductor se bajaba de su camión y se dirigía hacia ellos. Era alto, musculoso y con el cabello corto, de tez morena.
—Lamento decirles que se pinchó la llanta, y no tengo repuestos —habló y su grave voz hizo que se erizaran los vellos de Leila. Era tenebroso.
—¿No puedes llamar a alguien? —preguntó Antonio.
—Eso voy a hacer. Pero va a tardar. Si quiere pueden continuar…
—No, no sé el camino. Tengo que esperarlo a usted —habló Antonio.
(…)
Pasaron dos horas, ¡dos horas!
Leila casi muere por el calor, el aire acondicionado no era suficiente.
Por fin emprendieron camino otra vez, iba comiendo doritos con agua (lapidot ¬u¬), y escuchando Stronger than you.
—Lo-o-o-o-ve… nanana… stronger than you —tarareó con la boca llena. De un momento a otro decidió mirar hacia la ventana.
Vio enormes edificios, árboles, pero hubo algo que llamó su atención de entre todas las cosas.
—¡ALTO! ¡STOP! ¡PAREN EL CARRO! —gritó afanada, haciendo que Antonio detuviera el auto en seco de nuevo. Se chocó contra los asientos otra vez, pero no le importó.
—¿Qué sucede?
Leila hizo caso omiso a los llamados de Antonio y Laura, y se bajó del carro con afán. Cruzó la calle a pesar del peligro y llegó hasta lo que había visto.
Un cachorro.
¿Quién sería el hijo de Aquamarine que dejó al pobrecito indefenso? Lo mataría si lo llegaba a descubrir.
—¿Me lo puedo quedar? —preguntó al sentir la presencia de Antonio y Laura tras suyo—. Es lo menos que pueden hacer por mudarse sin decirme nada —Usó la situación a su favor.
—Ni modo —dijeron Antonio y Laura al unísono.
Leila se quitó la camisa que traía puesta (cosa que quería hacer desde hace rato) y tomó al cachorro con ella. De vuelta en el auto Leila miró al perrito.
—Cielos, perdimos al camión —bramó Antonio.
—¿Debería ponerle León? O sino, ¿perrocóptero? Que dilema.
[…]
Por fin!!
Casi que no termino esto. Les cuento. Yo también acabo de mudarme, y mejor dicho, la situación está complicada, por eso tardé tanto en actualizar. Puede que tengan que esperar otro poco para el próximo capítulo, hasta que organice todo aquí en mi nueva ciudad y todas las vueltas.
Nos vemos pronto.
Los amo 💖
-BD.
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Ser Fan De Steven Universe No Es Fácil ©
FanfictionTodos creen que pertenecer a un fandom es, relativamente sencillo. Pero no es así, y Leila lo sabe a la perfección. ||Obra de autoría mía. Prohibida la copia o adaptación||