Treinta y tres [Final]

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Al abrir sus ojos, casi queda ciega por lo iluminada que estaba la habitación. Le dolía la cabeza y el pecho por alguna razón.

Y entonces se percató de que no estaba en su cuarto. Eso la preocupó y sintió la necesidad de huir del lugar, pero pronto, una enfermera entró.

—¡Oh! ¡Despertaste! —exclamó con los ojos abiertos. Leila la miró confundida.

—¿Desperté? ¿Qué sucedió? No recuerdo nada...

—Está bien, no te preocupes cariño. Llamaré al doctor y a tus padres. Vas a estar bien.

La enfermera la dejó sola, y entonces Leila notó el yeso en su pierna y las vendas en su cabeza. ¿Qué rayos había sucedido? No era capaz de recordar nada; lo único que podía recordar era una luz brillante y un escandaloso ruido.

Cinco minutos después un doctor viejo entró y la saludó.

—¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? —le preguntó. El doctor estaba revisando algo en una tablet mientras le daba un vistazo a sus signos vitales.

—Todo me duele... Pero quiero saber cómo llegué aquí —exigió. No fue capaz de sentarse aunque lo intentó; sentía como si hubiera sido arrollada por un camión.

—Ya te diré, pero primero, ¿me dirías que día es hoy? ¿La fecha?

Leila frunció el ceño mientras intentaba recordar.

—Ah... ¿Tres de mayo? —dijo al azar.

—¿De qué año?

—¿2013? No sé... No recuerdo.

El doctor hizo un ruido extraño y se fue. Leila aprovechó ese momento a solas para intentar recordar en qué momento sus boobies habían crecido tanto. Y tampoco recordaba haberse teñido el cabello.

—¡LEILA! —Era el inconfundible chillido de su madre, quien entró a la habitación como un huracán y se abalanzó sobre ella. Le dolió un poco.

—Mami... ¿Qué pasó? —preguntó por enésima vez, cansada de no haber recibido respuesta.

—¿No recuerdas? —Leila negó con la cabeza—. Te atropelló un auto y quedaste en coma; desde hace dos semanas.

—¿Qué?

—Estaba tan emocionada cuando me dijeron que despertaste que todavía no le he dicho a Antonio ni a Roberto. Los llamaré luego.

Leila solo asintió, más confundida. Sentía que algo estaba fuera de lugar. Algo estaba mal.

—Eh... Mamá, ¿quiénes?

—¿Quiénes qué? —replicó mientras sacaba su teléfono celular.

—¿Quiénes son Antonio y Roberto?

***

Aunque le había costado llegar, Roberto estaba junto a Laura y Antonio, mientras el doctor les decía el diagnóstico.

—Parece ser amnesia temporal debido al shock. Estará bien. Le daremos el alta mañana, mientras nos aseguramos que todo esté en orden.

—Espera, espera... ¿Nos dices que Leila no nos recuerda?

—Eso acabé de decir —replicó el doctor—. Si después de una semana no ha recordado nada, tráiganla a consulta.

Roberto no sabía como sentirse. El hecho de que Leila no lo recordara era un asunto con el cual él no podía lidiar.

—No apresuren el proceso —pidió el doctor—, será mejor si sus recuerdos regresan paulatinamente. 

Todos asintieron, sin saber qué decir.

***

—Cariño, te traje tu camisa favorita —dijo Laura, ayudando a Leila a cambiarse. Le acababan de dar el alta y ya podía regresar a casa.

Laura le entregó la camisa de Mr. Universe y Leila la miró confundida.

—¿Dónde compraste esto mamá?

—Tú lo compraste —respondió—, por internet. Morías por tenerla.

—Tampoco recuerdo eso —murmuró con pesar mientras se la ponía.

—¿No recuerdas a Steven? —preguntó Laura sorprendida. Su hija pudo olvidar muchas cosas pero Steven no podía ser una de ellas.

—¿Cuál Steven?

—¡Steven Universe! Tu serie favorita, Leila.

—Tampoco recuerdo eso —afirmó —, aunque supongo que no es tan importante como recordar a Antonio y a...

—Roberto —Completó Laura con pesar.

—Eso, Roberto.

¿Cómo puede Leila Jaramillo ser Leila Jaramillo sin Steven? Sonaba como algo imposible. No se suponía que Leila olvidara a Steven; no se suponía que Leila olvidara a Roberto y a Antonio; no se suponía que Leila hubiera estado en ese accidente.

Y, por sobre todas las cosas, no se suponía que el bastardo que provocó todo eso hubiera desaparecido como si nada.

***
¿Buenas? ¿Hay alguien por allí? Uff, hay muchas telarañas en esta cuenta. No quiero alargar esta nota, así que la razón por la que estuve desaparecida tanto tiempo se encuentra en mi perfil. Lamento si hay alguien enojado por allí ☹️.

Ahora, continuando con la historia, este es en capítulo final. Falta el epílogo. Y entonces daríamos inicio al segundo libro de esta trilogía: Manual: ¿Cómo ser Steventusiasta? (Y no morir en el intento)

Espero que excusen mi ausencia, pero quiero que sepan que no hubo ni un momento en el cual no quise regresar. Los extrañé demasiado.

Los ama.
-BD.

Ser Fan De Steven Universe No Es Fácil ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora