Epílogo

729 94 22
                                    

Leila no terminaba de digerir el hecho de que su madre se había casado con otra persona. El tipo era amable y todo, pero seguía siendo extraño. Sin mencionar el hecho de que le decía limoncito. Era extraño.

Tampoco entendía al otro moreno. El que se suponía, era su novio. Era extraño no recordar nada de eso.

Los cuatro iban de camino a casa. O al menos, la casa de la antigua Leila. Ella no recordaba para nada, haber vivido en ese lugar alguna vez.

Un enorme y aterrorizante perro se lanzó sobre ella en el momento que entró. Tuvo que contener su chillido de terror.

—Solo es Sugar. Ha estado con nosotros por un año y de seguro que te ha extrañado —le dijo Laura dándole una pequeña caricia al perro que lanzó un ladrido, al parecer, de felicidad.

Cuando entró, vio un enorme cartel de bienvenida. Había comida y dulces y más cosas sobre la serie que ya no recordaba. Decidió no decir nada, no quería arruinar el ambiente.

—Estas te gustaban mucho —El chico moreno de cabello rizado habló bajito, como si estuviera más asustado que ella misma. Le entregó una galleta de helado en forma de gato en las manos—. Gato-galletas.

Ella le dio una pequeña sonrisa antes de comer el dulce. Sabía bien, al menos.

—Por el momento estarás descansando, no puedes ir a la universidad si no recuerdas nada —dijo Antonio.

—¿Estoy en la universidad?

—Sí, cariño. Estudias arquitectura y te va muy bien. Pero no puedes ir así; tienes que descansar —indicó Laura, acariciando su cabello.

—Claro —Fue lo único que dijo—. Quiero dormir, ¿dónde queda mi habitación?

Laura la llevó hasta su habitación, le dio un beso en la mejilla y la dejó sola.

No podía creer que esa era su habitación. Todo tenía algo sobre esa extraña serie.

Sus cobijas, docenas de pósteres y dibujos firmados con su nombre. Todo sobre esa caricatura. Se sentía algo abrumada.

—¿Puedo pasar? —dijo el chico después de tocar la puerta. Leila le abrió.

Leila se sentó en la cama y lo miró.

—¿Cómo nos conocimos? —Se atrevió a preguntar. Tenía mucha curiosidad.

Roberto se sentó en el borde de la cama con una sonrisa.

—Estaba en el patio cuando me viste y me hablaste. Tenías el cabello violeta en ese entonces; entonces viste que tenía un cuaderno de Peridot, un personaje de Steven, y te hiciste mi amiga. Luego me confesé y nos hicimos novios. Llevamos tres años.

—Vaya. Mucho tiempo.

—Sí —dijo el chico.

Hubo un silencio en el cual solo se miraron; y entonces Roberto se acercó y le acarició el rostro. Con ternura y cuidado.

—No te preocupes Leila —dijo—, te ayudaré a recordar todo. A mí, Antonio y... Steven.

—¿De verdad esa serie era tan importante?

—Es una parte de ti —respondió con una sonrisa—. Y la recuperarás, no te preocupes. Estaremos aquí.

Los dos se abrazaron. Y solo restaba esperar.

[•••]
Bueno chicos, este es el primer libro. De verdad que tomó mucho tiempo terminarlo :v
Ya pronto empezaré con el segundo libro. En cuanto termine el semestre.
Que tengan una linda semana.

Los ama.
-BD.

Ser Fan De Steven Universe No Es Fácil ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora