Leila sin siquiera haberse percatado de la confesión de Roberto siguió concentrada en su malteada de chocolate para luego tomar la de vainilla que pertenecía a Roberto.
—Leila... ¿acaso escuchaste lo que acabo de decir? —preguntó con la leve esperanza de no tener que decirlo de nuevo, era demasiado vergonzoso sabiendo que los estaban espiando.
—Eh... ¿sí? Escuché que no querías mi malteada, así que eso es bueno. Y sobre eso de gustarte... pues... —Sorbió más fuerte la malteada—, supongo que tú también... ya-ya sabes. Tú también me gustas —susurró tan bajito que no se escuchó nada. Roberto tampoco había escuchado y estaba confundido, ¿si había entendido?
—¿Qué has dicho? —Su rostro de confusión era adorable, tanto que Leila no pudo evitar reír un poco aún con la malteada en sus manos.
—¿No has escuchado? ¡Esto es tonto! ¡Vamos al grano y seamos novios! —gritó con las mejillas enrojecidas y el corazón latiendo a mil.
Ambos se quedaron en silencio, tan solo se escuchaban algunos murmullos y grillos.
De 'la nada', salió Carolina y gritó.
—¡Solo di que sí! —Lo había leído también de su brazo, aunque se suponía que eso se lo diría a Leila, no a Roberto.
...
Dos semanas después
—Nope, nope, nope. ¡Mamá! ¿Y mi camisa del señor Universe? ¡No la encuentro!
—Acabo de dejarlo en tu armario. Es imposible que no esté ahí —afirmó Laura entrando a la habitación.
—Pues no está. Ya la busqué y busqué... y... bus... qué —se calló cuando su mamá le puso la camisa sobre la cama.
—¿Ves? ¡No sabes buscar!
—¿Acaso hiciste un pacto con Bill Cipher? ¡Es imposible que hagas aparecer todo! —expresó mientras se colocaba la camiseta y se ponía luego sus tenis.
—¿A qué horas llegas? Dile a Roberto que su papá llamó y dijo que no olvidara comprar la corbata azul disque para una conferencia y yo no sé qué. Y compra un pote de helado de menta, ¡quiero helado! —Su madre salió de la habitación saboreando el helado de forma mental.
—Madres... —Negó Leila con la cabeza mientras reía y salía de su casa.
Cuando salió Roberto ya estaba allí, vestido con una sudadera negra y unos vaqueros. Se veía genial, con el fondo de la lluvia cayendo.
—Leila... ¡Está lloviendo! —Sonrió Roberto y fue a abrazarla. Ya llevaban dos semanas juntos, y nada mayor a abrazos habían sucedido.
—El suegro llamó. Dijo que le compraras la corbata azul y yo no sé qué.
—Vale. Tiene una conferencia el lunes sobre un nuevo producto de esa empresa, o algo así. Pero primero... tenemos que ir al cine, ¿quieres invitar a alguien? —preguntó con amabilidad mientras entrelazaba sus manos y emprendía marcha.
—No-no. ¿Por qué tengo que invitar a alguien? Solo somos tú y yo —repuso mientras hacía un puchero muy gracioso.
—¿Tú y yo? ¿Como estás tan segura de ello? Puedo invitar a alguien en cualquier momento —bromeó y le dio leve apretoncito en la mano.
—¡No! Porque tú eres mío. Mío de mí. De ser mío. De yo, de mí. Solo mío. Mío, mío, mío —masculló cerca al rostro de Roberto.
—¿Desde... cu-cuando? —cuestionó sonrojado.
—No sé. Pero eso es cierto, ¿o lo niegas?
Roberto no respondió. Estaba tan avergonzado con las afirmaciones de Leila que corrió avergonzado hasta la lluvia.
—¡Roberto! ¡¿Lo niegas?! Ave María, yisuz. Este niño —Corrió hacia él. Pero él seguía corriendo mientras reía un poco.
Ah... esos pequeños novatos.
[...]
Hooolaaaaaaaa! CHICOS!
Sé que me ausenté bastante y eso, estuve un poco enferma y no tenía los ánimos para escribir. Buano, no tengo excusa de todas formas :/Lo siento, chicos.
Espero que les haya gustado bastante y se hayan reído c:
Los ama, con amor apasionante.
-BD.
(Imagen de consolación, y al mismo tiempo imagen de lo que quiero para mi cumpleaños :v ¡No pierdo las esperanzas!)
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Ser Fan De Steven Universe No Es Fácil ©
FanfictionTodos creen que pertenecer a un fandom es, relativamente sencillo. Pero no es así, y Leila lo sabe a la perfección. ||Obra de autoría mía. Prohibida la copia o adaptación||