seis

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Nuestra última noche en el campamento hicimos una pequeña travesura con la cabras flaites, que al final eran wena onda. La que era chistosa fue la que me empujó a la piscina, me pidió perdón unas 500 veces, así que como no soy taaan rencorosa, la perdoné.

La travesura fue asustar a todos.

La flaite uno se maquilló como muerta. La flaite dos como zombi. La Feña como sombra, vistiéndose toda de negro y con un pasamontañas. Según yo, parecía más ladrona que sombra, pero ella siguió insistiendo en que era una sombra. Yo me pitié una sábana sin querer queriendo. Quería ser un fantasma con la sábana, pero no veía ni una hueá, así que le corté dos hoyos que simulaban ojos.

Partimos por nuestra cabaña... Las primeras víctimas fueron las cabras simpáticas. Y la primera asustadora fue la Feña. Nos creíamos Monster Inc. y hueás. Cuando la Fernanda aceptó que parecía más ladrona que sombra quiso un arma, pera era imposible que nos consiguiéramos una pistola de juguete, así que mi amiga sacó un cuchillo de la cocina.

Entramos las cuatro a la pieza y nos escondimos en un rincón. La flaite dos, la chistosa, empezó a grabar con el celular. La Feña comenzó su broma prendiendo la luz de un golpe.

─ ¡Asalto! ─gritó mi mejora─. ¡Levanten las manos! ¡Pasen las moneas!

Se escucharon gritos y súplicas. Segundos después la Feña se cagó de la risa y todas nos contagiamos.

Las otras víctimas fueron unas cabras con las que con cuea nos saludábamos. La flaite uno de muerta, las asustó, pero no resultó mucho, porque la cacharon al toque.

Después a la flaite dos se le ocurrió asustar a las abuelitas, pero no la dejamos porque era peligroso po, así que fue a asustar a la profe de baile entretenido, que era joven igual. La profe al principio llegó a saltar, pero después cachó que era la flaite dos po, y se cagó de la risa.

Después fue mi turno... Mi víctima fue el Santiago.

Empecé tirando una botella de agua que tenía en el velador. Él se movió un poco, pero seguía raja. Después abrí la cortina y sonó, pero el Santi solo se dio vuelta y siguió durmiendo. Sueño pesado, quién como él... Las cabras me estaba apurando con susurros, así que volví a tirar la botella y al segundo después grité:

─ ¡BUUUUUUUUUUU!

El Santiago no abrió los ojos, pero se empezó a reír y caché al tiro que nunca estuvo durmiendo.

Me saqué la sábana y mi pelo quedó con frizz eléctrico.

─ ¡Se suponía que teníai que asustarte! ─le reclamé cruzándome de brazos.

─ ¿No te bastó con el sustito de la tarde? ─me preguntó con una sonrisa.

Las cabras salieron del escondite diciendo "buuu" también, pero el Santiago no se asustó, se rió nomás.

─ ¿Ustedes creen que no escuché sus gritos? ─preguntó lo obvio─. Me despertaron denante.

─ ¡Fue idea de la Clara! ─me acusó la flaite uno.

La flaite dos y la Feña la apoyaron. Yo reclamé pero el Santi no me creyó.

─Clara, te tiraría a la piscina por asustarme, pero después tendría que rescatarte de nuevo y no me quiero mojar ─bromeó él.

─Alguna ventaja que tenga no saber nadar ─me reí.

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Llegamos a nuestras casas como a las una de la tarde. Temprano.

Mi hermana estaba trabajando. Mi mamá tenía libre, así que con mi tía me estaban preparado mi comida favorita, pizza casera. Debería ahogarme más seguido pa' comer rico.

Les conté todo lo que había hecho y las amigas nuevas que nos hicimos con la Feña. Invité a mi mejora a comer porque me dijo que su mami estaba cocinando patas de chancho. ¿Qué chucha? ¿Las patas de chancho se comen?

Invité al Maxi también. Mi mamá le había contao que me ahogué, así que mi mejor amigo estaba súper preocupao por mí. Hasta me dijo que me iba a acompañar a comprar ropa cuando quisiera, cosa que él odia hacer.

No sabía nada del Vicho eso sí. Pero preferí no pensar en eso.

En la tarde había zumba, así que con la Feña partimos, obvi.

Le pasamos la luca al Santiago, pero él no quiso aceptar la mía.

─Clase gratis para ti hoy ─me devolvió la luca.

─ ¡Cómo se te ocurre! No, toma ─se la pasé.

─Ya, mira, hagamos algo. Con esta luca invítame a tomar helado y yo la guardo ─propuso.

¿Qué lo invite a tomar helado? ¡Conchetumare!

─Eh... Dale ─le sonreí.

Terminó la clase y con la Feñanos fuimos nomás, o sea nos despedimos del Santiago, pero no nos quedamos hablando con él, porque estaban esas maracas que lo ayudan a guardar las cosas. Qué bueno que ellas nos fueron al campamento eso sí.

Cuando llegué a mi casa, mi hermana me tenía un regalo. Puta que estaba regalá. Definitivamente me tenía que ahogar más seguido.

¡Era una polera terrible de linda, y un labial nude!

La abracé y la llené de besos. Tenía la mejor hermana del mundo, hueón. Mientras la Celeste iba a echar la corta al baño, revisé mi celular.

¡Tenía un mensaje en Facebook, conchetumare! Inmediatamente pensé en el Vicho. Lo revisé con el corazón en la garganta, y pa' peor, el Wi-Fi empezó a fallar. ¡Puta, la hueá lenta!

Cuando cargó como que igual me desilusioné, pero se abrió otra esperanza, ya que el mensaje era del Santiago.

Santiago ZF Echeverría: ¿Y para cuándo la invitación a tomar helado, Clarita?:( Mañana va a hacer calorsh, dicen...

¿KHÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ? ¡CONCHETUMARE JDFCKSLFSKLF!

Andai puro zumbandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora