cuatro

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La hueá de campamento no era estilo Camp Rock, hueón. Ni tampoco de carpas, una fogata y marshmallows quemados. Eran como medias aguas en una parcela, que por lo menos tenía piscina y bosque. No se podían esperar lujos de una actividad gratuita.

Señal sí había, Wi-Fi nica. Tenía 3G, pero mi queridísima vecina y mejor amiga, me escondió el celular, y aunque lo busqué en todas sus hueás, no lo encontré. Seguramente debía tenerlo escondido en las pechugas.

El primer día nos acomodamos en la media agua y tuvimos que compartir una pieza con dos camarotes, con unas hueonas terribles flaites. Conectaron un celular a un parlante, así que seguramente hasta en mi casa se escuchaba Farruko. Y pa' qué omitir que ocuparon todo el clóset que había pa' las cuatro, ellas solas. Igual ni cagando iba a dejar mis hueás ahí, se iban a quedar en el bolsito nomás.

Después de elegir pieza y acomodar las cosas, todas partimos a la piscina. Con la Feña nos mojamos las puras patas porque íbamos a tener que esperar caleta pa' ducharnos después porque la media agua tenía una pura ducha.

Una profe de zumba, como de 40 y tantos años, motivó a las viejas a hacer zumba acuática y empezó a saltar agua por doquier, así que con mi amiga nos fuimos a echar a la sombra, debajo de un árbol.

─ ¿Por qué no están participando en la zumba acuática? ─una voz masculina sensual preguntó.

Era del Santiago, obvi. Me asustó caleta, llegué a saltar, porque estaba con lentes y los ojos cerraos.

─Porque hay una sola ducha por cabaña ─le respondió la Feña.

─Pero no se preocupen por eso, allá ─señaló una hueá rara─, hay duchas. Y también hay en la cabaña de profes otra disponible po.

─ ¡Aaah! Mañana nos bañamos entonces ─le dijo mi amiga.

─Sí ─afirmé─. Mañana, porque venimos recién llegando...

─Vale. Igual después van a haber más actividades. Ojalá participen.

─Demás ─la Fernanda respondió de nuevo.

Él nos sonrió y se fue a hablar con las otras profes de zumba que observaban la clase.

─Nos quiere ver en bikini ─me comentó mi amiga.

Me reí.

─ ¿Por qué lo decí?

─Porque hay más viejas que no se están bañando y nos preguntó a nosotras nomás por qué no nos estábamos bañando. Ojalá se saque la polera. Quiero ver su six pack.

─Si lo llegara a mostrar, las viejitas se lo violarían en un dos por tres.

─Me considero viejita entonces ─la Feña se puso los lentes y se volvió a recostar─. ¿Tú no?

Con el two pack del Vicho me conformaba. Two pack por sus dos rollitos... Es broma. El Vicho tenía marcadito su abdomen igual. Quizás no exageradamente, pero estaba trabajando en eso.

─También me considero viejita ─le respondí finalmente.

Pasaron unos minutos en silencio.

─Oye, amiga ─me habló la Feña─. Te echo de menos...

Le iba a preguntar qué hueá estaba hablando, si estaba al lado de ella, pero agregó:

─A la antigua tú...

─ ¿Qué onda? Si soy la misma de siempre, Fernanda.

─No, te estai poniendo hueona, Clara. Desde que terminaste con el Vicente que andai así. A mí me cae súper bien él, tú sabí, pero su pololeo ya era, supéralo de una puta vez.

Andai puro zumbandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora