veinticuatro

3K 220 45
                                    

Mi corazón se rompió en caleta de pedacitos. No me molestaba el hecho de que hablara con una mina, me molestaba el hecho de que hablara con dos siendo que recientemente habíamos terminado.

¿Y desde cuándo hablaba con esas minas?

Me daba rabia que hace un par de días nomás habíamos terminado y ya hablaba con hueonas.

Tení mucho que aprender de los hombres ─me había dicho la Celeste una vez.

─Me quiero ir ─le dije al Maxi.

─Ya, vayámonos.

─Clara, ¡te escapaste! ─la Scarlette me dijo. Justo venía entrando a la casa del Juan.

─Sí, pero ya me voy ─le dije.

─ ¿Qué? ¿Por qué?

─No me gustó el ambiente.

─ ¡Stop! No te escapaste pa' irte al tiro. ¿Cierto, Max?

Mi amigo se encogió de hombros.

─Si ella no quiere estar acá no la podemos obligar ─le dijo.

─Sí podemos. Quédate po, Clara.

La pensé un poco.

─Un rato nomás ─insistió de nuevo.

Terminé aceptando y después estaba con una cerveza en la mano conversando con la Scarlette porque mi mejor amigo me había abandonao. No, mentira, yo le di permiso pa' que fuera a hacer vida social.

─Se nota que el Vicho no está ni ahí con esas minas.

La voz de mi nueva compañía me sacó de mis pensamientos.

─ ¿Tú creí, Scarlette?

Ella asintió y tomó un sorbo de cerveza.

─Me tinca que le hiciste algo.

─Lo cagué.

─Tenía la leve sospecha de que era eso. ¿Con quién? ¿Un mino rico?

─No vai a creer con quién.

─Un viejo de ochenta años.

Me reí.

─Menos de ochenta.

─ ¿Un mino viejo? ─preguntó abriendo los ojos.

─No, viejo no. Mayor. Fue... con el profe nuevo de educación física.

─ ¡Ufff! ─se echó aire con una mano como si tuviera calor─. ¿Cómo la hiciste? ¡Master!

─No puedo decirte, es una metodología secreta.

─ ¡Yiaaa! ¿Y cuándo fue? ¿Hace poco?

─Hace caleta. En el verano.

─Ah, ¿o sea que se conocían?

Asentí.

No le iba a contar que era mi profe de zumba porque ir a zumba era uno de mis mayores secretos.

─Debimos ser amigas desde antes, Clara.

─Tenemos todo cuarto y toda la vida todavía.

─Hay que aprovecharlo a concho entonces. Cachai que tengo una historia parecida a la tuya. Me comí a un hueón de treinta.

─ ¿La dura?

─Sí. Y el hueón tenía una hija. Pero puta, lo pasábamos la raja, sobre todo en la cama.

Andai puro zumbandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora