Cualquier cosa, salí contigo ─whatsapié a mi mejor amigo, el Maxi.
Me pinté el hocico con mi nuevo rouge nude y le avisé a mi tía que iba a salir, ya que mi mamá no estaba.
─Ya ─me respondió.
Estaba ocupada con sus cosas esotéricas. Estaba haciendo un sahumerio, la casa parecía casa de volaos con tanto humo.
─ ¡Suerte! ─me gritó la Feña desde su ventana cuando yo estaba cerrando la reja.
─ ¡Sapa!
Me hizo un hoyúo y yo me reí.
Caminé hasta la plaza donde hacen zumba y el Santiago estaba en una banca esperándome.
─Holi ─le di un beso en la mejilla─. ¿Llegaste hace mucho?
─Como un minuto antes.
─Ah, llegué puntual entonces.
Caminamos al paradero que estaba como a una cuadra y esperamos la micro.
─Igual como que aún me duele la garganta pa' comer helado ─le comenté.
─ ¿Sí? Entonces deberíamos comer otra cosa.
Mente sana, Clara. Mente sana.
─ ¿Unos tocomples? ─pregunté.
Yo llevaba plata como pa' un hot dog nomás, porque en estos tiempo ni pa' un completo me alcanzaba la Gabriela Mistral. Ya, exageré.
─ ¿Cabritas? ─preguntó él.
─Ya. Compramos en el cine y después vamos al patio de comidas a comerlas po.
La hueá tonta que dije.
─O compramos en el cine y después entramos al cine ─propuso con una sonrisa.
Quería ir al cine el Santiago, hueón y yo llevaba cinco lucas nomás.
─Traje cinco lucas nomás ─le dije─, así que al cine no.
─No importa, yo pago.
─ ¡No! ¡Obvio que no! Entonces vamos a mi casa a buscar más plata ─iba a caminar, pero él me agarró el brazo.
─Relax, Clarita, si yo pago. No te preocupí.
─Mira, Santiago, no quiero que te sintai culpable por lo que pasó, si estoy bien, estoy viva, no fue pa' tanto. No tení pa' qué invitarme al cine por pena.
─ ¿Creí que te estoy invitando por pena?
─Sí.
─ ¡No pensí eso! ¡Obvio que no es por pena!
─ ¿Y entonces por qué me estai invitando?
─Porque tengo ganas de ir al cine po.
─ ¿Y por qué conmigo?
─ ¿Y por qué contigo no? Si erí wena onda, simpática, chistosa, tierna.
¿TIERNA? ¿ME DIJO TIERNA, HUEÓN? ¿ESCUCHÉ BIEN? ¿ME SAQUÉ BIEN LA MIERDA DEL OÍDO CON EL COTONITO EN LA MAÑANA?
Ah yia, qué ordi.
Como que él se dio cuenta de que me había dicho tierna, porque se agarró el piercing del labio para ocultar una sonrisa vergonzosa.
─Solamente es invitarte a ver una película, como amigos ─agregó─. No como profe de zumba.
─Sí, relax, si yo no soy enrollá.
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Andai puro zumbando
Romance¿Quién chucha iba a imaginar cómo era realmente el rico profe de zumba?