catorce

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Era un hecho, con el Vicho habíamos vuelto. Borré todas las conversaciones con el Santiago, pero no podía borrar lo que habíamos hecho. Cagué a mi pololo, eso no lo podía borrar ni con corrector.

─Tení que decírselo ─insistió la Feña─. En persona, obvio.

─Sería muy cruel...

─El Santiago sabía que estabai enganchá del Vicho, no se puede hacer el ofendío ahora.

─Igual es cruel.

─ ¿No será que... te gustó en serio el Santi?

─O sea... es mino. El medio mino. Es simpático, tierno y todo. Pero yo sé que amo al Vicho, ¿cachai? Lo siento aquí ─me toqué en zoncora.

─Sí, cacho.

─Y no puedo contarle al Vicho que lo cagué. No quiero perderlo.

─Hay 1 % de probabilidad de que te perdone la infidelidad.

─Por lo mismo, me llevaré el secreto a la tumba.

─A menos que alguien le cuente...

─ ¡Ni se te ocurra!

─ ¡No lo digo por mí, enferma! ¡Nunca te traicionaría! Lo digo por ese tal Maximiliano...

─El Maxi no sabe que me comí al Santi.

─ ¿No? ─preguntó con una sonrisa.

Negué con la cabeza mordiéndome una uña.

─ ¡Eso significa que yo soy tu mejor amiga por sobre él! ─me abrazó.

─Los dos son mis mejores amigos por igual, corta tu hueá.

─ ¿Entonces por qué no le contaste?

─Porque me da cosa.

─No le contí. Tómalo como consejo.

\\

Otro día de zumba y yo quería puro ir, porque aunque no lo crean, lo pasaba bien bailando un rato, pero no quería ver al Santiago.

─ ¿Dónde más hacen zumba por aquí? ─le pregunté a mi hermana.

─ ¿Por qué?

─No quiero ver más al profe.

─ ¿El Vicho te pilló?

─No sabe.

─Uh... Tení más vida amorosa que yo, pendex.

─ ¿Sabí dónde hacen o no?

─Anda donde siempre nomás, hueón. ¿Qué tanto?

─No quiero po.

─Entonces no vayai po.

─Chúpalo.

Me hizo un hoyúo, así que salí de su pieza y fui pa' la casa de la Feña.

─ ¿Querí bebía? ─me ofreció.

─No, grax.

─Weno. Dime qué te acongoja.

─ ¿Dónde más hacen zumba por acá?

─Mmm... En una cancha penca. Donde vive tu compañero lindo, pero nica voy pa' allá. Nos puede ver tu compañero y no, qué plancha.

─ ¿Dónde más?

─En una sede, pero tendríamos que ir en micro. Y no sé dónde más.

─Pucha...

Andai puro zumbandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora