Qué perso ir en cuarto medio y que tu hermana te vaya a dejar al colegio... Aparte, la Celeste se encargó de hacer esa experiencia lo más humillante posible.
─ ¡Cuídate, hermanita! ─me gritó─. ¡Cómete toda la colación! ¡Lávate los dientes! ¡Todo el almuerzo! ¡No perdai los lápices!
Justo habían pendejos entrando conmigo que se cagaron de la risa.
─Bien regalona de su hermana usted ─me comentó el portero sonriendo.
─Sí, me adora.
Todo mi hígado se zamarreaba heavy por los nervios mientras subía al infierno: mi sala.
No tenía idea de cómo iba a ser mi relación con el Vicente de ahora en adelante y tampoco quería pensar en eso.
Por suerte no habían Santiascos a la vista.Como el puntual que era, el Maximiliano ya estaba en la sala cuando entré. Estaba entero autista con audífonos, pero cuando me senté a su lado se los sacó. Cuando colgué mi bolso en la silla, miré disimuladamente por toda la sala y no estaba el Vicho.
─ ¿Cómo estai, Clarita?
─Aquí... más oscura que clara ─me encogí de hombros─. ¿Y tú?
─Bien. ¿Hablaste con la Celeste?
─Sí. Todo piola. ¡Pero no vai a creer lo que le pasó a la ahueoná!
─ ¿Qué?
─Culió volá con el Santiasco y no se acordaba si habían ocupado gorrito, entonces tuvimos que partir a la farmacia a comprar la pastilla del día después. ¡Y yo la tuve que comprar! ¡Imagínate la media plancha que pasé!
─ ¿La dura? Mansa volaíta.
─Sí po. ¡Ah! Y la Celeste echó cagando al Santiasco de mi casa. Le pegó en los cocos y el hueón quedó tirao en el suelo retorciéndose de dolor. Sería un milagro que no quedara estéril.
─Qué miedo tu hermana, hueón. No hay que meterse con ella ─se rió.
─Es cosa seria.
─Me da miedo ir a tu casa ahora.
─Tranqui, a ti te tiene wena. Oye... ¿de casualidad no viste al Santiasco?
─Nop. Si quedó tan mal como me decí, dudo que haya venido.
─Nunca se sabe con ese enfermo de mierda...
Al final había un solo ausente en mi curso; mi ex.
─Señorita Gutiérrez ─me habló la profe delante de todos después de pasar la lista─. ¿Por qué faltó su pololo?
Directo al corazón.
Tragué saliva.
─No sé ─respondí.
─ ¿Cómo no va a saber si usted es la polola?
Directo en el alma.
─Pero no es adivina po, profe ─respondió mi amigo.
─ ¡A ver, Maximiliano! ¿Quiere que lo eche de la sala?
─Ojalá ─comentó mi amigo pa' callao.
─ ¡Salga de la sala!
La vieja culiá lo escuchó igual. Demás tenía oído supersónico la villana.
─Ah, profe, qué es colorienta ─le dije.
─ ¡Y usted acompáñelo! ¡Están en cuarto medio y siguen igual de irrespetuosos que en tercero básico!
ESTÁS LEYENDO
Andai puro zumbando
Romance¿Quién chucha iba a imaginar cómo era realmente el rico profe de zumba?