En cuanto la Celeste echó literalmente a patás al Santiasco, me miró con una cara que me llegó a dar miedo. Era como si la hubiese poseído el cachúo.
─Soy la peor hermana del mundo... ─le dije─. Por fa, perdóname.
Ella se acercó a mí y me abrazó.
─Perdóname tú, Clarinete. Fui tan agilá. Por eso ahora sí que prometo que seré soltera por toda la eternidad.... ¿Por qué no me contaste? Pensé que me teníai confianza.
─No sé... te vi enganchá.
Ella se burló.
─Yo nunca me engancho, babe ─me recordó.
─Después te iba a contar, pero el Santiasco me amenazó con contarle al Vicho que lo había cagao y me dio miedo po.
─ ¡Hijo de la perra! ¡Agh, que tengo rabia!
─Ya, relax. Respira profundo.
Ella se tomó unos segundos y volvió a hablar.
─ ¿Y qué pasó con el Vicho al final?
─Le conté y me pateó.
─ ¡¿Te pateó?! ¡¿Cuándo?!
─Hace un par de horas...
─Ahueonao el gil. Él se lo pierde. ¡Seguro él no se comió ninguna brasileña po!
─Me juró que no.
─ ¿Y tú le creí?
Asentí.
─ ¡Ay, Clarinete! Tení mucho que aprender de los hombres...
─ ¿Tú creí que él igual me cagó?
─Puta, igual no sé... es que el Vicho es medio...
─ ¿Medio qué?
─Medio pegote. Igual se notaba que estaba enganchao de ti.
─Ahora lo perdí pa' siempre...
─ ¡Él te perdió! ─me corrigió─. ¡Ya! ¡Arriba el ánimo!
Sacó su celular y lo conectó a la radio. Puso cumbia la culiá guachaca.
─ ¿Cocinemos algo rico? ─gritó por encima de la música.
─ ¿Qué cosa?
─ ¡Chorrillana!
La miré feo y me crucé de brazos.
─Después la bajamos en zumba ─echó la talla.
─Hay un nuevo profe.
─ ¿Y es feo?
─Es musculoso.
─Vamos po. ¿Mañana hay?
─Sí.
Después de estar como una hora friendo las papas fritas, por fin estaban listos los platos. Estábamos en silencio porque nos estábamos devorando la comida con el medio diente.
─Oye... ─me dijo, así que levanté la vista de mis hermosas papas fritas y la miré─. ¿Culiaste con el Santiago?
─No... ¿Y tú?
─ ¡Uff! ─soltó aliviada─. Puta, porque yo... sí.
─Lo suponía. ¿Fue anoche?
Ella asintió.
─ ¿Anoche nomás?
─Sí.
─ ¿Y anteriormente no hicieron nada?
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Andai puro zumbando
Romance¿Quién chucha iba a imaginar cómo era realmente el rico profe de zumba?