ocho

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Era la misma voz masculina que había estado comiendo pizza casera conmigo el día anterior.

─ ¡Maximiliano, sálvame! ─le pedí a mi mejoro.

La Feña dejó de cargar su peso hacia abajo, así que el sube y baja quedó al medio. Ella se bajó y después me bajé yo.

El Max me dio un beso en la mejilla.

─Hola ─le dijo a la Feña.

─Hola ─le respondió ella.

Mis dos mejores amigos se odian, y que tus dos mejores amigos se odien es lo peor del mundo. Estos hueones simplemente no se caen bien de presencia, esa es la única explicación que encontré. Igual los entiendo. A mí también me cae mal gente de presencia.

─ ¿Qué andai haciendo por aquí? ¿Andai con alguien? ─le pregunté a mi amigo entrecerrando los ojos.

─Necesito una explicación del WhatsApp que me mandaste. Me dejaste preocupao.

─Bueno, yo los dejo ─nos interrumpió mi vecina─. Chao.

─Chao ─le respondió el Maxi.

─Después voy pa' tu casa ─le avisé.

─Dale ─se fue.

Con mi amiguito nos sentamos en una banca de la misma zapla.

─ ¿Y? ─me preguntó.

─ ¿Y qué?

─ ¿Dónde fuiste, cabra patiperra? No, la pregunta es: ¿con quién fuiste? ─se cruzó de brazos.

─Salí por ahí con la Feña...

─Sóplame este ojo.

Se lo soplé.

─Ah, no tení aliento a alcohol ─confirmó─. Ya po. Habla.

─ ¿Te vai a quedar piola? No es algo malo, pero no quiero que nadie sepa, ¿cachai?

─Clara, ¿hace cuánto somos amigos?

─Mmm... ¿Diez años?

─Ya po. ¿Cuándo me he ido de tarro?

─Nunca. Pero...

─ ¿Pero?

─También erí amigo del Vicho...

─Soy amigo de él porque es tu pololo nomás y tengo que tenerlo vigilao. Pero mi lealtad está con vo, aunque seai mañosa y me hagai bullying. Hasta tengo que soportar a la Fernanda por ti. Cacha cuánto te quiero. Erí como mi hermana. Así que cuéntame al toque en qué andai metía. ¿A quién le pegó? ─ preparó su súper puño.

─A nadie please. La última vez terminaste con un esguince, así que ná de golpes. Ya, mira, lo que pasa es que mi profe de zumba...

─ ¿Qué te hizo? ¡Porque lo mato!

Me reí.

─Nada oh. Me invitó al cine. Salí con él y no quiero que nadie sepa. Eso.

─ ¿Y qué onda? ¿Te tiró el dulce?

─Me dijo tierna, ¿qué significa esa hueá?

─ ¿Qué edad tiene?

─Veintiuno, ¿por qué?

─Más encima pedófilo el conchesumadre.

─Ya, no le digai así ─lo reté─. ¿Qué significa po?

─Que te tiene ganas po. Y como igual erí chica, te va a decir hueás tiernas. Nunca te va a decir que estai rica, ni que tení wen poto, ni tetas grandes. Te va a ilusionar con palabras románticas y hueás, pero al final lo único que quiere de ti, es sexo. Así que de lejitos con él.

Andai puro zumbandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora