CAPÍTULO 6- Preocupación.

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La semana pasa tan rápido que llega el viernes y ni me doy cuenta. Me he pasado toda la semana con los chicos, pero a Jane solo la he visto un par de veces. Al parecer, en los patios se pone arriba en las escaleras y los chicos se quedan abajo. He intentado subir y hablar un poco con ella, pero Jake me lo ha impedido. Le hago caso porqué sé que él la conoce bien y parece que últimamente no está de muy buen humor. La observo de lejos y me doy cuenta de pequeñas manías que tiene. Se pasa minutos mirando su pulsera, la del ovalo sin acabar y se ausenta de todo lo que la rodea para evadirse a un mundo donde no creo que haya llegado nadie. Me doy cuenta de las ojeras que tiene prácticamente todos los días y sé que no duerme mucho, ya que su piel es tan perfecta que no le saldría eso morado si durmiera. No habla prácticamente con nadie, aunque con el que más seria con J. Además, se pasa el día fumando y muchas mañanas la veo de lejos sujetándose la cabeza como si tuviera resaca todos los días.

También descubro cosas de los chicos. Me doy cuenta de que Logan es muy gracioso y como decía Jane, es fácil distraerse de todo con él. Jake es más reservado y prácticamente se pasa el día serio a no ser que sea necesario sonreír. J es como un guardaespaldas de Jane y siempre van juntos, además de que van juntos a clase. Logan, Jake, J y Jane van a último curso aunque Jake y J deberían estar dos años en la universidad ya, porqué tienen dos años más. Jane y Logan también deberían ir a ella, pero ellos tienen 18 años, uno menos que los otros dos chicos. Brad y yo nos pasamos el día juntos y las clases nos absorben todo el tiempo que tenemos.

Cuando acabo de hacer la mitad de las tareas que me han dejado para el fin de semana me echo en la cama. Llevo toda la semana pensando en lo que se me avecina este viernes y sábado y me pongo nerviosa. Me limpio las manos en el pantalón del pijama y alguien llama a mi puerta. Me incorporo en la cama y digo que pasen. Mi madre asoma su cabeza por la puerta y cuando me localiza se acerca.

-Ya tenemos las maletas hechas, cielo –he pasado toda la semana tan absorta pensando en mis cosas que se me había olvidado que mis padres se iban a Nueva York este fin de semana- siento tener que dejarte sola estos tres días cielo, pero ya sabes cómo es el trabajo de tu padre... -suspira, se sienta a mi lado y me coge una mano.

-No te preocupes mamá, ya sabes que he quedado estos dos días con Jane –mi madre sonríe cuando le digo eso. Prácticamente, nunca había tenido esa relación con nadie. Me he pasado la mitad de los años de mi adolescencia sola ya que no quería hacer amigos y el trabajo de mi padre tampoco lo permitía.

-¿Te vas a quedar a dormir en su casa? –me pregunta sonriendo aun más.

-No sé, no he hablado mucho con ella respecto a qué vamos a hacer –le digo, y es verdad. Cuando discutimos el lunes, solo me dijo que quedaríamos este fin de semana para que me enseñara su mundo, pero no tenía ni idea de adonde me iba a llevar. Eso me pone nerviosa otra vez y me suelto de mi madre para limpiarme las manos en el pantalón.

-Pues yo me quedaría más tranquila sabiendo que estás con alguien y que no te pasas todo el fin de semana en esta casa tan grande –se pone seria un momento.

Asiento, cojo el móvil y marco su número. Contesta al segundo tono.

-Jane –dice secamente.

-Hola –le digo y toso un poco para aclararme la boca ya que se me ha formado un nudo en la garganta- te llamo por lo de este fin de semana. Mis padres no están y no quiero quedarme en una casa tan grande sola, así que me preguntaba si me podía quedar en la tuya... -un silencio se crea al otro lado de la línea y temo de que me diga que no y me cuelgue. Suspira y al fin contesta.

-Eres como un grano en el culo, mimada –no me gusta ese mote que me ha puesto y siento un pinchazo de dolor cuando me dice eso- está bien. Ven a mi casa a las 11 –dice eso último y cuelga. Frunzo el ceño y mi madre me mira con cara rara.

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