CAPÍTULO 11- Regreso

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KATE

Me siento tan mal por lo que he causado que no soy capaz de comer. He metido la pata hasta el fondo y nadie me ha dicho ni recriminado nada. Cuando Jane se ha ido Alice ha estallado en un llanto tan doloroso que no he podido hacer nada por ella, no he podido ni moverme del sitio. Jake ha estado más de media hora consolándola y cuando se ha calmado nos ha preparado la comida. Nadie ha dicho nada durante todo este tiempo, y el silencio pesa. De vez en cuando se escucha a Alice absorberse los mocos que han debido de ocasionarse de llorar tanto.

-Come –me dice Jake autoritario, rompiendo con el silencio y haciendo que me asuste.

-No puedo... -digo y hago un esfuerzo para que se escuche mi voz- Alice, lo siento mucho, no quería que mi comentario ocasionara esto, de verdad, yo... -no tengo perdón, por mi culpa han discutido y me duele en el alma que lo hayan hecho.

-No ha sido por tu culpa –dice ella encogiéndose de hombros- nunca habíamos hablado de esto y era un tema que antes o después nos estallaría, solo que ha estallado delante de ti –me dice removiendo su plato de macarrones y mirándolo fijamente. Quiero preguntar muchas cosas, pero creo que por hoy ya he hecho bastante...

Le sonrío débilmente y me como algo de mi plato sin mucha gana.

La tarde pasa lenta. Alice se ha quedado dormida después de comer en el sofá y Jake anda de aquí para allá haciendo cosas por la casa. Yo decido llamar a mis padres para entretenerme durante un rato, y mi madre me habla durante más de media hora sobre todas las tiendas que ha visitado y sobre cuántos regalos va a traerme... mi madre es una autentica derrochadora, pero parece que ella no se da cuenta de eso. Después me pregunta sobre cómo va mi fin de semana y le cuento más o menos la verdad, dejando de lado la parte de la pelea y la discusión que ha tenido Jane con su hermana antes de comer. Mi madre me dice que tal vez vuelvan el lunes por la noche, así que tengo que pasar un día más en casa de Jane, si ella quiere... y después de lo que ha pasado esta mañana, no creo que le haga mucha ilusión. Paso la tarde en el jardín de Jane tomando el sol hasta que empieza a oscurecer.

-Parece que te diviertes –me giro y veo a Jake encendiéndose un cigarrillo.

Lo miro de arriba abajo y solo lleva un bañador, dejando al aire todos sus músculos y su piel bronceada por el sol. Aparto la mirada rápidamente y me limpio las manos en los pantalones. Oigo unos pasos detrás y veo a Alice acercándose a nosotros con cara de preocupación. Está desgreñada y tiene marcas en la cara de haberse pasado toda la tarde durmiendo en el sofá. La miro también de arriba abajo y me pregunto su edad. Es un poco más alta que yo y tiene más pecho. Bueno, todas tienen más pecho que yo.

-¿Jane aún no ha vuelto? –Nos pregunta sentándose a mi lado en una de las tumbonas y Jake y yo negamos con la cabeza- oh –se hace el silencio y empiezo a mirar a mí alrededor.

La verdad es que el jardín de Jane es mucho más grande de lo que parece. Tiene unos árboles, donde hay enganchada una hamaca enorme. A su lado hay una pequeña mesa y sillas alrededor. Luego tiene la piscina que es casi tan grande como la mía y muchas tumbonas. Jake se sienta en el borde de la piscina y pone una pierna dentro.

-¿Dónde creéis que está? –les pregunto a los dos.

-Seguramente, emborrachándose por ahí... todo lo soluciona así –dice Jake mirando el agua.

-¿Sabéis? –Empieza a contar Alice, que parece que se ha trasladado a un mundo muy lejano- Cuando éramos pequeñas Jane no era así, creo que era todo lo contrario de ahora. Siempre iba sonriendo y aunque no os lo creáis, mi madre siempre decía que era una llorica. Siempre que le pasaba algo malo iba corriendo hasta mi madre, que la cogía entre sus brazos y le trenzaba el pelo hasta que se calmaba. Cuando yo nací ella empezó a hacer todas esas cosas conmigo, porque mis padres estaban demasiado centrados en sus problemas... -una sonrisa melancólica le aparece en el rostro- uno de mis primeros recuerdos es que mi padre me había regañado por no sé qué que había hecho, y Jane se paso horas tirada en este jardín trenzándome el pelo hasta que me convenció para ir a pedirle perdón. Cuando las cosas empezaron a ponerse feas, mi hermana dejó toda su niñez a un lado para cuidarme, para que yo pudiera ser una niña feliz... Ella dejó de ser una niña para que yo pudiera serlo, maduró antes de tiempo por mí. Me ayudó a encontrar una nueva familia que me cuida y que me quiere... ella tiene razón, soy una desagradecida... en ningún momento pensó en ella misma, siempre ha mirado por mí y yo no soy capaz de perdonarla... -Alice empieza a sollozar otra vez. Yo me acerco un poco a ella y le pongo la mano en la espalda.

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