CAPÍTULO 17- Lágrimas

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KATE

Me quedo parada en el sitio, sentada en el sofá. Ahora mismo, es como si una burbuja imposible de romper nos separaran de Jane y Alice. Las miro a las dos y me sorprendo una vez más de lo parecidas que son. Los ojos de Alice se han oscurecido y ella también se ha metido en su mundo, pero la que me preocupa es Jane. Esta temblando y se toca distraídamente la pulsera que tiene con el óvalo por acabar. Ni tan siquiera me había dado cuenta de que hoy la llevaba puesta, ya que esa pulsera es como si formara parte de su cuerpo. Jake se remueve detrás de mí y se gira para mirarlas directamente a la cara. Levanto la cabeza para mirarle de frente y él parece tan perdido como yo respecto esta situación.

-A veces aún la veo, siempre que vengo aquí lo hago –sigue hablando Alice, aunque no creo que Jane la este escuchando- la veo ahí tirada, con los ojos abiertos y toda llena de sangre. Y lo mismo pasa cuando te miro a ti –Alice se gira para mirar a los ojos a su hermana- aún veo a la niña de 10 años que...

-Basta, Alice –dice Jane y su voz me asusta- está muerta. Supéralo ya. –se levanta del sofá y coge un cigarrillo de su paquete.

-Es gracioso que tú lo digas... -le dice Alice incorporándose en el sofá- Aunque bueno, si tu puedes, yo también. Al fin y al cabo tú pasaste tres días junto al cuerpo muerto de nuestra madre con su cabeza en las rodillas, ¿no? –mis ojos vuelan a Jane que se ha quedado petrificada en el sitio.

Con las manos temblorosas se enciendo el cigarro, pero veo como empieza a respirar agitadamente, como si estuviera reviviendo ese momento ahora mismo. ¿Eso va en serio? ¿Jane estuvo tres días al lado del cuerpo muerto de su madre? ¿Dónde demonios estaban su padre y Alice? Se fuma el cigarro en dos grandes caladas sin decir nada y noto la tensión en el ambiente mezclada con la impaciencia por una contestación de Jane. Tira el cigarrillo al suelo y lo apaga con fuerza con su pie para luego levantar la cara y verlo. Ver sus ojos grises desprender una rabia que nunca le había visto hacerlo, una rabia mezclada con dolor y desesperación. Sus ojos me miran por un momento pero aparta la mirada rápidamente mientras se levanta del sofá. Cuando vuelve a poner los ojos en su hermana son los fríos de siempre, aunque ahora son más que fríos, es como si los tuviera muertos. Una punzada de dolor me invade el pecho de imaginarme lo que acaba de decir Alice.

-Deberías dejar de beber, el alcohol te vuelve una jodida zorra –le suelta y los tres nos sorprendemos por sus palabras, nunca imaginé que le hablaría así a su hermana- ¿Dónde coño quieres llegar con esto?

-También es gracioso que me digas lo de la bebida tú –le dice Alice tocándose su pulsera lila con el óvalo terminado distraídamente- No quiero llegar a ninguna parte. Solo intento... entenderte. –dice Alice en un susurro. Jane se queda callada mirándola.

-¿Cómo murió tu madre, Jane? –las palabras me salen de la boca sin analizarlas antes por mi mente. Sigue en silencio y sus ojos se posan en mí.

-Da igual, la cosa es que está muerta y punto –me mira con tanta frialdad que me limpio las manos en los pantalones- ¿Dónde ha quedado eso de que querías que te contara yo las cosas?

-No puedes culparla por querer saber más cosas de ti-le dice Jake con un tono frío. Se matan con las miradas y al final este la aparta- Yo me voy a dormir –dice y desaparece en la puerta de su habitación segundos después.

-Vosotras también deberías hacerlo –dice Jane que no nos mira a ninguna de las dos.

-¿Tú no vienes? –le pregunto preocupada, esta noche tampoco ha dormido.

-Debo esperar a que las de la limpieza vengan –me mira y se enciende otro cigarrillo.

Alice y yo nos despedimos de ella, pero no obtenemos respuesta por su parte. Me quedo mirándola desde el pasillo antes de entrar a su habitación, y me doy cuenta de verdad. Jane es toda oscuridad. Mientras la miro me vienen a la cabeza las palabras de esta mañana: "Tomé una decisión, yo quería y quiero vivir aquí, es lo último que me queda que pueda proporcionarme algún recuerdo de felicidad". ¿Por qué? ¿Por qué no soy capaz de entender su dolor? ¿Por qué no me deja hacerlo? Yo quiero saberlo, quiero entenderla.

Me duermo sin quitarme la ropa, abrazada a la almohada de la cama de Jane y sin saber muy bien por qué, llorando como no había hecho nunca.     

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