CAPÍTULO 52- Necesidad

18 3 0
                                    

KATE

Vuelvo a mirarlo antes de salir por la puerta del centro comercial. Dios mío, son iguales. Ese hombre tiene el mismo pelo oscuro de Jane, es igual de alto que ella y tiene sus ojos. Esos ojos grises tan difíciles de descifrar. Miro como él y Alice se miran por un momento y se funden en un gran abrazo. Antes de que consigamos salir, el hombre mira en mi dirección y aparto la mirada. Ese hombre... el padre de Jane. Un pinchazo en el brazo me hace centrarme en él y veo lo fuerte que me está cogiendo Jane.

-Jane me haces daño... -Digo en un susurro sin atreverme a hablar mucho más alto.

El viento frío me golpea en la cara y Jane me suelta en la pared del centro comercial donde no nos pueden ver los de dentro. Empieza a andar de un lado a otro sin mirarme y veo como está temblando, no sé si por el frío o de pura rabia. Saca un cigarro torpemente de su chaqueta negra y se lo lleva a la boca. Intenta encender el mechero varias veces, pero al no conseguirlo de lo mucho que tiembla, tira el cigarro y el mechero al suelo.

-¡JODER! –Grita- ¿¡Y tú qué coño miras!? –Le dice a un chico no mayor que yo que se ha quedado mirándola.

Reúno todo mi valor y me acerco a ella con paso decidido.

-Jane, tranquilízate, por favor... -Le ruego.

-Cállate, cállate, ¡CÁLLATE! –Me grita sin mirarme y me encojo- No lo entiendes... Mi propia hermana me acaba de traicionar, mi hermana... Mi propia hermana. ¿Pero qué coño se le está pasando por la puta cabeza? –Dice llevándose las manos al pelo.

Antes de que pueda pensar en una respuesta, un coche para delante de nosotras. Baja la ventanilla y veo como Michael mira con toda la preocupación del mundo a mi descontrolada amiga.

-Sube al coche. –Me dice Jane sin mirarme. Al ver que no reacciono vuelve a gritar- ¡Sube al puto coche!

-No me voy de aquí sin ti. –Digo sin creérmelo ni yo.

Me mira por primera vez, y ni tan siquiera reconozco su rostro. Sus ojos echan chispas, pero por primera vez, veo un sentimiento de suplica en ellos.

-Kate, sube al puto coche, por favor. –Me ruega, y después de unos segundos asiento y subo al coche.

Antes de arrancar, Michael mira unos segundos más a Jane y nos vamos. Pasamos unos minutos en silencio, yo intentando entender todo lo que acaba de pasar y Michael concentrado en conducir hasta que decide romperlo.

-Era su padre, ¿verdad? –Dice sin apartar la mirada de la carretera y asiento. Aprieta fuertemente el volante.

-Va a ir a emborracharse, ¿verdad? –Le pregunto sabiendo la respuesta de antemano y veo como asiente por el rabillo del ojo- Déjame en su casa, pienso estar ahí cuando vuelva.

-Kate, ni tan siquiera sé si va a volver en los próximos días. –Dice mirándome por primera vez.

-Me da igual. –Digo encogiéndome de hombros.

Pasamos todo lo que queda de camino en silencio y mi mente empieza a tener vida propia. Debería haber insistido más en que viniera conmigo, pero estaba tan asustada que no podía ni hablar. Me limpio las manos una y otra vez en mis pantalones, pensando en todo y en nada a la misma vez. ¿Por qué me habrá llamado Alice a mí? Aunque yo no hubiera ido, Jane lo hubiera dejado todo si su hermana se lo hubiera pedido. Pero supongo que después de que Jane se haya enterado de que pensaba reunirse con su padre, no estaría dispuesta a ir en su busca. Kaily se lo ha dicho esta mañana, ¿ya sabía que iban a quedar por la tarde? ¿Por qué se lo ha dicho en primer lugar? Seguro que Jane hubiera creado un plan para que su hermana no se reuniera con su padre, ¿por eso se lo ha dicho esta mañana? ¿Para que no le hubiera dado tiempo? Cuando me doy cuenta, estoy despidiéndome de Michael y entrando en el jardín de Jane. Mierda, no tengo llaves de su casa. ¿Cómo puedo ser tan tonta? Levanto la vista del suelo y veo dos grandes maletas en la entrada de casa y la puerta abierta. Me acerco con paso vacilante y me asomo por la entrada y veo la larga melena rubia de Irina recorrer el comedor. Entro y en cuanto me ve, me pongo a llorar como una tonta.

-Dios mío, ¿qué pasa? ¿Le ha pasado algo a Jane? –Niego con la cabeza y me pongo a explicar torpemente los acontecimientos desde que llegué de Hawái- Cielo... -Dice Irina con su dulce voz- Deberías ir a casa, no creo que Jane vuelva esta noche...

Niego una vez más, me quito el abrigo y me siento en el sofá, envolviéndome las piernas con los brazos y cerrando mis ojos. No puedo con esto. No sé aún cómo tratarla, pensaba que sí pero los acontecimientos de hoy, una vez más, me demuestra lo jodida que está Jane. Lo jodida que está y lo poco que puedo hacer yo por ella si no me deja entenderla un poco más.

Un fuerte golpe me despierta y me levanto sobresaltada.

-Lo siento, ¿te he despertado? –Dice Irina con voz preocupada.

Cuando la localizo, veo que ha roto una taza de café en mil trozos y que intenta recogerlos. Me acerco para ayudarla y escucho un sollozo que proviene de ella.

-¿Estás bien? –Le pregunto colocando mis manos encima de las suyas.

-Quería darle una sorpresa, ¿sabes? Quería llegar aquí y verla tirada en el sofá viendo la tele. Quería que me contara qué es lo que ha hecho durante sus vacaciones, quería escucharla despotricar sobre las navidades y el gran engaño que son, sobre lo cansada que esta de ver a niños de aquí para allá, sobre la fiesta de fin de año y sobre lo bien que se lo había pasado... Y va y lo que me encuentro es que su hermana ha intentado hacer que vea a su padre a traición, que ha vuelto a ir a las peleas y que se ha pasado las navidades de fiesta en fiesta haciendo dios sabe qué. Katherine, no sabes lo duro que es para mí todo esto, llevar tantos años con ella y no saber cómo va a reaccionar o lo que pasa por su mente cuando piensa, o qué es lo que piensa de mí y de toda la gente que estamos a su alrededor... -Empieza a llorar y la abrazo todo lo fuerte que puedo.

-En algún momento se dará cuenta de que no está sola Irina, te lo prometo.

Empieza a llorar desconsoladamente y me doy cuenta de lo mal que debe estarlo pasando Irina. Si a mí ya me cuesta poder ver más allá de todo esto, poder pensar que Jane algún día dejara de sentirse culpable y de salir de su oscuro lugar, no me imagino ella lo que ha debido de pasar durante todos estos años al ver que todos sus intentos por acercarse a ella han sido en vano. Un fuerte ruido nos sobresalta a las dos y nos levantamos de un salto. Nos miramos unos segundos y escuchamos una maldición por el jardín delantero, una maldición con la voz de Jane. Salimos disparadas hacia la entrada y abrimos la puerta. Una Jane completamente borracha y dios sabe qué más está discutiendo con una de las grandes palmeras de su jardín. Irina y yo nos quedamos paradas sin saber que hacer hasta que Jane nos mira a las dos. O lo intenta por lo menos.

-¡Vamos! –Nos grita- Este capullo se ha metido en mi camino... -Se gira hacia la palmera y se queda mirándola unos segundos hasta que empieza a reírse ella sola.

Pero no es una de las risas que tanto me gustan, sino una risa rara, una risa falsa y que suena desesperada.

-Joder, es una puta palmera...

Empieza a subir los escalones de la entrada y pasa por nuestro lado sin mirarnos.

-Mamaaaa –Dice arrastrando la última letra- ¿Dónde estás? ¡Ah! Aquí... -Vuelve a reírse e Irina y yo la seguimos.

Jane se sienta delante de los escalones para subir a las habitaciones y se ríe otra vez de la misma manera que antes.

-He escuchado su voz... He escuchado su puta voz. –Dice una y otra vez.

Sin saber muy bien qué hacer, miro a Irina, pero esta está igual o incluso más desconcertada que yo. Vuelvo a mirar a Jane y me acerco a ella lentamente.

-Jane, ¿con quién estás hablando...? –Digo mientras le toco la espalda para que se gire.

-¡NO ME TOQUES! –Dice dando manotazos al aire mientras se levanta de un salto.

Todo pasa tan deprisa que ni tan siquiera lo veo. Cuando me doy cuenta, Jane ha tirado una estantería del lado de la tele al suelo rompiendo todo lo que había dentro. Corre hasta la cocina y empieza a tirar todo lo que hay encima de la encimera y en la isla. Empiezo a temblar como una hoja cuando Irina empieza a llorar desconsoladamente otra vez y Jane ni se inmuta. No sé qué hacer. ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer? Una idea cruza mi mente, y sin pensarlo dos veces saco el móvil y marco el numero lo más deprisa posible. Contesta al tercer tono.

-Jake, necesito que vengas a casa de Jane. Ahora.

LibérameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora