Apócrifo I El Diario De Una Necromancer

8.- La otra historia.

-Parece que al fin encontramos a la última

-Sí, pero está en una fuerte barrera

-Tenemos Bestas muy poderosos, pueden romper cualquier barrera de Praecantatio

-lo sé, pero esta barrera es diferente, es de Auram, parece que la última Riverplate está con un taumaturgo

-Malditos taumaturgos, ¿Que hacen protegiendo a una niña maldita?

-Si supiéramos algo sobre sus habilidades...

-Aún si lo supiéramos, no cambiaría nada

-Sabríamos por que la protegen

-Tenemos que interrogar algunos taumaturgos

-Sé donde viven algunos, yo me encargo de eso

-Solo encierralos, yo me encargo de interrogarlos

-¿Que tal va la alianza con los bestas?

-Fue mas fácil de lo que creí

-¿Y cuando atacaremos?

-Dos días, en dos días los Humanus conocerán a los nuevos herederos del mundo

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En la Familia Lolliberry había una chica especial, según los grandes sabios, era la única capaz de poder superar el camino Besta Inferno, que consistía en ir al infierno y prácticamente beber de las seis cruces la sangre de los inocentes.

-Hija mía, ¿estás segura que quieres hacer esto?

-Si no lo hago, los Ravenwood nos matarán al igual que a los otros-

-Pero Marielize, nadie lo a logrado...

-Madre, ¿no confías en mi? Quiero despertar el camino Besta Inferno, quiero liberar a nuestra familia de las garras de los Ravenwood-

Marielize y su madre Danae discutían cada día sobre el camino que quería tomar su hija que, a pesar de tener solamente quince años, era la esperanza de toda la familia Lolliberry.

Era solo una niña, tenia una gran carga, pues el camino Besta Inferno era imposible, nadie en la familia lo había logrado, sin embargo Danae sabía que su hija era demasiado fuerte, pero no podía permitir eso, era su madre, y apoyarla en ese camino significaría que no la quería pues solo la iba a mandar a morir.