1.- El génesis de Marilyn

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Tiras de luces, esferas, inclusive un árbol, no había duda, era la temporada de navidad,  y como cada año, todos ayudaban a decorar la mansión y cantaban villancicos con la señora Eldritch, o como todos la llamábamos "Madre" ya que ella fue quién nos acogió en su casa y nos cuidó desde pequeños.

El enorme comedor de cedro fue cubierto con un mantel blanco con nochebuenas y listones dorados,  en la puerta una corona navideña, y por dentro tiras de luces y demás  adornos.

La mansión era enorme, en la planta baja habían dos salas,  el comedor, una cocina  y dos baños,  en el segundo piso habían seis cuartos, donde dormíamos las niñas, Betty, Mariana, Hana,  Lily, la señora Eldritch y yo. En el tercer piso  también habían seis cuartos, aunque eran mas niños, Peter, Alex, Matt, Daniel, Oscar, Henry, Andrew, Carl, Jude y Nathan.

También estaban los mayores, pero ellos dormían en las salas, pues las literas eran ya muy pequeñas para ellos, Clara, Rick, Eliot y Tamara eran los mayores, tenían entre dieciséis y diecisiete años. Rick solía tocar la guitarra, se la regalo madre cuando cumplió los once, y aprendió por si solo.

Yo a mis siete años comencé a tocar el piano que teníamos en la segunda sala, sin embargo no he aprendido lo suficiente.

Pero como iba contando, la época de navidad estaba a la vuelta de la esquina,  y como siempre, todos querrían regalos, y aunque no siempre les traían cada año, siempre estaban sus cartas debajo del pino, yo sabía que Papá Noel no existía y que era madre quien compraba los regalos, o los recibía como caridad.

-Madre, terminamos de colgar las guirnaldas- dijo Mariana  acercándose a la primer sala.

-Gracias pequeña, ve a llamar a tus hermanas y hermanos y diles que ya mero estará la cena de noche buena- le respondió Madre con su siempre suave y dulce voz.

A pesar de que Madre tenia mas de cuarenta años, tenia la apariencia de una mujer mas joven, su cabello castaño y largo  le hacían ver hermosa, aunque a pesar de serlo, jamas se había casado.

-Madre, ¿cuando iremos por las compras?- pregunté.

-En un momento mi niña- Respondió.

Afuera estaba nevando y peter, alex, lily y betty no perdieron el tiempo, estaban en el patio construyendo fuertes de nieve y jugando a aventarse bolas de nieve.

Salí de la mansión y me senté en una silla que estaba en el porche, miraba como los demás jugaban, riéndose y aventandose bolas de nieve, yo no solía juntarme con los demás, solamente en las labores del hogar y cuando llegaban las visitas mensuales de parte de los que apoyaban el orfanato, muchas veces iban adultos que querían adoptar  niños, esa es la razón por la cual quedamos pocos. ¿que se sentiría tener padres? Yo nunca conocí a los mios, según Madre, yo estaba en la calle, acostada cerca de un bote de basura cuando me encontró.

-Marilyn, ya es hora de irnos- Dijo madre, yo aun seguía un poco perdida en mis pensamientos, que me tomó unos segundos levantarme de la silla y caminar por el campo de batalla para llegar hasta ella.

Subimos a la camioneta, como siempre yo tenia que ir atrás por cuestiones de seguridad, aunque algunas veces me dejaba ir en el asiento del copiloto, pero como eran fechas decembrinas, mas valía precaver.

El trayecto se me hizo corto ya que me la pasé dormida en todo el transcurso, a pesar de que era una hora desde el pequeño condado donde vivíamos hasta la ciudad.

-Marilyn ¿tu sabes que han pedido de navidad?- preguntó Madre, y aunque no siempre compraba los regalos que pedían, hacia lo posible por conseguirles lo mas parecido.

Apócrifo I El Diario De Una NecromancerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora