5.- Corrupción de un taumaturgo.

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Entré al castillo, estaba demasiado asustada y triste, tenía que rescatar a Rick o al menos saber a donde fue, no podía dejarlo.
Así que fui a la biblioteca, donde Rick tenia su estante de pociones ordenadas por nombre.

Me puse a buscar alguna que me pudiera servir. Habían pociones de curación, levitación, visión de lechuza, para curar envenenamientos, para descongelar, pociones contra basiliscos, y ¡poción de invisibilidad! Aunque sólo habían dos, y eran de corta duración.

Lleve las dos pociones de invisibilidad y las cuatro de levitación que encontré, de algo tendrían que servirme, primero tenia que aumentarles la duración, así que entre al cuarto de pociones, busque en la mesa plumas de fénix para aumentar la duración.

Vertí el liquido de las dos pociones de invisibilidad en un pequeño contenedor de obsidiana y lo puse a calentar. Cuando emano humo azul metí dos plumas de fénix y las dejé reposar, lo mismo hice con las pociones de levitación.

Ahora solo tenia que cambiarme de ropa e ir a rescatarlo.

Subí a mi habitación, dentro había una caja con una cinta. La abrí, dentro había una blusa negra de mangas largas, unas botas negras de cuero, unos jeans y un abrigo largo de cuero negro. Una nota, era de Rick

Feliz cumpleaños princesa, a partir de hoy tendrás que llevar la apariencia de una necromancer, y como tu eres la primera entonces escogí algo que iría bien contigo.

con amor, Rick Zkravam

Me vestí con la ropa que me había regalado, era muy cómoda y me hacía lucir bien a pesar de que era una versión de niña gótica, aunque me faltaba el maquillaje negro y pulseras con pinchos o algo así, pero no tenia tiempo.

Tardé unos segundos en ver lo que había al fondo de la caja, había un cinturón negro ancho, tenia pequeñas bolsas.

Se me ocurrió la idea de ponerme el cinturón y en las bolsas meter las pociones, y la varita de aprendiz, y el espejo teleporter, y sin duda cabían y no hacían bulto. Rick había pensado en todo.

Salí del castillo, me bebí una poción de invisibilidad, tendría por lo menos una hora para que se deshiciera el efecto, tomé el teleporter y nuevamente pensé en cómo llegar a mi antiguo hogar.

Cerré los ojos, y nuevamente el ruido de autos, aves y niños jugando creció, estaba nuevamente en el parque, pero ahora sin Rick. Que triste me resultaba mirar nuevamente el parque.

Aclaré mis pensamientos y comencé a caminar por la carretera principal, no sabía exactamente a donde debería ir, así que me subí atrás de una camioneta de la policía.

Llegamos a la comisaría, donde creí que tendrían a Rick, y entré.

-¿Tu mataste a La señora Eldritch?- escuché decir a un hombre.

-Sí, yo lo hice.- Dijo una voz conocida.

-Entonces ¿confiesas que lo hiciste?- le interrogó

-¿Qué acaso no escucho la primera vez?-

-¿Si sabes que el homicidio es un delito grave?-

-Solamente digame a cual prisión me va a mandar y con gusto iré

-Oh, no joven Rick, usted va a ser condenado a la silla eléctrica.

-Sabe, usted va a cometer un grave error, yo le sugiero que me mande a una prisión de por vida, si me matan entonces yo reviviré y no tendré piedad de usted-

-Vaya que si tienes huevos cabron-

Se escucharon golpes y gemidos de dolor, ese hombre estaba golpeando a Rick, y yo no podía hacer nada, tenia que ayudarlo, pero ¿cómo?

Otro oficial entro al cuarto de interrogación, y gritó.

-¡Basta! Le estas matando, mejor ya llevatelo a la silla, para que no sufra más- Dijo el oficial que acababa de entrar. Rick solamente rió mientras el primer policía lo llevaba cargando.

-Solamente espero que ya sepas cómo revivir a los muertos, siguelo y espera a que muera- Dijo Rick, el sabía que yo iba a ir a rescatarlo.

-¿Ya tan rápido estas delirando? ¿Crees que vendrá un ángel a salvarte?- Dijo el policía burlándose a carcajadas.

-Oh, no me siga haciendo enojar oficial.-

Llegaron a una pequeña sala donde había una silla de metal con cintas en el respaldo.

El policía sentó y amarró a Rick, le puso una especie de casco con muchos cables. Le puso en las manos unas barras de metal con cables y salió del cuarto.

-¿Tus ultimas palabras mocoso?-

-Nos vemos en unos minutos- Dijo Rick sonriendo, se escuchó un ruido estridente.

De un momento a otro los ojos de Rick se apagaron y su cabeza cayo hacia el frente. Éste hombre lo había matado, pero yo lo iba a revivir, y cuando eso pasara no habría nada que lo pudiera parar, pues el siempre cumplía con su palabra.

Rick haría sufrir a ese pobre hombre.

me acerqué a Rick y besé su mejilla, justo lo que había hecho con la señora Eldritch. Rick abrió los ojos, pero algo había cambiado en ellos, la esclera en lugar de ser blanca, era color negra, con unas diminutas venas resaltadas de color rojas y las pupila eran color amarillas.

-Gracias Clithia, ahora regresa, yo iré en unos minutos.- Sonrió, aunque su mirada me daba miedo, ya no era el mismo, de eso estaba segura.

Apócrifo I El Diario De Una NecromancerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora