Capítulo 3

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NOTA: Las letras en negrita y cursiva significa que estan hablando en español.


Julieta


- ¡¿Por qué tienes que tomar mi celular?! – Le grité a Brad quien parecía bastante arrepentido, yo nunca le grito a menos que se haya pasado.

- Pensé que podría ayudarte, lo siento. – Murmuró.

- Lo lamento, no quise gritarte. Pero no debiste hacerlo, a ella no pareció molestarle pero déjame hacer esto a mí, ¿Si?

- ¿De qué hablamos? – Ally parecía haber tomado atención de la conversación. Cuando discutía con Brad parecía desconectarse del mundo hasta que termináramos la discusión.

- Julietita sale con una chica. – Yo abrí mis ojos.

- Ni siquiera hemos salido. – Le aclaré a Ally quien sonreía.

- Me alegra tanto que hayas podido encontrar a una chica. – Ella me abrazo y yo me sonroje, no podía tener amigos más idiotas. - ¿Quién es?

- No la conocen.

- Se llama Maia, la conoció en un bar de lesbianas. – Brad rio.

- Tú me llevaste ahí.

- No pareces arrepentida. – Él frunció el ceño al igual que yo.

- Ninguno debería asistir a ningún bar, ni siquiera tiene la mayoría de edad y menos la edad legal para beber. – Ambos rodamos los ojos.

- De todas formas solo fuimos a conseguirle una novia a Julieta, al parecer lo conseguí. – Brad parecía bastante orgulloso de que conociera a alguien, si él estaba así ni siquiera quiero ver la reacción de mi madre si se entera. – Ally, deberías agradecerle esto a Dios.

- Si, seguro es una buena chica y espero que Dios les bendiga. – Brad se rio.

- Deja de burlarte de Ally. – Golpee el brazo de Brad y él se quejó. – Iré por algo más de comer, ¿Quieren algo? – Ellos negaron y me levante, camine hasta Marta, mi cocinera favorita. – Hola, Marta.

- Hola, mi niña. ¿Qué vas a querer? – Me quedé mirando los postres pero una conversación me distrajo.

- No, de seguro solo sabe decir Hola como todos los gringos... Te digo que solo su madre es latina, su padre es español y ella nunca ha vivido en un barrio latino de verdad. – Fruncí el ceño, ahí estaba de nuevo.

- No escuches a estos tontos chicos. – Miré a Marta que me sonreía maternalmente y los problemas pasaron a segundo plano, ellos no sabían nada de mi vida y no debería importarme lo que ellos dicen.

- Hey. – Me giré para toparme con Maia quien me sonreía. – Es un gusto verte por aquí.

- Sí. – Murmuré mirándola, sí que era linda.

- Hola, Marta. – La mujer adulta le sonrió. – Te recomiendo el pudin, es económico y bastante bueno. – Yo le sonreí. Marta le entrego un pudin y uno para mí. – Yo invito.

- Pues gracias. – Sonreí.

- Pero no es gratis, no totalmente. – Alce una ceja mientras caminábamos apartándonos un poco del resto de la gente. – Tienes que enseñarme español.

- ¿Español? – Ella asintió. - ¿Por qué quieres aprender Español?

- Porque no tengo ni puñetera idea de lo que acabas de decir y tengo que mantener una beca. – Yo sonreí levemente antes de asentir y subir mis gafas.

- Esta bien. – Cuando la miré, ella ya lo hacía.

- Genial. – Ella sonrió levemente.

Ella me dejo con una sonrisa en la cara, la vi volver con sus amigas que al parecer le esperaban con un interrogatorio, al igual que a mi. Brad alzo una ceja al igual que Ally, cuando me senté suspiré.

- Ni una palabra.

- ¿Es esa Maia? - Yo asentí.

- Lo sabía. – Ally murmuró.

- ¿Cómo?

- Nada, yo solo decía que sabía que Jesús iba a morir al final. – Yo reí levemente junto a Brad.

- Entonces, ¿Es ella? – Yo asentí. - ¿Por qué no me lo dijiste?

- Porque eres un bocón. – Fruncimos el ceño. – Ella quiere estar al margen de todo.

- Ay no. – Miré a Brad. – Aun está dentro del closet.

- Eso es decisión de ella. – Me encogí de hombros.

- Pero...

- Brad, quizás ella aún no está lista. – Ally tomó nuestras manos porque sabía que si no nos deteníamos volveríamos a discutir. – Veamos cómo avanzan las cosas.

- En un colegio como este, vamos a tener que ver mucho. – Mire a Brad antes de asentir, por primera vez él tenía la razón.

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