Maia
Observé a Julieta hasta que Megan tomó mi cara con su mano obligándome a mirarle. Demonios.
- ¿Me puedes prestar atención? - Yo asentí.
- Lo siento, Meg.
- Ustedes dos estan algo raras, ¿Qué les pasa? - Noté como Chelsea alzaba la mirada y nos miró quizás preguntándose si contarnos o no lo que pasaba por su mente.
- Solo estoy agotada, tú no tienes que mantener una beca. - Mentí.
- Lamento tener dinero, Maia. - Ella rodó sus ojos.
- Últimamente estás siendo insoportable, Megan. - Tomé mis cosas antes de levantarme. - Me voy a casa, adiós.
- ¡Maia! - Miré a Megan. - Recuerda lo que hablamos. - Me límite a asentir antes de irme a mi estúpido trabajo.
- ¿Qué haces con esa chica? - Miré a Megan sin expresión alguna, no podía dejarle en evidencia absolutamente nada.
- Ella es agradable, te lo he dicho.
- Ella es muerte social, Maia. En esta escuela, juntarse con esa chica es como juntarse con el diablo y en esta escuela el diablo es malo. - Si ella era el diablo no me molestaría irme al infierno. - La gente empezará a hablar.
- ¿Y eso qué importa? - Ella me miró como si me preguntara si hablaba en serio.
- Pensé que querías mantener tu puesto en el consejo escolar y los privilegios que eso te da. - Mordí mi labio. - Sé que tú eres de esas chicas que tratan de aceptar todo, pero nosotros no somos así y tú tampoco deberías.
- Lo pensaré.
- Eso espero, no quiero que termines siendo una lesbiana.
Limpié con detalle los vasos dejándolos relucientes, era mi forma de distraer mi mente y esperar a que el bar se abriera. Miré el reloj y aún faltaba un rato.
- Ángel, ayúdame a traer los limones de la bodega. - Tiffany me llamó y yo me apresuré a ayudarle, no sólo porque era la jefa si no porque ella esperaba a su primer hijo. Cuando volvíamos a la barra notamos como las demás estaban mirando a un chico que hablaba en lenguaje de señas. - ¿Qué pasa?
- No lo sabemos, él sólo ha llegado. - Cristina se encogió de hombros. Yo miré al chico mientras ordenaba los limones.
- Dice que si puede usar el baño. - Todas me miraron pero yo traté de ignorar las miradas. - Al fondo están los baños, hay uno de chicos. - Él me sonrió antes de irse al baño.
- No sabía que también hablabas lenguaje de señas. - Tiffany sonrió.
- Tuve que aprenderlo, hay muchas cosas que no saben de mí. - Fui a mi lugar en la barra para empezar la noche.
No había pasado mucho cuando llegó Ginger, y tampoco pasó mucho cuando ya había perdido la sobriedad.
- ¿Aún no piensas en lo de los body shoot? - Yo negué riendo levemente. - Lo siento, pero eres ardiente.
- Muchas gracias, Gin.
- ¿Está Tiffany?, quiero pedirle disculpas por lo de mi hermana.
- Tiffany está en su oficina, le haré llegar tu mensaje. - Ella asintió. - ¿Tú hermana no te acepta? - Ella me miró confundida.
- ¿De qué hablas?
- De que si ella no acepta que te gusten las chicas.
- Oh, eso. - Yo asentí. - A ella le hes indiferente.
- ¿Y por qué ha armado ese espectáculo?
- Porque yo no debería estar aquí tomándome unas copas, debería estar en su casa junto a nuestra madre. - Ella me sonrió antes de empezar a llorar. No sabía qué hacer, normalmente Ginger no lloraba y eso que una vez me contó como su novia le había dejado y no le vi derramar ni una sola lagrima. - No puedo estar en casa. - Entre sollozos le pude entender.
- Esta bien, Ginger. - Acaricié su espalda.
- No lo está, mamá esta muriendo. - Yo le miré algo impactada, no sabía que la madre de Chelsea estuviera muriendo. - Chelsea sólo trata de ayudar porque Victoria se lo ha pedido.
- ¿Victoria? - Se supone que la madre de Chelsea se llama así.
- Mi madrastra buena. - Ella me miró con una pequeña sonrisa. - Papá se casó con ella cuando era una niña, y tuvieron a mi hermosa hermanita. Victoria se hizo cargo de mí porqué mamá se fue a Inglaterra y no podía pasar mucho tiempo conmigo. Pero al parecer ahora quiere pasar cada momento porque tiene lupus y eso le ha provacado un problema cardíaco y leucemia. - Ella miró su vaso. - ¿Qué debo hacer, Ángel?
- Quizás deberías dejar de beber para pensar con claridad, tienes que hacer lo que creas que es mejor. - Ella me miró antes de asentir. - No deberías desperdiciar tiempo con tu madre. - Ella dejó el dinero sobre la mesa antes de tratar de levantarse.
- Zoey, - La chica que contaba el dinero me miró. -ayudaré a Ginger.
- No, - La miré sorprendida. - estamos en la hora donde eres la atracción pero le diré a Trina que la lleve a casa. - Yo asentí mientras Ginger trataba de mantener su equilibrio.
- Sólo espera, ¿Si? - Ella asintió.
Muchas chicas se reunieron alrededor de la barra para la hora del espectáculo que hacía junto a Reagan, esto nos daba unas buenas propinas cada viernes. Mientras hacía algunos malabares me detuve al ver la mirada sobre mí, era Chelsea. Mierda.
- Hey, ángel. - Al voltearme una lata chocó contra mí nariz, y todas pararon de animarnos para enfocarse en mi hemorragia nasal. - ¡Dios mío, lo lamento Maia! - Traté de pararla con papel pero seguía sangrando.
- Quitense. - La voz de mi amiga se acercaba y cuando llegó frente a mí sólo me observó antes de tomar mi nariz y hacerla sonar.
- ¡Por mil demonios! - Grité, sabía que Chelsea había aprendido a acomodar narices pero nunca la había visto ni menos me la había ajustado.
- ¡¿Qué le has hecho?! - Lana la apartó mientras gemía de dolor.
- No me toques, le he ajustado su nariz. Ahora, Maia deja de llorar tenemos que hablar.
- Tú eres la chica del espectáculo del otro día. Ginger ya se ha idó.
- Maia. - Chelsea me miró y sentí pánico, no podía moverme y el dolor de mi nariz había pasado a segundo plano.
- Vamos atrás. - Me ayudaron a levantarme y tomé más papel para la poca sangre que quedaba. - Chelsea...
- ¿Por qué no me dijiste?
- Es complicado, Chelsea.
- Si necesitabas dinero yo podía dartelo. - La miré incrédula.
- Dios. - Murmuré y ella me miró más que confundida. - Esto va más allá del dinero, Chelsea.
- ¿De qué hablas?
- No trabajo aquí sólo porque necesito dinero, trabajo aquí porque me siento cómoda.
- ¿Qué quieres decir con esto?
- Que me gustan las chicas, Chelsea. - Ella parecía algo sorprendida pero sonrió.
- Te gusta Julieta.
- Si, y prefiero que esto quede entre nosotras. - Suspiré aliviada.
- Si, también creó que es lo mejor por ahora. Pero no me molestaría que me invitaras unas copas.
- Tal vez otro día, ahora tengo que ir al hospital.
-Te llevó, tienes que contarme muchas cosas. - Yo asentí. - ¿Y ya se han acostado?
- ¡Chelsea! - Ella rió.
- Eso es un no.
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Imagine You & I
Fiksi Remaja"La gente no ve más allá de lo que ve." "Imaginate tu y yo, yo lo hago, pienso en ti dia y noche, simplemente esta bien pensar en la chica que quieres y abrazarle tan fuerte - The Turtles, Happy Together " Este libro participa en el Proyecto Person...