Capítulo 9

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Julieta

El solo recuerdo de aquel beso hacía que mis mejillas se encendieran, agradecía que los chicos no llegaran a la mesa aún porque de seguro Brad iba a ser el primero en sacarme información. Tomé mi cara entre mis manos tratando de sacar esas cosas de mi mente.

- ¿Estás bien? – Miré a Agus antes de asentir. – Te ves algo sonrojada.

- Hace un poco de calor. – Él asintió mientras tomaba un poco de su jugo.

- Tengo una pregunta.

- Hazla. – Le sonreí.

- Me han dicho que estabas saliendo con alguien. – Yo abrí completamente mis ojos.

- ¿Quién te dijo eso?

- Tú amiga de las clases de español.

- ¿Qué te dijo exactamente?

- Solo que salías con alguien. – Él se encogió de hombros. – Entonces, ¿Es cierto? – Un chico se sentó a mi lado y la verdad es que nunca lo había visto, y por la ropa que llevaba algo me decía que no era de la escuela, él me hizo una seña de saludo. - ¿Y él quién es? – El chico siguió sonriendo sin responderle. – Hey. – Pero él se mantuvo igual.

- ¿Qué pasa? – Él me miró y sacó una pequeña libreta de notas escribiendo en ella.

"Soy Ian. ¿Has visto a mi hermana?"

- ¿Quién es tu hermana? – Pude ver como el observaba mis labios fijamente.

"Mi hermana es Maia Foster."

Yo abrí mis ojos sorprendida, la verdad era que tenían ciertos rasgos muy parecidos pero no me había dado cuenta. Busqué a Maia con la mirada y me la encontré en su mesa habitual charlando con sus amigos. Me apresuré a sacar mi teléfono para mandarle un mensaje.

"Maia." – Julieta

"¿Qué quieres?"

"Tu hermano está en mi mesa."

Vi como su mirada se levantó del celular y se dirigió hacia nosotros, ella sin decirles algo a sus amigos se acercó rápidamente a nuestra mesa mientras hacía señas con sus manos. Oh, ahora lo entendía.

- ¿Por qué hablan así? – Miré a Agustín.

- No te importa. – Maia lo cortó mientras seguía hablando con el lenguaje de señas con su hermano, según lo que me dice su lenguaje corporal están discutiendo. Los chicos llegaron a la mesa mirando extrañados la escena.

- Ally. – Murmuré y ella asintió acercándose a mi oído disimuladamente.

- Al parecer, él solo quería ayudarle con su tontería y ella dice que no necesitaba su ayuda y debería estar en casa. – Murmuró y si, Ally sabía lenguaje de señas por su grupo de voluntariado de la iglesia. – Él dice que se está comportando como una niña, y ella sigue insistiendo que es un tema que no debe importarle. – Él se giró hacia mí con el ceño fruncido.

- Él quiere decirte algo. – Maia murmuró casi gruñendo. – Dice que gracias por ayudarle y que lamenta tener una hermana tan... ¡Hey! – Ella frunció el ceño. Miré a Ally quien asintió, al parecer Ian se dio cuenta de la capacidad de Ally y siguió haciendo señas.

- Maia está molesta contigo porque no le has mandado un mensaje y por Adrián. – Me murmuró, ambos chicos de la mesa nos miraban extrañados, bueno Brad al menos con interés mientras comía su hamburguesa. Tomé el brazo de Maia y la obligué a caminar conmigo al pasillo.

- Oye, mi hermano...

- Esta con los chicos, no tendrá problemas. – Le corté. – Primero, es Agustín no Alex, ni Adrián. – Ella bufó. – Si no te he mandado un mensaje fue porque luego de las clases con Chelsea fui a mi práctica, y sólo no pude enviarte un mensaje. No puedo creer que estés enfadada.

- No estoy enfadada.

- Si lo estas. – Me crucé de brazos y ella rodó sus ojos. – Además, le has dicho a Agustín que estoy saliendo con alguien.

- ¿Y te molesta que lo haya hecho?

- Claro que no, pero no entiendo tus señales Maia. – Ella me observó sin decir nada. – No entiendo si quieres que él lo sepa o no, no entiendo si Chelsea lo sabe o algo. – Pasé las manos por mi cabello algo desesperada. – Yo... - Ella tomó mi cara entre sus manos y simplemente me besó atrapándome entre los casilleros y su cuerpo.

- Escúchame, me gustas. – Yo mantuve mis ojos cerrados tratando de asimilar aquel beso. – Sólo necesito tiempo, no puedo llegar y decírselo a mis amigos, dame tiempo. Te juro que les diré. – Yo asentí abriendo mis ojos. – Me gustan tus ojos. – Murmuró acariciando mi mejilla. – Lamento hacerte pasar por esto. Por mi les gritaría que me gustas, pero...

- Está bien, te entiendo. – Ella sonrió.

- Gracias por hacerlo, ahora volvamos a nuestro almuerzo. – Ella tomó mi mano pero antes de entrar la había soltado y el vacío que sentí me dio algo de miedo. – Oye, ¿Por qué no vienes este viernes al club?, es noche de karaoke y saldré temprano de la barra. – Yo sólo asentí con una sonrisa mientras caminábamos a la mesa. 

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