Mientras tomaba aire pude ver como las chicas terminaban de maquillarse como payasos, no se veían ridículas pero era gracioso. Volví a practicar mis malabares con pelotas y cuando estaba por terminar, le ví entrando y las pelotas cayeron sobre mi cabeza al distraerme, pude escuchar la risa de las chicas y noté como ella trataba de no reír.
- Hey. - Besé cortamente sus labios.
- Te ves bien como un mimo. - Sonreí levemente. - He venido a verte antes de que empiece tu turno. ¿Esta bien?
- Claro que si. - Besé su mejilla. - Mira, he estado toda la semana practicando esto. - Tomé las pelotas y empecé mi rutina, pero en medio de esta ella me robó las pelotas cuando las tiré en el aire y ella siguió con una sonrisa. - Hey, no sabías que también podías hacer esto. - Ella se detuvo para mirarme.
- Mi abuelo trabajaba en un circo durante su niñez y juventud.
- Hey, tu chica es hábil con sus manos, que suerte la tuya. - Reagan pasó a mi lado con una caja y vi su sonrisa burlona, simplemente le ignoré al ver la cara sonrojada de Julieta.
- ¿Y cómo aprendiste a hacer todo? - Yo me encogí de hombros.
- Un ex novio de mi madre era Barman y me enseñó algunos trucos, esa fue la razón por la cual terminaron. Al parecer no esta bien enseñarme a una pre adolescente servir bebidas alcohólicas. - Bromee y pude escuchar su dulce risa. Vi a Tiffany mirándonos y sabía que significaba esa mirada, era esa mirada que tenía cuando le enseñé mis rutinas para que me contratase.
Julieta se había sentado en la barra y yo me senté a su lado tomando su mano entre la mía. El recuerdo de Megan me causó un leve malestar, y ella pareció notarlo pues sentí como me dio un leve apretón en mi mano. Le miré con una leve sonrisa.
- ¿Pasa algo? - Yo le iba a responder pero el sonido de un chillido y de algo quebrarse se robo mi atención, y el de todas.
- Reagan. - Corrí hacía ella que miraba su mano con terror. Tomé mi camisa y tiré de ella para poder tomar un pedazo y tratar de detener la hemorragia de su mano. Vi el vaso del suelo y toqué un pedazo de vidrio con cuidado, estaba caliente, vi un poco más lejos el hielo y negué con la cabeza. - Dios, Reagan. ¿Cómo se te ocurre ponerle hielo a un vaso caliente?
- ¿Qué ha pasado? - Tiffany se acercó al igual que el resto.
- Un vaso se ha reventado. - Respondí cortamente.
- Y mis venas también. - Murmuró Reagan que se veía más pálida.
- No me digas que no puedes ver sangre. - Le murmuré y ella me miró con una sonrisa antes de dejar caer su peso, junto a Zoey la tomamos para evitar que cayera al suelo.
- Llamaré a su novia, le llevaré al hospital. - Roxan se acercó para tomar mi lugar y el de Zoey, Roxan era una de las chicas más hermosa y ella era la chica mala del grupo, me sorprendía que ella quisiese ayudar a Reagan. De todas formas, le dejamos llevarsela porque en unos minutos el bar abriría las puertas.
- Tú. - Tiffany señaló a Julieta que estaba un poco apartada. - ¿Cómo te llamas?
- Julieta.
- Juelieta, ¿Eres latina?
- Mitad latina, mitad española. - Tiffany sonrió, desde que Carla se había ido para empezar su vida nuestra jefa había perdido su latina, ahora tenía dos culturas en una.
Tiffany tiene unos 34 años, el bar se lo heredó su padre y ella lo reformó para hacerlo el lugar que es hoy, era bastante popular y era por quienes trabajabamos aquí, ella se había encargado de tener una variedad de chicas que puedan atraer clientes y eso le funcionaba bastante.
- ¿Podrías reemplazar a Reagan por esta noche?, te pagaré y puedes quedarte con las propinas.
- Yo no sé servir bebidas.
- Puedes servir sodas. - Tiffany le hizo pasar a la barra y la posicionó en la parte en que la mesa brillaba de rojo, la zona que no vendía alcohol. - Y hacer esos malabares.
- Hey, pero los pelotas son mías. - Hice un leve puchero.
- Puedo hacerlo con cualquier cosa. - Julieta me tiró las pelotas. - Entonces, ¿Sólo tendría que hacer eso? - Tiffany asintió.
- Y puedes tomar el mismo turno de Maia. - Ella estaba jugando sucio, pero la verdad no me molestaría que ella trabajase aquí.
- Esta bien, sólo por hoy. - Julieta sonrió.
Nunca había visto a tantas chicas en la zona roja, de hecho odiaba trabajar ahí porque las únicas que iban era para hacerme un poco de compañía. Tenía que admitir que estaba un poco celosa, no porque yo no fuera el centro de atención, sino porque era mi novia y estaba ganando muy buenas propinas sirviendo sodas, haciendo malabares con aros, y al parecer su abuelo no sólo le había enseñado hacer malabares, sino que también hacer magia y a las chicas parecía gustarle como ella hacia desaparecer las cosas. Yo la observaba de vez en cuando y veía como esas chicas le coqueteaban descaradamente, claro antes cuando ella decía que era bisexual todas escapaban de ella, y ahora que no lo dice pues todas parecen insectos siguiendo a mi luz. Si supieran que es mi novia se alejarían de ella, esperen. Ella aún no es mi novia, le miré y ella pareció notar mi mirada.
- ¿Qué? - Preguntó.
- Creo todas han notado lo hermosa que eres. - Ella se ruborizó.
- Deja de hacer eso. - Le miré confundida. - Hacerme sonrojar, lo detesto. - Besé su mejilla sonriendole.
- Pues a mi me encanta. - Le murmuré en el oído. - Luego tendremos una cita. - Ella asintió antes de volver a mirarme.
- ¿Luego? - Yo me encogí de hombros. - Estará todo cerrado.
- Será una sorpresa. - Le guiñe un ojo antes de volver a atender a las clientas.
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Imagine You & I
Teen Fiction"La gente no ve más allá de lo que ve." "Imaginate tu y yo, yo lo hago, pienso en ti dia y noche, simplemente esta bien pensar en la chica que quieres y abrazarle tan fuerte - The Turtles, Happy Together " Este libro participa en el Proyecto Person...