Capítulo 8

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Maia

Estaba en la biblioteca leyendo el diccionario de español para poder aprender algunas palabras, mi atención se desvió de inmediato cuando vi a Julieta pasando por la puerta, no pude evitar sonreír levemente pero mi sonrisa se borró al ver a Chelsea con ella.

- Lamento si te he hecho esperar. – Julieta se sentó frente a mí buscando algo en su mochila, miré a Chelsea que se sentó junto a mí con una sonrisa.

- ¿Qué haces aquí? – Murmuré.

- Necesito aprobar en el examen, y es la única latina que sé que no quiere meterse en mis pantalones. – Yo entrecerré mis ojos.

- Pero si sabes que ella es...

- Si hubiese querido algo conmigo ya lo hubiese intentado. – Ella me guiño un ojo y rodee los míos fastidiada, una de las razones por las cuales no le decía a Chelsea acerca de mi condición sexual era por lo estúpida que podía ser la mayor parte del tiempo.

- Bien, yo le pedí ayuda a un amigo para poder ayudarte, Chelsea. – Celebré internamente porque Chelsea estaría lejos de nosotras. – Claro, yo te ayudaré a ti y él a Maia.

- Pero yo te pedí primero que me ayudaras.

- Oh, tranquila él es muy bueno también. – Me sonrió. – Creo que Chelsea me necesita más. – Traté de que no se notara que me importara demasiado por la presencia de Chelsea. – Mira, acá viene. – Vi al chico que la acompañaba en la cafetería y apreté mis puños, puta vida. – Él es Agustín.

- Hey, chicas. Un gusto conocerlas.

- Hey, mi cuate. – Cerré mis ojos avergonzada por mi amiga, no me sorprendía que estuviera suspendiendo español.

- Bueno, los dejamos. – Ambas chicas se fueron dos mesas adelante pero aun así podía apreciar a Julieta.

- Un gusto, soy Agustín. – Yo asentí bajando la mirada al diccionario. – Mmh, entonces...

- ¿Cómo se dice esta palabra? – Le señale una de las palabras.

- Imbécil.

- ¿Imbécil? – Él asintió. – Entonces, se puede usar como "Eres un imbécil". – Él volvió a asentir con una sonrisa, de verdad era imbécil.

- Te manejas bien con el español.

- Julieta es una gran maestra. – Me encogí de hombros volviendo a buscar algo en el diccionario para usarlo en su contra, pero cuando le miré pude encontrarlo mirando a Julieta. – No es de buena educación mirar a las personas fijamente. – Él me miró y se sonrojó levemente.

- Lo siento, me distraje por un momento. ¿Puedo ver tus apuntes? – Asentí pasándole mi cuaderno. – Te has equivocado aquí, es Psicólogo y no Sicólogo. – Yo negué.

- Te equivocas.

- Claro que no. – Frunció el ceño. – El sicólogo es quien estudia los higos. – Volví a negar.

- La real academia española ha permitido el uso de ambas y tienen el mismo significado. – Saqué mi celular y le mostré el sitio donde lo leí.

- Eso ha sido un error de la RAE. – Yo me encogí de hombros.

- Para mí, es igual. – Ambos bufamos y miré a Julieta que parecía entretenida con Chelsea. - ¿Por qué le miras tanto? – Una vez más le encontré mirándole.

- Es linda. – Se encogió de hombros.

Mentiría si dijera que mi sangre no hirvió en celos, la única razón fue porque el chico era guapo y a decir verdad, Julieta ya le consideraba su amigo al parecer.

- Si, lo es pero dicen que está saliendo con alguien. – Él me miró.

- ¿Hablas en serio?

- Eso dicen.

- O sea que solo son rumores. – Me mordí el labio levemente. – Quizás le invite a tomar un café algún día.

- Uh, no creo que te acepte. – Reí levemente.

- ¿Por qué lo crees?

- Porque ella nunca ha salido con nadie antes y por lo que me han dicho, está saliendo con alguien y eso debe decir algo. – Me encogí de hombros.

- Pero son rumores, quizás solo sea un amigo de ella. – Suspiré. – Además, no creo que nunca haya salido con alguien.

Me levanté y tome mi mochila, sin decir nada lo dejé hablando solo porque de verdad me estaba cansando ese tipo. Al menos me había dejado claro sus intenciones con Julieta y era evidente que no permitiría que aquello pasará, llevó casi un año con un crush con esa chica y por fin puedo salir con ella no dejaré que me roben mi oportunidad.

- ¡Maia! – Me giré para encontrarme con ella corriendo hacia mí. - ¿Qué ha pasado?

Para mi suerte, mi celular sonó indicando que era un mensaje de mi hermano por el tono que tenía.

"Necesito que vengas por mí. Creo que me he metido en problemas <3."

- Tengo que ir por mi hermano. – Suspiré guardando el teléfono, de seguro era otra pelea.

- ¿Segura? – Yo asentí. – Parecías algo enojada cuando saliste de ahí.

- Alex no me cae. – Le fui sincera.

- Se llama Agustín. – Me encogí de hombros. – Te he notado rara.

- No sé por qué.

- Estás celosa. – Yo negué, claro que eso no lo iba a admitir.

- En serio debo ir con mi hermano, te hablo luego. – La vi suspirar antes de asentir, besé su mejilla. – Suerte con Chelsea.

- Suerte con tu hermano. – Seguí mi camino por los pasillos vacíos de la escuela pero ella me detuvo. - ¿Qué... - Ella depositó un corto beso sobre mis labios antes de correr a la biblioteca.

Wuau. 

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