Capítulo 10

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Maia


Limpiaba algunos vasos mientras veía el reloj de la pared, estaba algo nerviosa y la verdad, poco me importaban las chicas que cantaban o las que me alagaban una noche más, ellas no me interesaban, me interesaba la chica que entraba con un vestido negro. Si no fuera por los reflejos que tuve que desarrollar me hubiesen descontado un vaso a mi sueldo.

- Hey, has llegado. – Ella asintió con una sonrisa.

- Lo lamento, he salido con Agus en la tarde y se me hizo algo tarde, al menos el guardia me dejó pasar al instante, gracias por agregarme a la lista. - ¿Salió con "Agus"?

- Oh. – Yo sólo asentí y agradecí que un grupo de chicas me llamasen. – Hola, señoritas.

- Te ves muy linda esta noche, Maia. – Yo sólo sonreí. – Danos unas cervezas, esta noche es nuestra noche. – Yo asentí sacando algunas botellas y me apresuré en abrirlas. Lana, la chica que siempre era quien hablaba por sus amigas, me sonreía. – Si quieres, puedes pasarte por nuestra mesa cuando termines.

- Uh, no lo creo. Para la próxima. – Ella asintió con una sonrisa antes de irse con sus amigas, cuando me voltee la cara de Julieta no era para nada buena.

- Quizás debería irme. – Yo negué rápidamente.

- Lamento eso, de verdad. Es casi parte del trabajo, lo siento. – Ella suspiró. – Te ves hermosa. – Ella se ruborizó levemente.

- Muchas gracias.

- Así que saliste con tu amigo. – Ella asintió mientras le tendía una soda.

- Si, fuimos a patinar en la pista del parque. Fue algo gracioso porque nunca había patinado en mi vida y bueno, él era un experto. – Yo hice una leve mueca. – No te molesta, ¿No?

- Claro que no, me da igual. – Me encogí de hombros, claro que era una mentira pero no podía saber cuan celosa podía ser.

- Hey, ángel. – Voltee mi cabeza hacia Ginger. – Una ronda más.

- Dame un momento.

- Claro, ángel. – Su mirada era divertida y yo rodee mis ojos, ese era el apodo que me habían puesto en el lugar.

- Creo que son muchas copas, Gin. – Ella rio.

- Tú solo sírveme más, esto es a tu beneficio. – Sus mejillas estaban rojas delatando su estado de ebriedad pero esta era una escena que se repetía cada viernes. Yo sólo le serví otro vaso y ella tiró un beso al aire. – Deberías vender body shoot. – Me voltee a ver a Julieta evitando aquel comentario.

- Entonces, ¿Cuándo terminas tu turno? – Miré el reloj.

- Solo 10 minutos, ¿No te molesta esperar? – Ella negó, yo me incliné hacia ella y besé su mejilla.

Curiosamente, aquellos 10 minutos fueron los más ocupados que tuve y traté de impresionar a Julieta con algunos trucos que tenía guardados para mis turnos de los sábados. Cuando mi turno había terminado, hice un movimiento ninja para saltar la barra, normalmente usaba la pequeña puerta de acceso pero esta noche busca impresionar un poco a mi cita.

- Entonces, ¿Cantas?

- Claro que no. – Ella rio levemente, una vez más tratando de ocultar su risa con su mano.

- ¿Por qué haces eso?

- ¿El qué?

- Ocultar tu sonrisa, casi siempre lo haces y no entiendo por qué, tienes una de las sonrisas más linda que he visto. – Sus mejillas se sonrojaron. – Ven, - Tiré de su mano hasta sentarla en una de las sillas. – te enseñaré algo. – Besé cortamente sus labios antes de ir al escenario. – Hola chicas, que empiece la noche. – Unos pequeños gritos de entusiasmo se escucharon y yo sonreí. Seleccioné la canción y miré a Julieta guiñándole un ojo. - Always looking over my shoulder Cause I don't ever wanna miss you, I been thinking about you daily I can't wait to see your face... - Mientras seguía la canción mi única atención estaba en Julieta, porque sinceramente era la única que me interesaba pero ver a Chelsea entrar al lugar hizo que parara de cantar y me escondí bajo una mesa.

- ¿Ángel? – Lana se asomó bajo la mesa y yo le indiqué que guardara silencio. Vi como Chelsea se acercaba a la mesa pero se giró hacia Ginger, miré a Julieta que trataba de tapar su cara con sus manos.

- Aquí estas, Ginger. – Contuve mi respiración, ¿Qué hacía Chelsea buscando a Ginger? – Vámonos de aquí, me das asco. – Algo en mi dolió.

- Tú no me mandas.

- Pero mamá si lo hace. – Ay dios. – Que tomes tus cosas.

- Hey, chica. Cálmate. – Andy, la chica de la barra que trabajaba después de mis turnos se aproximó. Chelsea la ignoró.

- Tu educación no sirvió de nada, joder. – Ginger mantuvo su sonrisa.

- Vámonos a casa. – Ella se paró con dificultad y Chelsea tomó su brazo llevándosela. Yo solté el aire que estaba conteniendo y miré a Lana quien me miraba preocupada.

- ¿Estas bien?

- Si, tranquila. – Salí de mi escondite y miré a Julieta, ella tenía su mirada algo perdida. – Juli, ¿Qué pasa?

- Solo pensaba. – Murmuró.

- ¿Quieres irte a casa? – Ella me miró y asintió. – Iré por mis cosas.

Fui a la sala de los empleados por mis cosas y me puse mi chaqueta, cuando salía algunas chicas se despedían de mí y Julieta se mantuvo al margen hasta que salimos.

- Lamento esta noche apestosa. – Ella negó mientras subíamos al auto bus.

- No fue tan mala, pero la próxima vez tratemos de ir a un lugar donde yo no tenga que pelear y tú no seas el centro de atención, lo cual veo muy difícil. – Yo solo reí mientras nos sentamos en los últimos asientos. – Cantas lindo.

- Gracias. – Besé su sien antes de apoyar mi cabeza en su hombro. - ¿Sabes?, de verdad casi me da un infarto cuando vi a Chelsea.

- Ese bar solo me trae sorpresas a mi vida. Primero, a ti y luego esto, es una gran sorpresa.

- Para mí igual, la verdad es que nunca pensé que Chelsea podría ser así. Y menos sabía que Ginger era su hermana.

- Bueno, no es que se parezcan demasiado. – Cerré mis ojos un momento y para cuando los abrí, Julieta trataba de despertarme. – Hemos llegado a mi casa. – Asentí bostezando y bajando junto a ella. – No era necesario que llegaras hasta acá.

- Da igual, prefiero asegurarme de que llegaste bien a casa. – Ella se había acercado a besar mi mejilla pero yo corrí mi cara haciendo que nuestros labios se conectaran.

- Buenas noches, Julieta. Gracias por esta noche.

- Buenas noches, Maia. Gracias a ti. – Ella entró rápidamente a su casa y yo sonreí caminando a mi casa, me había quedado sin dinero para el autobús ya que había pagado su pasaje, pero daba igual.

Me daba igual caminar a casa si eso significaba verle una última vez antes de irme a dormir, la verdad es que creo que el día que le hablé en el bar me hizo pasar el límite para enamorarme de ella, tener ese viejo crush con ella avanzó al conocerle y esto me gustaba.

Imagine You & I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora