Capítulo 11

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Julieta

Caminaba a la cafetería cuando alguien tiró de mi brazo haciéndome entrar al laboratorio de química. Miré algo asombrada a la chica frente a mí. Era Chelsea.

-Mira, te seré directa. Te vi el viernes en ese estúpido bar, y no me importa en absoluto a quien beses o con quien te acuestes, me agradas y me ayudas a pasar español pero si le dices a alguien lo que viste esa noche, tu poca vida social de aquí se irá a la mierda. – Yo asentí levemente.

- La verdad es que tampoco tenía planeado decírselo a alguien. – Ella me miró con algo de duda.

- Y por cierto, sé que eres como amiga de Maia, ni siquiera lo menciones.

- Puedes estar tranquila. – Ella se fue y yo suspiré levemente. Miré hacia la puerta donde Maia se asomaba, ella me miró confundida antes de entrar.

- ¿Qué hacías con Chelsea?

- Tranquila, ella no sabe lo tuyo. – Yo me senté en la mesa del profesor suspirando. – Solo se acercó a mí para que no le mencionara a nadie lo del viernes, y mucho menos a ti. Es algo amenazante cuando quiere, aunque poco le importaba de que yo este con chicas y todo eso.

- Si, Chelsea es más abierta de mente que los demás. Pero solo para gente que no es tan importante para ella.

- ¿Tu sabias lo de su hermana? – Maia negó acercándose a mí.

- No, sabía que tenía una hermana pero nunca pensé que fuera Ginger. Por lo que sé, la familia de Chelsea no puede ser la misma de Ginger. – Le miré confundida. – Ginger no sabe controlarse cuando bebe, muchas veces termino cuidando de ella hasta que conseguimos un taxi para ella, suele hablar de más. – Maia se encogió de hombros. Ella se puso frente a mí con una sonrisa. – Y hola, por cierto.

- Hola. – Sonreí levemente cuando su cara se empezó a acercar a mí y sus labios se conectaron con los míos. – Dios mío, me gustas demasiado.

- Tú también me gustas, y me gusta cuando hablas en español. – Ella volvió a conectar nuestros labios tomando mi cara entre sus manos.

- Bueno, aunque me encante esto de besarte, muero de hambre. – Ella rio levemente.

- Vamos a comer. – Ella tomó mi mano hasta que salimos del laboratorio.

Me sentía algo mal cuando sentía como soltaba mi mano y cuando sabía que nunca iba a cogerla en la escuela, la entendía de cierta forma, vivir bajo los faroles de la escuela era difícil y tenerle miedo a que todos tus amigos te dejen era aún peor, yo pasé por lo mismo pero no podía obligar a Maia a que hiciera eso por mí. Mientras sacábamos nuestras bandejas pude escuchar murmullos del grupo de los latinos.

- Te dije que esta chava nunca se acercaría a nosotros, somos muy poca cosa para esa princesa. –Idiotas.

- ¿No te molesta si almuerzo contigo hoy? – La miré sorprendida.

- Claro que no. – Ella me sonrió levemente, ambas caminamos y nos sentamos juntas frente a la mirada de mis amigos.

- Pero miren la sorpresa que ha traído el destino. ¿Qué ha traído a la princesa de la escuela a nuestra mesa? – Brad fue el primero en hablar haciéndome rodar los ojos.

- Ella. – Me señalo y yo solo pude sonreír. - ¿Y dónde está el nuevo?

- Parece que nos has estado observando. – Brad le molestó.

- Agustín está sacando su comida. – Ally le señalo y yo busque al argentino entre las personas encontrándomelo con una bandeja llena Nuggets.

- Hey. – Él llegó con una sonrisa y yo solo podía ver su plato. - ¿Quieres?

- Ay no, ya empezaremos. – Brad se cubrió los ojos y yo fruncí el ceño.

- Soy vegetariana. – Evite darle un discurso de la producción de los Nuggets por el bien del estómago de toda la mesa.

- ¿Eres vegetariana? – Maia preguntó bastante sorprendida y yo solo asentí. – Es una buena información para cuando salgamos.

- Sip, podríamos salir todos por comida vegetariana, ¿Les parece? – Agustín se veía entusiasmado y vi como Maia se tensaba, Brad trataba de no reír y Ally solo asentía con una sonrisa.

- No me sentiría cómoda con todos ustedes ahí. – Maia me sorprendió.

- ¿Por qué? – Maia se quedó en silencio mirándolo como si le odiase, mientras Agustín le miraba con tranquilidad. – No creo ser tan desagradable. – Agustín bromeo pero Maia no rio. – O quizás sí. Bueno, podrías salir un día tú con Juli y luego yo... ósea nosotros. – Por un momento pensé que Maia saltaría a golpearle pero la voz de Brad llamó la atención de todos.

- Agus, ¿Conoces a The Vamps? – Él asintió. – ¿Y su canción I Found A Girl? – Él volvió a asentir.

- Brad. – Mi mejor amigo me miró divertido, maldita serpiente.

- ¿Qué piensas de la canción?

- Es pegajosa, pero creo que si le llegó a pasar algo así a uno de ellos es muy triste, debe ser una pena enamorarse de una chica que solo piensa en otra chica. – Agustín se encogió de hombros y ya sabía a qué quería llegar Brad.

- ¿Y a ti te gusta nuestra Julieta? – Agustín me miró antes de sonrojarse, Maia lo iba a matar.

- Oh, mira la hora Maia. Tienes que ayudarme con mi examen de Cálculo. – Tomé su mano sin importarme la comida que quedaba sobre la mesa, de seguro Ally se encargaría de ella.

La llevé hasta el baño asegurándome que no hubiese nadie, aunque lo dudaba porque era la hora del almuerzo y casi nadie circulaba por el interior de la escuela, mucho menos en el baño del segundo piso.

- Quiero que te alejes de él. – Yo negué. – Julieta, le gustas.

- Es mi amigo, no tiene a nadie más aquí. – Ella frunció el ceño claramente molesta. – No puedes negarme nada.

- Si eso es porque no tenemos una relación con una etiqueta yo...

- No es por eso, es porque incluso con una relación "seria", tú no tienes ningún poder sobre mí, nadie lo tiene. Yo tampoco tengo poder sobre ti, yo no te pido que dejes de trabajar en un bar lleno de chicas a las cuales les gustas.

- Es diferente.

- Son diferentes situaciones, la idea es la misma. – Ella iba a acercarse para besarme pero la evite rápidamente haciendo que le diera un beso a la pared en la que estaba recostada. – Maia, esto no es como en las películas y libros donde me besarías y olvidaríamos la tonta discusión.

- Lo intenté. – Se encogió de hombros. – La verdad es que no sé qué hacer, ¿Si?, en parte si pudiera ser lo suficientemente valiente para decirle al mundo lo que siento por ti nos evitaríamos todo esto. Soy pésima en relaciones y no usaré el pretexto de que es por la fallida relación de mis padres, aunque es probable que sea por eso. La cosa es que lo lamento, ¿Bien? – Yo asentí antes de abrazarla pero me separé rápidamente cuando una chica entro dejando a Maia como hielo.

- Hey, Meg. – Su mejor amiga la miraba confundida. - ¿Pasa algo?

- Solo te buscaba, no te vi durante el almuerzo hasta que te sentaste con esta niña. – Me sentía intimidada ante los fríos ojos grises de Megan Brooks.

- Oh si, ella es Julieta. – Maia puso sus manos sobre mis hombros. – Me enseña español y...

- No me importa, Maia.

- Megan. – Maia junto a su mejor amiga se miraban. - ¿Qué quieres?

- Tenemos que hablar. – Ambas asintieron.

- Nos vemos, Julieta. Gracias por acompañarme al baño. – Yo solo asentí antes de escapar de la pesada mirada de Megan. – No tienes que comportarte así.

- Me comporto como quiero, no debes acercarte a esa chica. – Fue lo último que escuché antes de irme a la cafetería.

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