17 - Te falle (Parte 1)

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Su noviazgo con Joaquín no había durado demasiado, pero si lo suficiente como para haberme convertido en un verdadero patán y mujeriego. Quería sacarla de mi cabeza, pero principalmente quería sacarla de mi corazón. Debía aceptar que ella solo era mi amiga, porque solo eso podía ser.

Comencé a salir de fiesta todos los días que podía, no me importaba donde ni cuando, si había joda, yo me prendía. Me enrollaba con la primera que se me cruzaba en el camino e incluso con más de una si se daba la oportunidad y me importaba muy poco lo que pensara la gente. Aunque si me importaba lo que pensaba An.

A ella no le gustaba la persona en la cual me estaba convirtiendo y siendo sinceros, a mí tampoco. Pero necesitaba desfogarme, necesitaba calmar mi ansiedad por no ser yo quien la tomaba de la mano, quien la abrazaba y susurraba palabras dulces al oído. Quien la besaba en esos tan apetecibles labios. Ella estaba con Joaquín y esa era la única forma que había encontrado para afrontar esa realidad.

Además, tenía serios problemas con eso de las relaciones, de hecho estaba desarrollando una especie de fobia, la sola idea de verme involucrado con alguien me aterraba. A pesar de todo, mi trato hacia An no había cambiado, solo era un imbécil con las demás, jamás con ella. An se merecía respeto, merecía ser tratada como la princesa que era, por lo que tenía a Joaquín muy vigilado e incluso amenazado.

Lo había acorralado a la semana de haberse puesto de novio con ella. Le advertí que se comportara, que no se atreviera a lastimarla o se las vería conmigo. El solo respondió que no me metiera donde no me llamaban. Juro que tuve ganas de estamparle mi puño en su perfecta carita de niño, pero no lo hice porque sabía que eso solo la haría enojar a ella. Pero si lo tomé del cuello y le hice saber que hablaba muy enserio, lo cual le quedo muy claro.

Pronto me había hecho la fama de mujeriego en el colegio, pero eso en vez de alejar a las chicas había causado el efecto inverso. Al parecer me había convertido en una especie de reto personal para cada una de ellas. No voy a negar que me veía bastante bien, con mi metro ochenta de altura, ojos verdes, pelo castaño siempre revuelto y un cuerpo atlético. Aunque en esa época no estaba tan marcado todavía.

Me causaba gracia ver como las chicas se me insinuaban, obviamente me había aprovechado de toda oportunidad que se me había presentado. Pero jamás mentí, jamás prometí nada, siempre fui sincero respecto a mis intenciones. Lo cierto es que ninguna de ellas tenía oportunidad, mi corazón no me pertenecía, hacía mucho que tenía dueña ,aunque ella no lo supiera.

Cinco meses habían pasado para que Joaquín pasara a ser historia. Al parecer le había confesado a Anabelle su amor eterno, pero ella no podía corresponderle así que termino con él. No podría explicar la felicidad que me había invadido al escucharla contarme lo sucedido. Por suerte no habían llegado muy lejos, eso hubiera sido algo difícil de procesar.

Pero la felicidad me duro poco, ya que pronto llego Santiago, un chico que cursaba un año superior a nosotros. Era un maldito ñoño, Dios, no entendía que era lo que An había visto en él. Pero sea lo que sea, la tenía cautivada. Yo seguía en la mía, de fiesta en fiesta, de cama en cama. Ana me echaba en cara mi comportamiento tan inmaduro pero, aun así, me aceptaba tal como era.

Con Santiago también duro poco, unos cuatro meses y tampoco habían llegado tan lejos para mi suerte. Pero todo cambio cuando conoció a Leo. Él no era del colegio, lo conoció en una fiesta a la que la había llevado yo. Como un tonto la había dejado sola en la barra para irme con una rubia despampanante. El hecho fue que mientras yo estaba en el baño tirándome a la rubia, ese imbécil se le acercó y le invitó un trago, el cual ella acepto.

Cuando había vuelto ellos estaban charlando animadamente, a simple vista podía notar que ese chico no era tan distinto a mí. Se pasaron los teléfonos y no paso mucho tiempo antes de que él empezara a llamarla y a invitarla a salir. Intente hacerle ver que él no era un buen chico, pero An me daba vuelta la moneda echándome en cara que yo no era quién para hablar.

Lo que ella no entendía era que yo era incapaz de hacerle daño a alguien, al menos no al propósito y mucho menos aun a ella. Ana y Leo comenzaron un noviazgo, él se comportaba como todo un caballero con ella, era tan bueno que había llegado a convencerme a mí también. Hasta ese día.


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Hola!!!! Nuevo capítulo, espero poder subir mañana la segunda parte, es que me voy de vacaciones una semanita :) pero voy a tener wifi asi que a lo sumo me retraso un poco, pero seguiré subiendo ;)

Hoy les quiero recomendar una historia que termine de leer ayer, se llama Deseos Prohibidos de EberthSolano , la ame!! :)

Aprovecho y dedico este capítulo a OdalisOrtizJara, gracias por leer mi historia! :)

Por supuesto, espero sus votos y comentarios!!

Saluditos!!!

Lo juroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora