Pude notar como mis palabras la hicieron estremecer. Yo aproveche la cercanía para respirar su tan característico olor a miel. Su respiración se volvió superficial al igual que la mía, estaba pasándome del límite, lo sabía, pero no quería detenerme.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó ella en un susurro.
—No lo sé, solo sé que no quiero parar.
Deposite un pequeño beso en su cuello y luego otro en su hombro derecho. Con mis manos rodee su cintura apretándola más contra mí, ella dio un respingo al notar mi excitación en su espalda baja.
—No creo que esto sea una buena idea —dijo con voz temblorosa.
—Yo tampoco, pero no aguanto más.
Ella se giró quedando frene a mí, demasiado cerca para mi salud mental.
—Si estas caliente podés ir a buscarte alguna chica por ahí...
—No estoy caliente, ni quiero a otra chica de por ahí... —dije demasiado cerca de su boca—. Quiero... —Mi vista se pierde en su boca.
—Sabes que esta es la peor forma de arruinar una amistad —dijo en un susurro mientras apoyaba sus manos en mi pecho.
Lo sabía, vaya si lo sabía, ese era una de las razones por la cual me había mantenido al margen todos estos años.
—Lo sé —dije agachando la mirada y apoyando mi frente en la suya.
Nos habíamos quedado en silencio, aún demasiado cerca el uno del otro. No quería soltarla.
—Yo también quiero que esto pase... —dijo de pronto rompiendo el silencio.
Levante mi vista para encontrarme con la suya, me miraba con deseo, eso hizo que toda mi cordura se fuera a la mierda. Levante mi mano derecha que estaba en su cintura y la tome del cuello para acortar la poca distancia que nos separaba. Cuando mis labios rozaron los suyos supe que ya no iba a poder parar.
El beso comenzó lento, era evidente que ambos teníamos miedo a lo que estaba sucediendo. Pero aún así continuamos besándonos, profundizando el beso a medida que íbamos tomando confianza. Sus manos me recorrían el pecho, el cual llevaba desnudo, podía sentir como su tacto quemaba mi piel.
Con mi mano izquierda recorría su espalda, su piel era tan suave que me volvía loco. Poco a poco nos fuimos acercando a la cama, antes de darnos cuenta ambos habíamos caído en ella, lo cual nos causó un poco de gracia. La mire a los ojos y luego baje mi mirada para mirar su torso semi desnudo, solo llevaba puesto el corpiño, la tanga y el minúsculo short que usaba de pijama.
Cuando subí mi mirada nuevamente a la suya noté miedo en sus ojos. Sabía lo que estaba pensando, sabía a qué le temía.
—Si queres que paremos acá... solo tenes que pedírmelo —dije desando por dentro que me dijera que no.
—No quiero que pares, te deseo Ger. Es solo que... no quiero arruinar las cosas entre nosotros.
Ella me deseaba. Trague saliva.
—Yo tampoco quiero que eso pase.
Ella se acercó a mi rostro y deposito un tierno beso en mis labios.
—También te deseo An, no sabes cuánto. —Deposite esta vez yo un beso en sus apetecibles labios.
Ella sonrió sobre mis labios y luego se apartó para mirarme a los ojos.
—Quizás... no se... podríamos ser amigos con derecho... —dijo algo tímida.
No podía creer lo que me estaba proponiendo, sabía que si aceptaba íbamos a estar jugando con fuego y que era muy probable que nos quemáramos.
—¿Estás segura?
—Solo no dejemos que esto arruine nuestra amistad.
—Jamás permitiría que eso ocurra, sos demasiado importante para mí.
—Entonces júramelo.
—Te lo juro.
Sabía que con esas palabras me había condenado, pero no me importo, por primera vez en mi vida estaba más que dispuesto a arder en el infierno.
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Hola!!! Segunda parte, se que es medio cortito pero tranquilas que hay una tercera y es bastante interesante ;)
Les cuento que ayer subí el primer capítulo de mi novela Como mariposa en Primavera, asi que las invito a que se den una vuelta :)
Espero sus votos y comentarios!!
Saluditos!!!
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Lo juro
RomanceGermán y Anabelle han sido amigos toda la vida y sí, se aman, pero ambos temen que ese amor los destruya y los separe para siempre. Llevan años jugando con fuego, jurándose que nada va a destruir su amistad, pero sus caminos están a punto de separas...