Había llegado el verano y con algunos de nuestros amigos habíamos planeado irnos de vacaciones juntos. Los padres de Melisa tenían una casa en la costa y era lo suficientemente grande como para que fuéramos todos, ya que su familia era numerosa. Mauro y yo nos habíamos ofrecido para manejar ya que éramos, junto con Romina, los únicos mayores de 18. Mauro llevaría a Melisa, Lorena y Vero mientras que yo a Romina, Cristian y por supuesto a An.
Ese sería el último verano antes de comenzar la universidad. Éramos conscientes de que íbamos a separarnos inevitablemente, nos gustase o no. Todos habíamos elegido diferentes carreras, solo algunos coincidíamos en la misma universidad, pero aun así los horarios y materias a cursar no eran las mismas.
El viaje nos había llevado unas horas, pero ni bien llegamos a nuestro destino la emoción nos embargó. La casa de la familia de Meli estaba justo frente al mar y tenía dos pequeñas palmeras en la entrada. Era una casa de dos plantas, de paredes blancas y con grandes ventanales, por los cuales después comprobé que se podía apreciar las maravillosas vistas. En la planta baja había un amplio living con chimenea, un comedor con una mesa para diez personas, una cocina totalmente equipada, un toilette y un lavadero.
En la planta alta había cuatro habitaciones, dos de ellas con baño en suite, y un baño completo. Mauro estaba saliendo con Melisa, así que ellos dos se instalaron en la habitación principal. El resto de las habitaciones las ocupamos de a dos, Romina con Lorena, Vero con Ana y por último Cristian y yo.
Una vez instalados decidimos bajar todos a la playa, era una hermosa tarde y todavía estaba lo suficientemente caluroso como para meternos al mar. Disfrutamos de lo que quedaba del día y luego fuimos a conseguir provisiones para poder preparar una cena aceptable.
Así pasaron un par de días, la estábamos pasando muy bien, disfrutando de la playa y de la noche de ese increíble balneario. La tercer noche Cristian se enredó con Vero, esos dos habían tenido demasiadas idas y vueltas durante todo el secundario. Era obvio que estaban locos el uno por el otro, pero ninguno de los dos quería formalizar, por eso cada vez que las cosas se ponían serias se peleaban.
En consecuencia, An y yo tuvimos que compartir habitación. No era la primera vez que dormíamos juntos, lo habíamos hecho innumerables veces. Pero desde que habíamos vuelto de nuestro viaje de egresados nuestra relación estaba un tanto extraña. No estaba seguro cuanto recordaba ella de aquella noche, quizás solo recordaba el beso, quizás incluso mi confesión. Pero por las dudas, yo me hacia el desentendido.
Las primeras noches nos acostamos bastante tarde, salíamos a bailar y las bebidas siempre abundaban por demás. Por eso apenas llegábamos nos desmayábamos en la cama. Pero el último día decidimos solo dar unas vueltas por el centro, fuimos a los videojuegos y a caminar por la playa.
Cuando llegamos era temprano todavía, Mauro y Melisa decidieron irse a dormir, todos nos reímos ante su comentario. Romina también se fue a acostar, estaba cansada. El resto decidimos quedarnos a mirar una película. Con Ana ganamos la votación y pusimos una película de terror, lo que provocó que Vero y Lorena se asustaran lo suficiente como para no querer seguir viéndola. Cristian decidió acompañar a su chica a dormir, dejándonos solos a Ana y a mí.
Para cuando la película termino ya eran las dos de la mañana, la casa estaba en absoluto silencio, creando la sensación de que estábamos solos en ella. Ambos subimos despacio intentando no hacer ruido y entramos en nuestra habitación. Comenzamos a cambiamos uno delante del otro, eso tampoco era una novedad, aunque pude notar cierta timidez en ella. Cuando fue a quitarse la remera me dio la espalda para que no la viera. Eso me hizo sonreír.
—¿Desde cuándo sos tan tímida conmigo?
—Desde que ya no somos unos niños —dijo aún de espaldas a mí.
Aquel comentario removió algo en mi interior. Durante los siguientes segundos no pude hacer más que mirarla fijamente, hasta que no aguanté más y me acerqué a ella. Es que verla ahí parada y semidesnuda era más de lo que podía soportar. Cuando estuve cerca apoyé mi mano en su cintura, ella detuvo sus movimientos quedando su remera de pijama a medio camino de ser colocada en su lugar. Pegue mi cuerpo a su espalda y acerque mi boca a su oído.
—Es verdad, ya no somos unos niños.
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Hola!!!! Capítulo nuevo, parece que a Ger se le olvidó lo cobarde y decidió avanzar...
Hoy aprovecho la oportunidad para recomendarles una hermosa historia que termine hace unos días, se llama Aférrate a mi de @lizquo_ , se las recomiendo :)
Este capitulo se lo dedico a @YesiiBruzzi , quien me insiste para que suba capítulos todos los días bajo amenaza de muerte jajaja.
Espero sus votos y comentarios :)
Saluditos!!!
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Lo juro
RomanceGermán y Anabelle han sido amigos toda la vida y sí, se aman, pero ambos temen que ese amor los destruya y los separe para siempre. Llevan años jugando con fuego, jurándose que nada va a destruir su amistad, pero sus caminos están a punto de separas...