1 - Despedida (Parte 1)

7K 364 10
                                        

Nos encontrábamos en nuestra pequeña burbuja, meciéndonos lentamente de un lado al otro en el medio de la pista de baile. Había llegado de sorpresa y prácticamente la había arrastrado hasta acá. Estábamos bastante alejados de la mesa donde se encontraban sus amigas, aunque no me preocupaba que nos vieran, todos estaban acostumbrados a vernos así, como carne y uña. Supongo que a la gente a nuestro alrededor si les llamábamos la atención, después de todo estaba sonando un tema de David Guetta y nosotros bailábamos como si se tratara de un lento.

Amaba sentirla así, tan cerca. Encajaba a la perfección entre mis brazos. Su olor me enloquecía y embriagaba, siempre lo había hecho. Tenerla entre mis brazos, abrazarla apretándola lo más cerca posible de mí, se sentía como estar en el cielo. No sé cuánto tiempo llevábamos bailando, perdidos el uno en el otro, como si nadie más existiera a nuestro alrededor. No quería soltarla, no podía, estaba asustado. Por segunda vez en mi vida temía perderla y esa sensación me estaba matando. Me hacía doler el pecho, podía sentir como mi corazón se estrujaba.

Quería gritarle que no me dejara, pero no podía hablar, no lograba emitir sonido alguno. Ella temblaba entre mis brazos, sé que podía percibir que algo me pasaba, me conocía demasiado bien. Tampoco es que me estuviera esforzando mucho en disimularlo. Ya no, ya no me importaba, quería gritarlo a los cuatro vientos, quería que todos supieran que amaba a esta mujer más que a nada y a nadie en el mundo.

Pero, aun así, no me atrevía, eran muchos años fingiendo, simulando estar bien con nuestra extraña relación. Yo era suyo y ella era mía, de una forma extraña, sin presiones, sin obligaciones, sin compromisos. Desde el primer momento ambos estuvimos de acuerdo, esas serían las reglas del juego. Lo que ella no sabía era que le había mentido desde el principio. No podés jurar no enamorarte cuando ya lo estas ¿no? Estaba tan desesperado por estar con ella, y al mismo tiempo tan acojonado, que acepte las condiciones sin importarme las consecuencias.

A medida que fueron pasando los años me acostumbre a lo que teníamos. No puedo negar que por una época fue hasta conveniente, es decir, a que adolescente no le gustaría poder estar con cuanta mujer se le cruce en el camino sin tener que dejar de estar con la persona que más quería. Pero era un arma de doble filo, porque mientras yo tenía aventuras de una noche o alguna que otra relación poco seria, ella se ponía de novio.

Eso sí que dolía, porque mis relaciones no iban en serio, ninguna, jamás. No me importaba ninguna otra mujer, no me iban los noviazgos. Pero a ella sí, ella buscaba desesperadamente encontrar a su media naranja, al amor de su vida. Yo quizás no era la persona indicada, pero mentiría si dijera que no moría por serlo, quería ser digno de ella, ser merecedor de su amor. Pero para cuando lo acepté y me decidí, todo se echó a perder ¿por qué mierda hice ese maldito juramento?

Ahora las cosas estaban a punto de cambiar, ya nada me detendría, ni siquiera ese juramento. Era hora de que asumiera mis sentimientos ante ella, era hora de hacer a un lado todos mis temores, porque de otro modo la perdería para siempre y qué sentido tendría respetar ese juramento si eso sucedía. La apreté aún más fuerte contra mi cuerpo, no quería soltarla.

—Ger, me estas asfixiando —dijo con su dulce voz.

—Perdón peque —dije aflojando un poco mi agarre.

—¿Qué te pasa?

—Es solo que... esto parece una despedida —solté casi susurrando.

—Es que lo es, es mi despedida.

—Me refiero a que parece un adiós para siempre.

—No me estoy muriendo Ger, solo me voy a otro país.

—Te vas de mi vida.

—Eso nunca va a pasar, siempre vas a ser parte de mi vida y yo de la tuya.

—Pero no de la forma que yo quiero que formes parte.

—Las cosas cambian, ya estamos grandes, debemos madurar en algún momento ¿no?

—No quiero perderte An. —Volví a apretarla contra mí.

Necesitaba sentirla, Dios, esto me estaba matando.

—No vas a perderme, sos mi mejor amigo, eso nunca va a cambiar.

Amigos, sí, eso es lo que siempre fuimos, desde el momento que nacimos estábamos destinados a serlo. 


*****************************************************************************************************

Hola!!!! Acá les dejo un pequeño adelanto de mi nueva novela :)

Esta historia puede que chorree un poco de azúcar, pero prometo darles drama, risas, llantos y mucho mas!!

Espero la disfruten!!!

Saluditos!!!!



Lo juroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora