Después de esa noche de verano llegaron otras, era inevitable, el deseo que había entre ambos era palpable. Durante el año cada uno hacía su vida, pero llegado el verano ambos terminábamos sucumbiendo a la pasión. Juro que intentábamos evitarlo, pero era más fuerte que nosotros. Habíamos decidido mantenerlo en secreto, aunque estoy seguro de que varios de nuestros amigos habían notado la vibra que había entre ambos.
Yo estaba extasiado, poder estar con ella de esa forma era más de lo que podía haberme imaginado. Pero sabía perfectamente que era una bomba de tiempo, que tarde o temprano explotaría en nuestras manos. Tenía más que claro que ella quería establecerse en algún momento, quería todo eso de casarse y tener hijos. Yo no estaba seguro de algún día poder formalizar de esa forma con alguien.
Los años se fueron sucediendo, ambos avanzábamos en nuestras carreras sin grandes obstáculos. Ana se recibió luego de cuatro años de carrera, tanto sus padres como yo habíamos asistido a su entrega de diploma. Se veía radiante, estaba realmente feliz. Estaba orgulloso de ella y de sus logros. Ella había decidido volver a nuestra ciudad, sus padres le habían conseguido un departamento en alquilar cerca del centro ya que su intención era buscar trabajo ahí.
A mí todavía me quedaba un año más de carrera. Ese año fue un tanto duro, especialmente por la Tesis. Tenía en mente un proyecto bastante innovador para un sistema de cloacas con un mecanismo de purificación de aguas residuales con un muy bajo nivel de contaminación. Ya entonces sabía que ese proyecto podría abrirme muchas puertas.
Ese año Ana consiguió un trabajo en una agencia de Publicidad, me alegré mucho por ella. Estaba cumpliendo sus sueños y sus metas. Salvo Mauro y Melisa, quienes estaban estudiando medicina, el resto ya había vuelto a nuestra ciudad. Yo estaba ansioso de terminar la cursada y poder presentar mi tesis para así también poder volver.
Finalmente llegó el día en el que debía defender mi tesis, había pasado tres semanas desde que la cursada había finalizado. Era un viernes, el día estaba lluvioso, eso saco una sonrisa en mi rostro ya que An siempre decía que los días de lluvia traían suerte.
Entré en mi facultad y me llevé una inmensa sorpresa. En el hall de entrada estaban esperándome mi madre, Cristian, Vero, Mau, Meli y mi An. Me acerqué y me dejé envolver en sus abrazos. Estaba realmente nervioso, pero verlos ahí me había dado las fuerzas que me hacían falta. Mi mamá se acercó y me deseó suerte dándome un abrazo maternal. Me separe de ella y me acerque a Ana, que me miraba tímidamente. Nos quedamos contemplándonos durante unos segundos antes de hablar.
—¿Nervioso?
—Ya no.
—Apurate, voy a estar esperándote acá afuera para darte tu regalo.
—¿Regalo?
—Sí.
—¿Qué regalo?
—Es sorpresa.
Mi sonrisa no entraba en mi rostro y al parecer se la había contagiado a ella. Agarré mis cosas, que las había depositado en el suelo cuando los chicos me abrazaron, y me dirigí hacia el salón donde me estaban esperando.
La presentación fue todo un éxito, de hecho, mis profesores habían quedado ampliamente sorprendidos. Me propusieron presentarlo frente a una importante empresa constructora que tenía sedes en varios países de América y Europa. Salí completamente satisfecho y felíz. Me había recibido y con honores.
Salí por las puertas dobles del edificio y mientras bajaba las escaleras divisé a los chicos. Ellos al ver mi rostro adivinaron rápidamente que había aprobado y sin darme tiempo siquiera a terminar de bajar los escalones se abalanzaron sobre mí y me lanzaron toda una alacena encima. La harina se coló por mi ropa, el huevo me embadurno todo el pelo y el arroz se adhería a toda la mezcla a modo de decoración. Luego nos sacamos unas fotos muy graciosas, fué una hermosa tarde.
Los chicos y mi madre se despidieron, debían volver esa misma tarde. En cambio, An había decidido quedarse conmigo ese fin de semana, ese era su regalo. Llegamos a mi departamento y me apresure al baño para darme una ducha, estaba hecho un desastre. Mientras estaba bañándome Ana se metió a la ducha conmigo.
—Sorpresa —dijo con una hermosa sonrisa y sus mejillas sonrosadas.
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Hola!!! Acá les dejo un nuevo capítulo ;) Es medio soso, pero necesitaba de alguna forma ponerlos al día de los acontecimientos previos al episodio que cambiara las vidas de ambos.
Espero sus votos y comentarios!
Saluditos!!!!
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Lo juro
RomanceGermán y Anabelle han sido amigos toda la vida y sí, se aman, pero ambos temen que ese amor los destruya y los separe para siempre. Llevan años jugando con fuego, jurándose que nada va a destruir su amistad, pero sus caminos están a punto de separas...