Ella me miraba atenta, yo ya no era capaz de contener más mis lágrimas, éstas brotaban sin mi consentimiento una tras otra. Las amigas de An habían decidido entrar al auto para darnos un poco de privacidad. Ellas habían sido testigos de mi agonía en aquellos días, aunque ninguna sabía del juramento que me había hecho a mí mismo ante Dios.
—¿A qué te referís? —dijo en un susurro.
Limpie con mis palmas mis mejillas mojadas.
—Jure renunciar a vos a cambio de que te mejoraras.
—Renunciar... —repitió intentando procesar lo que le estaba diciendo.
—An, esa noche yo... yo estaba decidido a confesarte lo que sentía por vos. Ya no era capaz de seguir fingiendo que nada ocurría...
Hice una pausa tomando aire para llenar mis pulmones, los cuales me lo agradecieron.
—No debí subirte a mi auto... en lo único que pensaba era en que ya no quería seguir postergando las cosas... estaba distraído y yo... no lo vi...
Las lágrimas comenzaron a caer nuevamente.
—No lo vi An, te juro que no lo vi venir. Para cuando sentí el golpe ya era demasiado tarde. Quede aturdido unos minutos hasta que logre aclararme y... fue ahí cuando te vi. Estabas inconsciente... por un momento creí que... creí que te había perdido...
Mis manos temblaban, los recuerdos de esa noche no eran para nada bienvenidos.
—Los siguientes días fueron un maldito infierno... lo único que sabíamos era que habías sufrido un traumatismo de cráneo severo, lo que había provocado el coma. Nadie sabía decirnos cuando ibas a despertar... ni siquiera si lo ibas a hacer alguna vez. Tus padres... yo no soportaba verlos... la culpa que sentía era demasiado grande.
Me aleje un par de pasos, todos los miedos, el dolor, la culpa, todo estaba volviendo a mí.
—Yo no me alejaba de vos... casi no comía ni dormía... mamá y los chicos intentaban sacarme de ahí, aunque sea para que me diera un baño, pero yo no podía... no quería alejarme de vos. Como a la semana uno de los médicos que vino a darnos el parte diario nos dijo que no había habido ningún cambio y que las probabilidades de que te recuperaras eran escasas.
Levante la mirada y la clave en la de ella.
—Tu mamá comenzó a llorar desconsolada... tu papa estaba pálido y yo... yo solo salí corriendo de ahí. No podía aceptarlo... no quería aceptar que te estaba perdiendo An. Caminé durante un buen rato sin rumbo hasta que encontré la iglesia... y entre.
*****************************************************************************************************
Hola!!! Nuevo capítulo ;)
Espero sus votos y comentarios :)
Saluditos!!!!

ESTÁS LEYENDO
Lo juro
RomantizmGermán y Anabelle han sido amigos toda la vida y sí, se aman, pero ambos temen que ese amor los destruya y los separe para siempre. Llevan años jugando con fuego, jurándose que nada va a destruir su amistad, pero sus caminos están a punto de separas...