—Ana... An...
Mis lágrimas caían sin control, el dolor que sentía en el pecho era insoportable. Intente tomarle el pulso en su muñeca, pero no lograba encontrarlo. Cada segundo que pasaba el terror se iba apoderando más de mí.
—No me hagas esto... por favor... no lo hagas...
A lo lejos escuchaba voces, logré oír a alguien gritando que llamaran a una ambulancia. Escuché un ruido en la puerta de mi lado, alguien estaba intentando abrirla. Del lado de Anabelle se asomó un señor, quien la miraba con los ojos abiertos de par en par llenos de preocupación.
Unos fuertes brazos tiraron de mí con cuidado intentando sacarme de ahí.
—¡No! ¡No! —pedí a gritos.
No quería que me alejaran de ella.
—Hey, tranquilo. El auto está perdiendo gasolina, tienen que salir pronto de acá.
—No... Dios... ¡Ana!... ¡Debo sacarla de ahí! —Comencé a gritar desesperado mientras intentaba zafarme de quien me sujetaba.
—Alguien ya la está ayudando —Intento calmarme el desconocido.
De un tirón me liberé de su agarre y corrí tambaleándome hacia donde estaba Anabelle. Dos personas estaban sujetándola con mucho cuidado mientras la sacaban del auto. Su rostro estaba cubierto de sangre, tenía un corte en su frente y parte de su cuero cabelludo. Sus brazos colgaban inertes y se balanceaban mientras la alejaban del lugar.
La persona que me había sacado del auto volvió a agarrarme del brazo y tiro de mí hacia donde llevaban a Ana, tomando una distancia prudente de mi auto. Vi como depositaban a Ana en el suelo sobre una campera, una persona se había agachado a su lado y le estaba buscando el pulso.
—¿Estás bien? ¿Te duele algo? —preguntó el sujeto que todavía me sostenía del brazo.
Pero yo no podía hablar, tenía la mirada perdida, solo podía pensar en ella, en mi Ana. De un momento al otro me solté y me acerqué a ella cayendo en cuclillas a su lado.
—Tiene el pulso muy bajo, hay que llevarla a un hospital urgente —dijo quien estaba a su lado.
—Ya llamé a la ambulancia, deberían estar por llegar —dijo una señora que estaba cerca nuestro.
—Espero que resista.
De pronto las voces se escucharon lejanas, sólo la observaba en silencio, las lágrimas cayendo una tras otra sin piedad. Me tiré a su lado y me acerqué lo más que pude, levanté mi mano temblorosa y retiré parte del cabello ensangrentado que estaba sobre su rostro. El dolor en el pecho ya era insoportable, sentía como me faltaba el aire, sentía como mi corazón se estrujaba lentamente.
A lo lejos ya se escuchaban las sirenas de la ambulancia y una pequeña esperanza se instaló en mi pecho.
—Aguanta peque... ya vienen...
Su piel estaba pálida y su mejilla fría, el corte en su cuero cabelludo se veía profundo, aunque no sangraba tanto. Las manchas de sangre se mezclaban con su vestido rojo, el cual intente acomodar para taparla lo mejor posible.
Las sirenas ahora sonaban más cerca, la gente a nuestro alrededor murmuraba, pero apenas les prestaba atención. Solo tenía mi vista fija en ella.
—Aguanta... por favor... —Ahogue un sollozo—. Lo juraste... juraste que nunca me dejarías... por favor, no me dejes...
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Hola!! Acá les dejo la tercera parte de este capítulo. A pesar de saber que Ana esta bien, escribir esta escena fue bastante duro.
Hoy estrené mi nueva historia "Como mariposa en Primavera", les dejo el link así se dan una vuelta :)
https://www.wattpad.com/story/62249782-como-mariposa-en-primavera
Espero sus votos y comentarios (como siempre :) )
Saluditos!!!
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Lo juro
RomanceGermán y Anabelle han sido amigos toda la vida y sí, se aman, pero ambos temen que ese amor los destruya y los separe para siempre. Llevan años jugando con fuego, jurándose que nada va a destruir su amistad, pero sus caminos están a punto de separas...