43 - Lo juro (Parte 2)

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Una sonriente niña de unos tres o cuatro años me miraba con curiosidad ¿Acaso mi madre se había mudado y no me lo había dicho? Mire nervioso por detrás de ella hacia el interior de la casa y note que todo seguía igual que siempre, así que supuse que esa niña estaba de visita.

—¿Quén sos? —pregunto con su tierna vocesita.

Me agache hasta quedar a su altura y note sus hermosos ojos color miel.

—Me llamo Germán y esta es la casa de mi mamá.

—¿Tu mamá e títa Sanda?

—Sí, esa es mi mamá ¿Y vos quién sos?

—Soy Bella —dijo con una tímida sonrisa.

Trague saliva al escuchar su nombre.

—Hola Bella —le sonreí extendiendo mi mano para saludarla.

Ella posó su mirada en mi muñeca izquierda.

—Mi mamá tamben tene ese bujo —dijo señalando mi tatuaje.

—Lo sé...—contesté nervioso—. ¿Te cuento un secreto? —dije y ella asintió—. Este dibujo se lo regale yo cuando cumplió quince años.

—¿Po qué?

—Porque ella era mi mejor amiga y la persona más importante en mi vida.

—¿She pelaron?

—No exactamente, solo... nos alejamos.

—Ahhh ¿tonces ora van a ser migos ota vez?

—¿Isabella? —Escuche su voz y me tense de inmediato.

Isabella corrió hacia adentro de la casa y cuando me levante logre verla saliendo de la cocina. Ella se paralizó en el lugar al verme, pero luego esbozó una tímida sonrisa. Volvió a entrar en la cocina llevando a Isa de la mano dejándome ahí pasmado. Agarré mis maletas y entré a mi casa cerrando la puerta tras de mí. Ellas volvieron a salir de la cocina y se acercaron hasta donde me encontraba.

—Ma, él es tu migo Eman. 

Ambos sonreímos cuando notamos que me había llamado de la misma forma en que lo hacía An de pequeña.

—Sé quién es amor —le dijo con dulzura—. Hola.

Su voz sonaba dulce y eso me derritió por dentro. No podía creer que después de todo este tiempo aun siguiera afectándome así.

—Hola. —Logré contestar.

—Que sorpresa que estés acá ¿Tu mamá sabía que venías? —Negué—. Entonces se va a llevar una gran sorpresa.

—Esa era mi intención, aunque debo admitir que yo también me llevé sorpresa. Jamás imagine encontrarte acá.

Ella se sonrojó visiblemente.

—Vine a visitar a tu mamá ya que mis padres hoy estaban complicados.

—Entiendo.

—Ma, teno hambe —dijo Isa tirando de su ropa.

—Sí mi vida, ya te sirvo ¿Comiste? —pregunto dirigiéndose a mí.

—No, pero tranquila, voy a ver a mi madre primero ¿Está arriba?

—Sí, pero está durmiendo, paso una mala noche.

—Oh —contesté preocupado—. ¿Tan mal está?

—Esta con algunos achaques de salud, pero tranquilo, nada de demasiada gravedad. Ya te contara ella cuando se despierte.

La niña empezó a tirar de ella hacia la cocina y yo las seguí dejando mis maletas en el comedor. Ella le sirvió un plato de fideos y la niña comenzó a devorarlos de inmediato. Sonreí ante la imagen, era hermosa.

—Es hermosa tu hija, me recuerda mucho a vos de chica.

—Gracias. Sí, se parece mucho a mí.

Me sirvió un plato de fideos y otro para ella, luego se sentó a mi lado. Comenzamos a comer en silencio, ambos observando a Isabella mientras comía, jugaba, hablaba, cantaba y hacía monerías. Estaba intrigado por saber de sus vidas, pero no sabía cómo preguntarle.

—¿Están de vacaciones?

Note que se ponía algo nerviosa, pero rápidamente intentó disimularlo. Para su mala suerte la conocía demasiado como para que lograra engañarme.

—No, estamos de vuelta.

—Oh ¿se instalaron acá?

—Estamos con Isa en lo de mis padres hasta que consiga un departamento.

No me pasó desapercibido que no había nombrado a Martín.

—¿Viniste solo con Isa?

—Sí. —Hizo una pausa para mirarme y luego se giró para mirar a su hija—. Isa ¿Queres ver la tele?

—Siiii. —La niña aplaudió emocionada.

La llevó al comedor y volvió a los pocos minutos.

—Me estoy divorciando.

No pude evitar sentir cierta satisfacción, pero aun me sentí mal por ella.

—¿Qué pasó?

—Simplemente no funcionó, así que decidimos separarnos. Pero en buenos términos, ambos queremos lo mejor para Isabella.

—Lo siento.

—Me imagino.

—An, en verdad lo hago, jamás te desearía nada malo. Sé lo mucho que querías tener una familia y lamento que no lo hayas logrado.

Ella asintió no muy convencida.

—¿Y vos? ¿Qué hay de tu vida?

—Todo bien, trabajando un montón, por suerte me va muy bien en España.

—Me alegro, sos un gran ingeniero.

—Gracias.

La voz de mi madre me llegó desde el comedor. Me levante justo cuando ella venía entrando a la cocina.

—An, de quien son esas maletas que est...

Su mirada se cruzó con la mía y note como sus ojos se humedecían rápidamente de la emoción, los míos no tardaron en imitarla.

—Mi niño —dijo emocionada.

—Hola mamá.

Acorté la distancia y la envolví en un fuerte abrazo.


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Capitulo 2/3 

Perdón por la demora, ya subo el tercero :)


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