Capítulo 23

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Cuando Aria era pequeña, vivía con su padre y sus hermanas mayores solas en una casa algo apartada de la cuidad. Su padre era un empresario inportante, razón por la que pasaba poco tiempo con sus hijas, y también por que no las quería como un padre normal. Para él, ellas no eran más que un mero recordatorio de la mujer con la que estuvo, en quien confío y quien los abandonó a los cuatro dejando una triste nota en la cocina.Aria tenía cinco años cuando todo esto ocurrió de repente, y se quedó completamente sola. Sus hermanas mayores, Silvia y Lara, eran gemelas, pero no se llevaban demasiado bien entre ellas, y tampoco le hacían demasiado caso a la pequeña.Dia tras día, su soledad se fue haciendo más fuerte, cuando un día, sin previo aviso, sus hermanas y su padre tuvieron una fuerte discusión. Dos días más tarde, la historia se repitió una vez más, y se quedó completamente sola, a merced de las intenciones de su padre. Tras investigar mucho por otro lado, descubrieron en la organización de su padre la forma de sintetizar y manipular a un hombre lobo a partir de una persona normal. Usaron a Aria en sus esperimentos, y hasta el día en el que conoció al grupo, la mantuvieron encerrada. Sólo salió para eliminar a las dos "traidoras" que los abandonaron.Pero ella no sabía lo que hacía, ni siquiera recordaba el como llegaba hasta la cerrada sala donde la mantenían confinada. Y todo por dinero.

-¿Te encuentras bien? -Hikari le ofreció una taza de cacao caliente a Aria, suspiraba recortada en el sofá.
-Sí, es solo que no me lo esperaba.
Agarró con cuidado la taza, dio un sorbo y la dejo en la mesita. Una lágrima recorrió su expresión triste y desanimada.
Hikari se sentó junto a ella, con otra taza en las manos. El también le dio un aeorbo antes de disponerse a hablar mirando al techo.
-Ahora ya eres libre. Eso es lo que importa.
La abrazó con calidez. Aria no pudo aguantar y rompió a llorar en sus brazos.

-¿Tu crees que esta bien que esté con el?- preguntó Ay-chan mientras caminaba de camino a casa.
-Es la mejor opción. Con él aprenderá a controlar sus instintos... "caninos".
-¿"Caninos"?- río Ay-chan, presionando el moflete de Mako-chan.
-Es que es no me sale la palabra... -se sonrojó -Además, no tiene a donde ir y parece que Hikari le agrada.
-¿Tu crees que le gusta?
-No lo se.
-¿Y a ti quien te gusta?
Mako-chan tosió de repente.
-¿Te gusta... Hikari?
-Por favor que es mi hermano... Además, es demasiado infantil. Y bipolar...
-¿Y Adrien?
Se calló unos segundos.
-Es idiota. No tiene más solución.
-¿Y yo? - a Ay-chan le brillaron los ojos con timidez al preguntar.
-Qué cotilla eres, Ay-chan...
Ay-chan no dijo nada. Se calló de golpe, y bajo un poco la cabeza, hasta el punto que Mako-chan no le veía la cara.
-Yo me voy por aquí. Ay-chan giró en la siguiente calle, mientras que Mako siguió adelante por el paso de cebra.

Al día siguiente, salió en las noticias el desmantelamiento de la sede de la organización Althuris, en la cual se publicó que habían cometido varios crímenes que no nombraron. De todas formas, el padre de Aria acabó entre rejas, después de todo lo.que hizo sufrir a sus hijas. Los assesinatos eran los asesinatos de Silvia y Lara, por lo que las otras dos víctimas de los brutales asesinatos no eran más que dos pobres desgraciados que por mala suerte acabaron como acabaron.
Por suerte, los problemas no tardaron en normalizarse, y Aria empezó a asistir de nuevo a su antiguo instituto viviendo con Hikari y Flora, quien está última se aseguraba de que no acurriera nada raro. Pero en el mundo de los ángeles y demonios, la disputa seguía en pie. La gerra no tardaría en lidiarse al paso al que fluían los acontecimientos.

El Harem De Mako-chanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora