Capítulo 25

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- Aquí tienes - Mako-chan dejó una taza de chocolate caliente en la mesa frente a Aria. Al momento, se sentó.
- Gracias - Aria se acomodó en el asiento, algo nerviosa. Se removió el pelo con tensión.
-Tu no te preocupes, es de fiar -Hikari poso su mano en un hombro y lo frotó con calidez.
Aria sujetó la taza con las dos manos para sentir su calor. Estaba muy caliente, pero a ella no le importó. Respiró hondo.
-¿Qué es lo que queréis saber? - Aria miraba fijamente a Mako-chan.
- Después de investigar sobre los asesinatos, tanto en un sitio como en el otro encontré esto. - sacados de una pequeña bolsa de tela le mostró los broches con forma de mariposa - ¿Qué son?
-Son los broches de Silvia y Lara, mis hermanas mayores. Cada una teníamos uno...
Se desabrochó un botón de la camisa, tirando después del cordel que arrastró el colgante púrpura.
-En realidad, no tienen nada de especial, son solo tres viejos amuletos.
Malva se echó en el asiento de la cafetería, desganada.
-Pues vaya...- soltó de repente - y yo que me esperaba alguna entrañable historia sobre...
Se cortó al oír a Aria llorar. Rompió a llorar de repente, cabizbaja para que no pudieran verle la cara. Los otros tres se quedaron callados, algo tristes.
El primero en reaccionar fue Hikari, pues estaba sentado a su lado. La abrazó con suavidad, y Aria se tranquilizó un poco.
-Ahora no tengo a dónde ir... Y no se que voy a hacer...
-Puedes quedarte conmigo hasta que encuentres otra opción - propuso Hikari.
- Aún así, creo que deberías retomar las clases de alguna manera, - dicho esto, Mako-chan dió un sorbo a la taza de chocolate caliente que agarraba con las dos manos - aunque sea en un nuevo instituto...
-¿Uno nuevo? - se llevó una mano a la barbilla, imitando al pensador - pues...

Varios días más tarde de normalizarse por completo la situación, Aria se presentó en la clase de Hikari y Mako-chan. Impacientes, muchos otros alumnos la asaltaron nada más acabar su primera clase para prguntarle múltiples preguntas que en ocasiones invadían su intimidad. Preguntaban sobre su anterior colegio, chorradas sobre primeras impresiones del centro, información sobre donde vivía...
-Vive conmigo - atajó Hikari llevandosela del círculo cerrado que se había formado a su alrededor, razón por la que estaba más que agobiada. Hubo muchos que insinuaron cosas por lo bajo para reírse, aunque ella no se atrevió a hacer un comentario en contra.
-Yo solo estoy interesado, en todos los sentidos, en Mako-chan - les interrumpió mientras cuchicheaban - Aria solo es mi compañera.
Mako-chan se atragantó con su propia saliva al escuchar esto ultimo. Tosió con expresión de vergüenza, seguramente por que todo el mundo la miraba a ella ahora. "Tierra tragame" deseo ella por un segundo, pero pronto se retractó deseándole lo mismo a Hikari.
No cesaron los cuchicheos y las preguntas a Aria hasta llegado el recreo, en el cual Hikari volvió a rescatarla de la horda de buitres carroñeros que se avalanzaban sin demora sobre ella para estirparle hasta el máximo posible de información. En el patio, la situación pareció tranquilizarse, pero no parecía que todo fuese a calmarse en los escasos treinta minutos de recreo que tenían.

Por fin llegó Mako-chan a casa para descansar cuando la estraterrestre hiperactivia la asaltó con otra pila de juegos de mesa recién abiertos para estrenar.
-¿De donde sacas tantos juegos de mesa?
-De la biblioteca infantil de aquí al lado - respondió agitando la caja del monopoli - ¡Cada día ponen más juegos!
Vamos, que todos los juegos eran robados a la biblioteca. Asi que Mako-chan no tardó en agarrarla de las orejas y llevarla junto con todos los juegos de mesa para que se disculpase
y devolviese los juegos robados. Gracias a que la dependienta era una anciana de lo más simpática, no llegaron a llevarse ninguna denuncia, aunque Mako no se quedó a gusto con castigarla sin juegos, así que la obligó a trabajar en la biblioteca limpiando y ordenando, cosa que hizo casi llorando.
-¡Shhh! - le señalaba Mako-chan que estaba en una biblioteca para que dejará de quejarse en voz alta y sollozar.
-Con lo mucho que te quiero y tu me haces esto...
-¡Bien merecido lo tienes!
Fue gracioso para Mako, que pasó la tarde exclavizando a su extraterrestre personal para corregir su comportamiento y ayudar a la comunidad meintras la castigaba por cometer un robo. Volvieron a casa a medida que fue anocheciendo, y Mako-chan no pudo evitar prestar especial atención al cartel que acababan de colocar en una de las paredes del edificio de al lado de su casa.
-¿Una fiesta de Halowen? - le sacó una foto al cartel de la pared -¡Tiene buena pinta!

El Harem De Mako-chanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora