Capítulo 17

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Al día siguiente, Hikari faltó a clase. Fue un día corriente como muchos otros, sin movimiento. Al llegar a casa, Mako descubrió a Alys ansiosa por seguir jugando a juegos de mesa, la cual se había vuelto su nueva afición momentánea, pero eso si, solo si jugaba Mako-chan al otro lado de la mesa.
Habiendo llegado ya la hora de ir a la cafetería a trabajar, dejó el juego, y se vistió para ir allí. De camino a la cafetería pasó frente al edificio donde vivían Hikari y Flora, y decidió aprovechar los quince minutos de sobra que tenía para visitarlos.
-¡Bienvenida! - le recibió Flora, en la casa de Hikari.
-¿Y como así estás tu aquí? -pregunto Mako-chan.
-Estoy cuidando de Hikari, que está enfermo. ¿ya lo sabias, no?
-Pues la verdad es que no me ha avisado. Ayer tuvimos una pequeña discusión y... venia a disculparme.
-¿Y hace falta cumplir la fantasía fetiche de Hikari para hacer las paces? - rió flora al fijarse en el vestido de maid.
-Es que estoy de camino al trabajo...
Flora se llevó las manos a la cara para imitar el cuadro del grito.
-¿Eres maid? - se ilusionó - ¡mi tita es una maid!
-¿Tu tita? - preguntó confusa la maid.
-Sí Hikari es mi tito, tu tendrás que ser mi tita, ¿No?
La abrazó dulcemente gritando "tita".
Minutos después llegó a la habitación de Hikari. Pero Hikari no estába ahí.
-¡Huy! - se sorprendió Flora - ¿Tito, donde te has metido?
- Estoy aquí.
Apareció siniestro tras ellas, con una tableta de chocolate extragrande en la mano. Del susto retrocedieron de un bote.
-¡No me des esos sustos! - le pegó Flora a Hikari en el brazo. Ahora el kuudere parecía el, pues ni se inmutó.
-¿Qué quieres? - pregunto secamente Hikari.
-He venido a ver como estabas...
-Estoy bien. No necesito que vengas a donde mi cada vez que me ponga enfermo...
Algo raro, muy raro pasaba. Extremadamente raro. ¿Makoto demostrando un mínimo afecto aunque fuese fraternal y Hikaru rechazandolo en vez de saltando a sus brazos? Algo malo pasaba.
-¿Qué te ha pasado? Ya no eres el mismo de antes...
-¡¿Cómo quieres que lo sea?! - le dio la espalda y agitó su cola - ahora soy medio perro.
En un intento de animarlo, soltó:
- Te quedan muy bien esos ragos de perro.
Se sonrojó Hikari.
-No es que me haya alagado tu cometario o algo, es solo que tengo calor...- y por lo bajo susurró - tonta...
-Bueno, me tengo que ir. Adiós, Hikari.
Saliendo del piso, al bajar las escaleras tropezó con alguien al salir del portal.
-¡Auch! -se quejó al caer al suelo.
Frente a ella apareció el Angel de siempre.
-¡Tu! - gritó ella- ¿Qué haces aquí?
- Yo trabajo, ¿sabes?
Fue cuando se fijó que iba como un mayordomo. Un mayordomo como los de la cafetería rival. Saltó para levantarse y se alejó de el, en posición de defensa.
-¡No te voy a atacar! Yo estoy en contra de lo de atacar a los demonios...
-Ya, ¿y como puedo saber que eso es cierro, ángel?
-Me llamo Adrien - balbuceó el - llamame por mi nombre.
-Yo soy Makoto... - se sonrojó ella.
-¿Por qué te sonrojas? - río él.
-¡Callate! - se dio media vuelta y se marchó en dirección al café furiosa como un gorila, así como Chitoge solía hacer después de discutir con Raku en Nisekoi.

Terminó su turno y salió de aquel lugar, cuando fuera descubrió a Adrien esperándole fuera. Las otras maids le lanzaron miradas asesinas al tener esperando fuera a un rival, al que confundieron por " su novio".
-¿Qué hacés aquí?
- He venido por que yo he querido. No por ti ni nada por el estilo.
Gruñó Mako-chan furiosa, queriendo darle una fuerte patada en la entrepierna y dejarlo a merced de las ratas.
-¿Y a que has venido?
-A estar contigo, para protegerte.
-¡Ja! ¿Por qué iba yo a necesitar yo tu protección?
-Hoy los ángeles van a hacer limpieza nocturna. Y ya han empezado. Si te encuentran, por muy diosa demoníaca que seas, no te vas a librar de ir al infierno ayudado por mis compañeros.
-Vamos, ¿que vienes a protegerme de tus compañeros?
-Algo así... - se ruborizó apartando la mirada.
-¿Y por qué? -le lanzó una mirada asesina.
-Eso da igual. Ven conmigo.
Le agarró de la mano y se la llevó en dirección contraria a su casa, a pocas manzanas de allí, hasta un edificio blanco que había allí.
-Pero, ¿Qué te crees que estas haciendo?
- Tu calla y sube.
Subieron por las escaleras, todavía agarrada por el brazo hasta el séptimo piso, donde sacó una llave y abrió la puerta.
- Este es el sitio más seguro.
Mako-chan tenía ganas de matarlo en aquel momento.
-¿Qué es esto? ¿Tu piso?
Era un piso grande, muy espacioso, y se sentó en un sofá frente a una chimenea.
-Eso mismo. Esta noche han invocado a " los benditos", el arma secreta antidemonios. Irán a por toda alma demoníaca y la consumirán incluso estando en sus casas. Poca gente tiene la protección en contra de estos espíritus.
-¿Y que pasa con mi hermano?
Sonrió.
-Mientras esté con Flora, no le pasará nada.
-¿A qué te refieres?
-Flora no lo sabe, pero en lo más profundo de su ser, es la sacerdotisa de la flor de almendro. Estando ella cerca, no se acercarán a él, y ya me he ocupado de que no se separe de él por hoy...
-¿Qué has hecho? ¿Envenenar lo para que vaya Flora a cuidarlo?
-Bueno, no exactamente, pero algo así.
-¿Cómo que algo así?
- Es mejor que no lo sepas.
Se sentó con ella en el sofá.
Será mejor que por hoy no salgas a la calle y que pases la noche aquí.
-¿Aquí? - se alarmó - ¿contigo?
-Es la mejor opción que tienes.
-Puedo con "los benditos" yo sola...
-No lo creo, pero eres libre de creerlo.
Se enfado Mako-chan, pues conocía bien la condición de " los benditos".
Furiosa, se levantó del sofá cuando su estómago rugió ruidosamente.
Adrien rió por un momento.
-Voy a prepárate algo...- se levantó y se acercó a la cocina.
Llegada ya la hora de acostarse, entro en el cuarto de Adrien, donde pasaría la noche. Se tumbó en la cama sin saber realmente que hacía en un sitio así.
Alguien llamo a la puerta tres veces.
-¡Se puede pasar?
-Pasa...
Entró el y se dirigió a la cómoda, de donde sacó ropa suya de recambio para el día siguiente que Mako-chan hubiera preferido no ver, y también empezó a rebuscar unos cajones más abajo.
-¿Qué prefieres para dormir? ¿Pijama largo o corto?
Se sonrojó un poco.
-Pijama corto. Hace calor.
Sacó un pijama corto que que Makoto le quedó enorme, eso sí, se lo probó una vez se hubo ido Adrien. Salió de la habitación de repente cuando se encontró con Adrien en ropa interior en medio de la sala, con los pantalones de pijama a en las manos.Le lanzó una mirada malhumorada, y Mako entró avergonzada en su cuarto.Bueno, en el cuarto de su rival. ¿Por qué estaba pasando la noche en casa, en la habitación, en la cama de su eterno rival el ángel? No lo sabia ni ella.
Se echó en la cama y se tapó la cara con vergüenza con un cojin.
Adrien entro unos segundos después.
-Oye, ¿no necesitabas salir para algo?
-Ya no.
-Ahora estoy visible..
-¡Qué ahora no! - le lanzó el cojin, que le dió en la cara.
-Bueno, tu misma.
Se dispuso a cerrar la puerta al salir.
-¡Espera! - gritó ella - ¿Por qué me estas ayudando tanto?
Se paró antes de salir, mirando en dirección contraria a ella.
-Nunca lo sabrás.
Apagó la luz y salió.
Respiro hondo, y cogio otro cojin y lo abrazó con fuerza. "Huele bien..." pensó.

El Harem De Mako-chanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora