Capítulo 22

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-¿Qué es esta sala?-pregunto Ay-chan, mientras alcanzaba el centro de la sala.
La habitación era muy similar a las salas de interrogatorios de las oficinas de policía de las series de televisión, solo que estaban en la parte desde donde si se podía ver la otra sala.
-Parece una sala de confinamiento - respondió Hikari, señalando el armatoste del otro lado de la sala que parecía servir para atar completamente a alguien. Uno muy similar al que usaron con él.
-Aquí no hay nada... -añadió Ay-chan.
En total, en las dos salas había una mesa normal y corriente y el mueble infernal que revolvía los amargos recuerdos de Hikari.
-Vamonos, aquí no hay nada.
De pronto, se oyó una fuertemente explosión y el suelo de la otra sala se vino abajo. Se abrió un buen boquete en el suelo, de donde se asomó Malva sonriente.
Entraron estos dos últimos años la sala en ruinas por los escombros, el boquete y más que nada, por las grietas que habían provocado estos últimos.
-¿Por qué no contestas al walkie, para variar?- sugirió Hikari, apartando nubes de polvo con una mano.
- No teníamos señal a esta profundidad. Lo siento mucho... -Aria se disculpó algo ruborizada. Se contagió a Hikari.
-Bueno, si solo ha sido eso...
-En cualquier caso, vamos a investigar el resto de pisos.Venid - gesticuló indicando que la siguieran -el ascensor esta por aquí.
Salieron de la sala de interrogatorios y llegaron al ascensor, que se mantuvo atascado.
-Creo que la explosión lo ha dejado fuera de servicio...-Malva se rascó la cabeza. Aria buscó otra salida, pero no la había.
-Esta es la única forma de subir...
-Pues subiremos de todas formas.Hikari, ayudame a abrir la puerta...
Abrieron el portón a la fuerza, y alcanzaron las escaleras de seguridad para subir y bajar de piso. Subieron hasta la siguiente planta, y subieron a pie por las escaleras, hasta que regresaron al piso del principio.
-Venid. Por aquí de veríamos poder subir.
Aria les llevó hasta unas escaleras se emegencia cuidadosamente instaladas al lado de los baños, cosa que confundieron anteriormente con más baños.
-Vamos al último piso, Makogami y Adrien deben de estar ahí...
Subieron las escaleras en silencio con cuidado de no ser descubiertos cuando alcanzaron la azotea.
-¿Y el último piso?- se preguntó Ay-chan.
-Parece que no hay forma de acceder por aquí... -Aria frunció el ceño y cruzó los brazos.
-Hummm - pronto Malva rió maliciosa.

Mako y Adrien alcanzaron el último piso, donde encontraron una gran puerta que parecía llevar a un gran despacho, el del jefe seguramente.
-¿Entramos? -Adrien se apoyó en la puerta sin presionarla.
-Adelante.
Entraron a una sala muy grande, de paredes elegantes, de piedra esculpida en columnas, y el suelo de losas de colores que representaban cristalera de motivos legendarios. En el centro de la sala, se entraba una mesa de despacho grande, donde se sentaba un hombre de cabello blanco como la nieve del norte, de ojos dorados, como los de Aria. A su alrededor había cientos de objetos decorativos y de interés científico, como vitrinas leas leas de manuscritos o incluso estravagantes estatuas griegas y de otras culturas.
-Veo que nuestro "proyecto" no ha pasado desapercibido... - rió el hombre sentado en su sillón.
-¿Cual es la razón para buscar el método de crear híbridos sintéticos? - preguntó Adrien, quien no prestó atención a nada más, que amenazaba con la lanza al jefe.
-¿La razón? - el hombre se levantó - ¿De verdad hace falta explicarlo?
-Responde - Adrien se acercó un poco a él.
-Por dinero. Varios países estaban pensando ya en armas biológicas como estas, y ahora que sabemos como crearlas, podemos...
-No me fastidies - le cortó Mako- ¿solo lo habéis echo por dinero?
El hombre se quedó en silencio.
-¿Un demonio y un ángel cooperando? Creía que este tipo de milagros no eran posibles en nuestra sociedad actual -chasqueó los dedos - Me estoy cansando de hablar.
Del fondo de la sala, varias armaduras de acero cobraron vida propia, acercándose cada vez más a Makogami y Adrien, desprendiendo un aura maligna que exumaban por cada articulación destapada de la armadura.
Adrien se avalanzó golpeando a la primera armadura mientras Makogami se preparaba para pelear, cuando se oyó un fuerte grito del techo.
Cuando Mako-chan se reincorporó, descubrió un boquete en el techo cuyos escombros cayeron sobre " los caminantes" inmobilizandolos. Del boquete salieron Malva, Ay-chan Hikari y Aria, quqe bajaron de un salto.
Aria se giró y empuño su pistola en dirección al hombre de barba blanca.
-Padre... Nunca te perdonaré lo que nos has echo a Silvia, a Lara y a mi. Entregate o te mato aquí mismo.

El Harem De Mako-chanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora