-Puedes pasarme el estuche, ¿por favor?
Alys ni se inmutó.Ni siquiera apartó la mirada de la consola para responder. Mako-chan se acercó al estuche frustrada, pensando en lo agobiante que era tener una inquilina "nini" que ni siquiera hacia caso.
-Así ejercitas los músculos. Los humanos estáis tan poco desarrollados que ese es vuestro método para quemar calorías.
-Lo que tu digas...
Al acabar, Makoto estiró los brazos y se fue directa a su habitación. Se acostó plácidamente en la cama, habiéndose puesto su pijama.
Un mensaje la despertó de su sueño horas más tarde, cuando desganado cogió el móvil. Al destapar la contraseña, descubrió un mensaje de su compañera del café.
Marie: Tenemos problemas
Marie: En frente del café van a construir otro café. Otro temático.
Mako-chan:¿Qué tipo de café?
Marie: Café de mayordomos... como si lo pusieran solo para hacernos competencia... >:(
Mako-chan: ya conseguiremos algo con lo que atraer más clientes.
Apagó el Mobil y se echó en la cama, pensativa.
"¿Un café de mayordomos? Esto si que es un reto"Al día siguiente, el peso de una masa grande la despertó agobiada por la presión. Encima de ella estaba sentada Alys, con expresión infantil de molestia. Mako-chan trató de moverse para apartarla, pero no podía.
-Humana...
-Tengo nombre...
-Qué más da, todos los humanos sois iguales...
-Quítate de encima...
- Se me han acabado los juegos a los que jugar...
-Me estoy agobiando... - a Mako-chan le costaba respirar.
-Pero...
-¡Aaarg! -rugió Mako can echándose al suelo con ella, que cayó estrepitosamente al suelo.
-¡Ayyy...! -se quejó la hikkikomori extraterrestre.
-Merecido lo llevas.
Mako-chan desayunó sufriendo el constante agobio de Alys repitiendo la misma queja de falta de juegos una y otra vez, cuando en un arrebato de furia, un par de llamadas y en menos de veinte minutos apareció Hikari con una caja de juegos donde podrían haber por lo menos cincuenta cartuchos de juego.
Babeando, Alys se llevó la caja a la salita-comedor donde escogió un juego al azar y lo probó sin más vueltas.
-¿Cómo has conseguido tantos? - pregunto curiosa Mako-chan mientras pelaba una mandarina.
-Bueno, vivir en un archipiélago sin más gente hace que juegos mucho a videojuegos...
Al terminar los dos salieron por la puerta despidiéndose de Alys, la cual ni se asomó a despedirse.
Al bajar, encontraron a Inna en el patio, el cual literalmente había echado raíces por los pies y al cual le habían crecido ojas en los brazos y la cabeza, pareciendo más un árbol que una persona.
-¡Parece un Deku! -río por lo bajo Hi-kun.
De camino a clase, tropezaron con un chico alto, de cabello castaño de ojos claros, que llevaba el uniforme del instituto de prestiguio local. Un prestiguio que solo los más ricos podían pagar. Ni habiendo cruzado las miradas, se notó la hostilidad en el ambiente.Fue entonces cuando Mako-chan descubrió el taco de panfletos que llevaba en una mano.Un panfleto voló hasta caer cerca de ellos, cuando el otro ya se hubo ido. "Nueva apertura: Cafe de mayordomos"
-Yo prefiero los maid-cafe -confesó Hikari - las maids me pueden...
Su expresión de niño pequeño con un caramelo hizo reír a Makoto. " De la que lo descubra no me libra ni la campana" rió para sus adentros.Al llegar al instituto, Hikari echo a correr.
-No vemos luego, ¡tengo que hxer un par de cosas en clase!
"Serán deveres que no hizo ayer" pensó maliciosamente. Al entrar al instituto, descubrió a un par de chicas que esperaban a las puertas del edificio.
-Hola, Makoto McMagu.
Una chica de pelo oscuro con una la mara da roja en el pelo saludó.Era bajita, de expresión maliciosa y muy familiar.Entonces a la mente de Mako-chan vino una palabra que cambió su expresión por completo.
-¡Malva! ¿Qué hacés aquí?
-No soy más que una estudiante también, ya lo sabes.
Se acercó hasta su oreja.
-Esta es mi forma real, no mi forma demoníaca -confesó por lo bajo - no está nada mal, ¿no?
-Esto... tenemos que ir a clase... -la otra chica, también bajita pero rubia de pelo corto y rizado dio un paso al frente.
-Bueno, luego hablamos. ¡Adiós!
Malva le giñó un ojo al volverse.
"¿Qué está pasando aqui?"Horas más tarde salieron al patio, donde Malva esperaba junto con su amiga. Mako-chan venía con Hikari; agarrado de un brazo, Ay-chan; agarrada del otro brazo y con Aral-sama replicando a un lado.
Pronto se soltaron para dejarla ir.
-Tenemos que hablar.
-¡Perfecto! -Malva sonrió de oreja a oreja -Ahora mismo iba a proponeros ir al edificio escolar abandonado a explorar.¿Os apuntáis?
-¡¿Qué manera de relacionar es esa?! -se quejo Mako-chan.
-Oye, yo no había dicho nada de eso... - la nueva no sabia como reaccionar.
-¿Flora?- Hikari volvió en sí.
-¡Hola tito! -saludó ella.
-¿Os conocéis?
-Sí, es mi sobrina.
Muy normal todo, nadie quiso preguntar. Flora era en realidad una prima lejana sin parentesco genético de Hikari, pero en reuniones familiaren le llamaba tito, y actualmente vivían en el mismo edificio.Pronto alcanzaron el siniestro edificio escolar antiguo de madera.Era una decadente construcción en el bosque de detrás del instituto al que poca gente se acercaba por su decrépito aspecto. No dejaba de ser un sitio lúgubre donde sólo se colaban los pájaros.
-Vamos a dividirnos por parejas. ¡Trigo palillos para eso! -sacó Malva unos palillos marcados del bolsillo, y tras indicar varias entradas, los grupos se formaron.
En esta ocasión, la fortuna sonrió para Hikari, que le tocaba mientras con Mako-chan.Aral-sama se juntó con Malva, y Flora con Ay-chan.
Minutos más tarde, ya e taba dentro del edificio.
Dentro estaba oscuro y no se veía mucho más que lo que iluminaban la aplicación de linterna del móvil.
-¡Ma...Mako-chan! Parecemos Yuka y Satoshi de corpse party ahora mismo...
-Y tu eres Yuka.
-¡Jo! -no había forma de flirtear con ella, ni con frases normales, ni frases de anime o incluso el yaoi lo rechazaba venido de cualquier intento de seducción verbal.Lejos de allí, Malva y Aral-sama salían del edificio, aburridas de aquel sitio.
-Ya deverían estar por salir.
-O eso o han muerto -río Malva.
-¡Pero que bruta eres!Mientras tanto, Flora y Ay-chan morían del terror en aquel lugar, pues no conseguían encontrar la salida de regreso.
-¿Donde crees que estamos? - preguntó Ay-chan temblorosa.
-No lo se... -Flora tampoco cedía dejar el tembleque un minuto.
De pronto, una sombra se acercó hacia ellas lentamente, y echaron a correr como si les fuese la vida en ello.
-¿Qué ...ha... sido... eso...? - Ay-chan agonizaba del agotamiento de correr.
-No lo se, pero tenemos que huir de él...
-¿Huir de quién? -prgunto la sombra tras ellas.
Las dos gritaron como locas hasta no poder más.Habiendo oído el grito, Mako-chan y Hikaru echaron a correr a lo largo del viejo pasillo en dirección al grito, cuando la madera crujió y Hikari cayó de pleno al piso inferior.
-¿Estas bien? -se acercó Makoto.
-Creo que si, pero voy a necesitar ayuda, esta clase parece estar cerrada.
-¿Donde estas?
-Pues parece un laboratorio...
-Bien, voy para allá.
Mako-chan se acercó más al foco de los gritos cuando se encontró con Ay-chan y Flora, junto con su compañero de clase Emo-kun.
-¿Qué ha pasado aqui? ¿Y esos gritos?
-El frío este, que casi nos mata del susto... -señaló Ay-chan.
-Los del club de ocultismo usamos este sitio como club, estamos en nuestro derecho...
- ¿Entonces tienes las llaves del edificio?
-Pué si... -Emo-kun no se atrevió a mirarle directamente.
-Dame las llaves del laboratorio.Un compañero ha caído allí.-¡Mako-chan! -echo a corre Hikari al abrir la puerta y abrazo a la primera persona que apareció. Olisqueó Hikari a quien abrazaba - tu no hueles a Mako-chan...
Fue entonces cuando vió a Mako-chan frente a el. ¿A quién estaba abrazando entonces?
-Ah, hola Emo-kun -se apartó de el para volver a abrazar a Mako-chan.Volviendo ya a clase, aparecieron Malva y Aral-sama, que llevaban rato echadas a la bartola en el patio.
"¡Valla recreo más raro!" Pensó Mako-chan para sus adentros.
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El Harem De Mako-chan
Ficção AdolescenteDesde que era pequeña, Mako-chan descubrió tener un poder que pocos más son capaces de controlar. Siendo la séptima diosa demoníaca, trata de vivir una vida tranquila como estudiante que es, aunque no siempre su vida es tan tranquila como a ella le...