Sentía que traicionaba a Francisco, aunque eso no era lógico. Él había decidido seguir su vida sin ella, ella debería continuar la suya sin recordarle ni amarle. No debía sentir remordimientos, le había dado todas las oportunidades posibles para estar juntos y él las había rechazado.
Se sintió aliviada cuando la campanita de la puerta hizo que Raúl la soltara para atender a quien fuera que había entrado.
Una vez más decidió ayudarle, esta vez era una chica que traía a un señor mayor que tenía mucha fiebre.
El ambiente entre ellos se había vuelto extraño y tenso, Raúl con la excusa de atender otros casos la dejó sola en su casa.
Adela para entretenerse hizo una sopa y ordenó la cocina aunque mucha falta no tenía. Finalmente a las ocho de la tarde decidió acostarse a dormir. Dejó una nota junto al plato de sopa para que no se preocupara.
"Siento no haberte esperado, estaba muy cansada, espero que no te moleste que haya cocinado y te guste la sopa. Buenas noches."
Subió las escaleras bostezando, entró en la habitación que le había prestado para pasar la noche, cogió un camisón de su maleta. Se lavó la cara y después de rezar se acostó a dormir.
Raúl llegó a su casa a las diez de la noche, estaba cansado, pero satisfecho. Era feliz ayudando a las personas y durante muchos años eso le había bastado para estar en paz.
Pero no sabía porque anhelaba algo distinto, fue hasta la cocina y se fijó en el tazón de sopa que le esperaba en la mesa, sonrió por el detalle. Pero cuando leyó la nota se sintió estúpidamente contento y su sonrisa se hizo aún más grande.
Se calentó la comida en el microondas, leyó el periódico ya que por la mañana no había tenido tiempo y después también se fue a dormir.
Adela se levantó veinte minutos más tarde de lo que solía levantarse, eso la enfadó, no le gustaba faltar a la rutina a la que se había acostumbrado al convento. Como hacía frío no tenía ganas de bañarse, así que solo se aseó y se puso un vestido de lana marrón.
Bajó intentando no hacer ruido, buscó todos los ingredientes que le hacían falta para hacer pan de jamón, cuando lo tuvo en el horno avivó el fuego.
Preparó café y barrió la cocina. Justo cuando iba a dar por terminada su labor de limpieza mañanera Raúl se reunió con ella.
-¿Pero tú a qué hora te has levantado?- Preguntó bostezando él.
Adela antes de contestar se fijó en lo guapo que estaba con aquel pijama de cuadros.
-Pues me he levantado más tarde que de costumbre.- Contestó intentando dejar de mirarle.
Se dio la vuelta para sacar el pan del horno, calentó la leche en un cazo, cuando terminó de calentar la puso en una jarra en la mesa junto con el café y sacó el pan del horno.
Después puso aceite a calentar para freír los churros ya que también había preparado masa para preparar churros.
-Anda ve a sentarte, creo que ya has trabajado suficiente por hoy. Yo freiré los churros.- Dijo Raúl conduciéndola hacia la silla.
Ella solo observó como él se ponía un delantal y empezaba a pelearse con la masa. Intentando no reírse se acercó a él para enseñarle como tenía que hacer.
-Para salvar vidas sí, pero para freír churros.- Bromeó Adela.
Raúl para vengarse de su comentario le untó masa en la nariz y ella le hizo lo mismo, al final terminaron embadurnados de harina.
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PECADO TERRENAL
RomanceElla quiso huir de su padre, del compromiso que quería imponerle. Entonces tomó la decisión más fácil. Él es un hombre con unas fuertes convicciones morales. Ninguno conoce el amor, ni el deseo. Dios decide que se conozcan. Saltarán chispas. Tendrán...