CAPITULO 18º: AMISTAD:

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No les hacía falta mantener una conversación para sentirse cerca el uno del otro, ella se quedó dormida en sus brazos. Se sentía protegida, cuidada y querida. Sensaciones nuevas para los dos. Para él porque había estado con muchas mujeres pero por ninguna había sentido lo que sentía por Adela. Solo quería cuidarla, protegerla y mimarla. Le hubiese gustado saber que clase de hombre era el que la había abandonado. El que la había dejado a su suerte.

Para ella era nuevo lo que sentía por el doctor porque con Francisco había sentido mucho miedo y tristeza, también dolor. Pero con Raúl no le sucedía eso.

 Él sentía un enorme deseo de partirle las piernas, pensó que si lo tuviera delante quizá lo hiciera.

Una hora más tarde se le empezó a acalambrar la espalda por la postura, decidió moverla un poco para que se fuera despertando poco a poco.

-Umm.- Protestó ella enterrando la cara en su cuello.

-Cariño llevas una hora durmiendo.- Dijo él riendo.

Adela se desperezó, se estiró y le miró cohibida. Incluso llegó a sonrojarse. Raúl sonrió y le acarició la cara.

-Me encanta cuando te sonrojas.- Murmuró él haciendo que se sonrojara aún más.

Ella para ocultar su rostro se escondió en su pecho, él le hizo masajes circulares por la espalda.

-Pronto me tendré que ir. Tendremos que ir yendo a la casa para ver si puedo ver a Javier.- Informó Raúl.

-¿Te quedarás a comer por lo menos?- Preguntó ella mirándolo esperanzada. No quería que se fuera.

-Vale pero vayamos yendo a la casa.- Contestó él.

Adela miró sus labios y no pudo resistirse, se lanzó por sus labios y le besó tímidamente. Acarició sus labios con su lengua y él intensificó el beso.

Raúl se peleó con los botones de su vestido sin que ella se diera cuenta, el traje resbaló dejando su combinación blanca al aire.

Se alegró de que no llevara sujetador, besando sus hombros la tela fue resbalando hasta dejar sus pechos expuestos para su boca. Adela gimió y le miró nerviosa. Lo que empezaba a sentir era demasiado grande. Demasiado intenso. Y demasiado hermoso.

-¿Estás segura? Si continuo no podré parar.- Informó él con los ojos brillantes por el deseo.

Ella por respuesta se apoderó de su boca, él no necesitó preguntar más, terminó de quitarle el vestido y la combinación para dejarlos en el suelo.

Se desabrochó el pantalón y sacó su miembro ansioso por entrar en su cuerpo, no quería tumbarla sobre el sucio suelo, por eso la penetró estando ella sentada sobre él. Adela se merecía todo lo bueno que él pudiera darle. Por lo menos eso pensaba él.

Adela gimió, lo sintió muy profundamente por la postura, se aferró a sus hombros y se movió despacio. Todo aquello era tan distinto, tan nuevo, tan perfecto.

Con las mejillas sonrosadas y una enorme sonrisa los dos regresaron a la casa, ella se preocupó en calentar la comida mientras él ponía la mesa.

Comieron juntos en silencio, mientras él subía a ver a su amigo Adela le envolvió dos panes de jamón para que los llevara.

Media hora más tarde le acompañó al coche, se abrazaron y antes de subirse al automóvil le dio una orden a Adela:

-Subirás la dosis. Empieza esta noche, le inyectaras dos veces. Una por la mañana y otra por la noche. Está reaccionando si aumentamos el tratamiento reaccionara antes.-

PECADO TERRENALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora