CAPITULO 17º: EL MEDICAMENTO EMPIEZA A HACER EFECTO:

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Adela se quedó dormida hasta que su móvil la despertó, miró el identificador de llamadas y vio que era Raúl.

Tapó a su padre mejor y le dio un beso en la frente, se fue a su habitación para hablar tranquilamente con él.

En los tres días que siguieron ella se acostumbró a una rutina igual pero diferente, se levantaba a las seis de la mañana, medicaba a Javier, esperaba que reaccionara y cuando veía que no tenía respuesta bajaba a preparar el desayuno y limpiar.

Pero esa mañana sería distinta, puso la inyección en la vía y después de meter la aguja en la bolsa se sentó a esperar como todos los días. Cogió su inmóvil mano, pero esa vez sintió un ligero apretón.

Se levantó tirando la butaca en la que estaba sentada y lo llamó:

-Papá, por dios papá, vuelve a apretar mi mano.-

Como respuesta le pareció recibir una sonrisa, ahogo un grito y no supo que hacer. Iba a volver a llamarlo cuando la puerta se abrió y entró un soñoliento Santiago.

-¿Pero que demonios te pasa? ¿Qué escándalo es este?- Preguntó él enojado.

-Se movió Santiago. Me apretó la mano y me ha sonreído.- Contestó ella tirándose a sus brazos debido a la alegría.

Él la agarró por los hombros y la separó de su cuerpo para mirarla sorprendido.

-¿Qué has dicho?- Volvió a preguntar Santiago sin poderse creer lo que había oído.

-Que ha tenido una respuesta.- Respondió Adela mirando al suelo.

Santiago corrió a su habitación y trajo sus cosas, emocionado le auscultó, le abrió los parpados y los iluminó con una linterna.

Se dio la vuelta y esta vez fue él a abrazarla a ella, la hizo bailar contento. Parecían dos niños haciendo tonterías. Danzaban sin coordinación ni ritmo.

-Ha tenido una reacción, sus pupilas no están apagadas, ojalá eso quiera decir que pronto despertara.- Comentó él, entonces se dio cuenta de la bolsa y vio la aguja.

No dijo nada, si Adela estaba medicando a Javier y él se salvaba por eso no diría nada. Prefirió ignorar el hecho de que había descubierto sus planes. Parecía que estaba teniendo resultados. Miró al hombre que quería como si fuera su verdadero tío y sonrió feliz.

Ella cohibida por el extraño acercamiento con Santiago, cogió la bolsa intentando esconderla entre las faldas de su vestido para bajar a la cocina a preparar el desayuno.

Raúl le mandó un mensaje diciéndole que el tiempo había dado un respiro, que dejaría de nevar. y que subiría a verla antes del mediodía.

Adela se emocionó, en esos cuatro días sin verle le había echado de menos. Olvidando que se sentía un poco cansada se puso a amasar con renovada energía.

Hizo churros, pan de jamón para que él se lo llevara y chocolate. También decidió preparar un puchero para el almuerzo.

Mientras se preparaba el pan y se hacía el caldo frió los churros para desayunar. Se tomó sus vitaminas y se sentó a comer.

Santiago entró en ese momento y se sentó a su lado para acompañarla en el desayuno. No hablaron, sobre todo porque ella estaba incomoda por el extraño acercamiento de antes.

Era raro que no acabaran peleándose o insultándose. Parecía que él no sabía hacer otra cosa más que pelear. Y ahora parecía que habían hecho una tregua.

Adela terminó de comer, limpió y recogió, entonces se oyó un relincho angustioso. Miró sorprendida a Santiago.

-Tenemos caballos. Hacemos rutas en verano con los turistas que quieren conocer esta zona. El que relincha debe ser tornado. Esta inquieto.- Informó él.

PECADO TERRENALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora