Hay que hablar

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Isabella

Ya paso una semana desde la masacre en la casa de Camilo y lo único raro que ha pasado es que estos últimos días José casi no se la pasa en la casa, tampoco sabemos nada de los lobos desde aquel día que descubrimos que somos como de la misma familia y Sebastian aun sugiere que ellos deben dar el primer paso ya que fallo lo de que mis hermanos vayan hasta los pantanos. Estoy en mi cuarto mirándome al espejo, tengo un camibuso negro que me cubre la mitad de mis manos, unos jeans azul oscuro y unas botas negras, salí de mi cuarto con dirección a la puerta principal.

-¿A dónde vas Isabella? – pregunto Sebastian a mis espaldas haciendo que yo girara en mis talones.

-Voy a comprar un auto, estoy harta de estar corriendo a todas partes - conteste muy normal.

-No puedes abandonarnos hoy, tú y yo tenemos que tomar sangre humana, recuerda ya han pasado tres días desde la última vez que tú y yo tomamos sangre – dijo él y yo caí en cuenta que él tiene razón – Hable con José y me dijo que va a traer algunas personas hipnotizadas para ti y para mí ya que él toma sangre todos los días.

Me está sacando de quicio, yo sé que él y yo prometimos alimentarnos una vez cada tres días para tomar sangre humana para no levantar sospechas, y los otros días sangre animal, pero de que no me quiera dejar salir de la casa eso me fastidia, para librarme de mi hermanos lo mire a los ojos y pronuncie un hechizo en mi mente para leer sus pensamientos, es un hechizo que siempre uso para obtener lo que quiero, pero no puedo creer lo que estaba viendo en los ojos de Sebastian.

-Te gusta Juliana – se me escapo sin darme cuenta.

-Isabella – grito Sebastian con rabia – Vete antes de que me arrepienta... y Juliana no me gusta me parece interesante además que es muy apegada a Camilo y si me hago su amigo puede que ella me cuente los planes de Camilo – yo rodee mis ojos ante las palabras de mi hermano – Por cierto deja de hacer eso con los ojos.

Volví a rodear los ojos y asentí para luego salir de la casa. Voy caminando por las calles cerca al centro de Londres buscando un lugar donde pueda comprar un auto pero de pronto alguien carraspea su garganta a mis espaldas así que me di la vuelta encontrándome con Karol, las chicas de la vez pasada y la peli roja que supuestamente no conocían.

-No que no la conocían – dije viendo a la mona de ojos verde oscuro.

-Un placer mi nombre es Heidy – dijo la pelirroja que lleva puesto una chaqueta de cuero negra con jeans oscuros – Ellas son Vivian, Eimy y por supuesto Karol, yo les pedí que me mantuvieran en secreto.

-¿Qué quieren brujas? – pregunte con fastidio ya que pues todas las brujas ¿Cómo lo digo?... me odian.

-Solo queremos hablar – dijo la tal Viviana la cual lleva puesto un saco de lana blanco con jeans azules y un par de tenis.

Me pareció un poco raro pero acepte, ellas comenzaron a caminar y yo me fui detrás de ellas, después de unos minutos llegamos a la tienda de brujería a la que antes ya había entrado, las cuatro chicas se sentaron en una sillas mientras que yo me quede de pie alejada un poco ya que las ansias de sangre me están ganando.

-Bueno como ya te dije mi nombre es Heidy – dijo la chica de cabello vino tinto – Y pues... mi linaje es de uno de las primera brujas, ya sabes las cuatro originales – dijo Heidy llamando mi atención por completo – Mi linaje proviene de Anabel.

Termino de decir y pues debo admitir que quede un poco embobada, hace mucho tiempo empezaron todas las brujas con solo cuatro brujas, las originales Anabel, Ramona, Ángela y Elizabeth, todas tuvieron hijos y como yo llevo el linaje de Elizabeth solo hubieron tres generaciones de ese linaje, Elizabeth, mi madre y yo, pero nunca espere que el linaje de las otras tres original siguiera con vida. Es impresionante conocer a otra del linaje de las originales pero también significaba una gran amenaza.

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