Perdón y un amigo.

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Isabella

Ya ha pasado una semana desde que volví, la verdad toda esta semana me la he pasado en la biblioteca porque tengo el peso de lo que hice la semana pasada y aunque todos me dicen que no fue mi culpa no puedo evitar sentirme mal, de repente Angely entro a la biblioteca sacándome de mis pensamientos.

-¿Hola amiga cómo vas? – Preguntó haciendo que yo agachara la cabeza – Tranquila, te conozco todo volverá a la normalidad.

-Eso espero – dije aun mirando el piso.

-Esto... Isabella ya me voy – dijo Angely haciendo que yo elevara la mirada – La vida con tigo es muy divertida pero voy a volver a visitar a Singapur ya que es muy bonito deberías venir.

-No, gracias aún tengo que hacer cosas aquí, pero me alegro, te esperare para mi próximo cumpleaños ya que tu no me quieres decir cundo es el tuyo y con lo amable que soy no he querido leer tu mente.

-Tu amable ja, yo soy más amable y he matado a una manada de lobos completa – dijo ella así que me pare de mi silla para abrazarla.

-Te espero para el otro año bebe – dije mientras la abrasaba.

-Como siempre anciana.

Dijo ella para luego soltarse e irse, yo volví a sentarme para seguir leyendo aunque por tanto en mi cabeza no podía leer bien. Después de una hora aburrida por tantas preguntas que rondaban en mi cabeza me pare para luego salir de la biblioteca para ir al único lugar donde encontrare respuestas aunque sea a la mayoría de mis preguntas, saliendo de la biblioteca y entrando a la sala me encuentro con José y Sebastian los cuales están hablando de que sabe qué.

-¿A dónde vas? – pregunto José.

-Por algunas respuestas – conteste sin emoción - ¿En dónde están los demás?

-Juliana y Luisa están en su cuarto como siempre – dijo Sebastian – Katherine acaba de entrar a la cocina y Edward, Jessica y Diego en el patio trasero.

Yo asentí para luego retirarme, al parecer mis hermanos saben a dónde voy ya que no me detuvieron ni nada. Después de una hora llegue a la casa de Camilo, cuando entre no se encontraba nadie como siempre, me dirigí a la sala en donde encontré a Camilo hablando con un chico de cabello mono con ojos café verdosos

-Hola Bella ¿Te volvieron a poseer como para que me visites? – dijo Camilo con un tono de enojo, claro que yo también estaría molesta si me dejan abandonada con un palo en mi pecho en una iglesia.

-Deje su enojo ¿Necesito hablar con usted? – dije con fastidio.

-Daniel, por favor.

Dijo Camilo al chico del lado el cual se fue, luego Camilo movió su mano indicando que me sentara así que me evite la mini pelea y me senté. Después de unos minutos de silencio suspire.

-¿Por qué? – Pregunte para ver como Camilo colocaba una cara de confusión - ¿Por qué se acostó con migo?

-Como le dije a tus hermanos, porque te vi diferente y aun no pienso morir – dijo él pero no le creo así que me quede callada para luego mirarlo fijamente esperando una respuesta verdadera – Está bien, quieres la verdad. Pues la verdad es que aun te amo y no pude evitarlo.

Me quede callada ya que no esperaba esa respuesta además pocas veces el amor que le tenía vuelve pero tengo una sensación que hace que cada vez que veo a Camilo lo quiero hacer sufrir como él lo hizo con migo, no puedo estar más aquí así que me pare dispuesta a irme.

-Espera – dijo él haciendo que lo volviera a mirar - ¿Ya no me amas Bella? – me quede helada no sé qué decir.

-La vedad, no lo sé y no quiero averiguarlo – dije ganando me una mirada de confusión de parte de él – Perdón pero cada vez que te veo, no veo a aquel muchacho tierno y lindo del que me enamore sino que veo al chico que se alejó de nuestro lado ayudando a que mis hermanos se alejaran de mí.

Los BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora