Capítulo seis.

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  –No somos nada con Justin. Y si llamas para que te lo presente, sin problemas lo hago, pero ahora estoy ocupada –no... no lo estaba, pero cualquier cosa era mejor que hablar con Millén, la irritante hueca.
–¡¿De verdad?! –preguntó en una chillona voz emocionada. Rodé los ojos.
–¡Claro! –exclamé con fingida alegría.
–¡Gracias! Juro que te llamaré luego –mordí mi lengua antes de que le conteste descaradamente. Que tipa tan tonta.
Juro que odio a los interesados; pero en este caso, haré lo que ella quiere.
–De nada. ¡Que te vaya bien Millén! –exclamé y sin esperar una puta respuesta agradeciendo y comentando lo 'genial' que soy, corté para volver a mi escritura.

Cuando había escrito lo suficiente, busqué el control remoto con Beethoven y prendí la televisión, para volver al sofá con un tarro de palomitas de maíz.
Y las dudas de esas fotos con el tal Justin, me hizo buscar un programa de chismes. Lo detuve en un lugar donde hablaban de Justin Bieber, por suerte. De verdad... no tenía idea qué canal se trataba, porque nunca veía esas mierdas, pero me sentía interesada.
–Se lo ha visto en clubes nocturnos últimamente. –Comentó la voz de una mujer, seguramente la conductora. Metí un puñado de palomitas en mi boca, pensando en lo obvio que era; estaba acostumbrado a ser rodeado de putas. –También se sabe que despidió a su manager hace unos días y se lo descubrió en la casa de una chica. –Prácticamente, escupí las palomitas que no había llegado a masticar. Mierda. ¡Era verdad! ¡Estaba en la televisión! Y no sé si era mi mente o qué, pero empezaba a escuchar gritos. Oh mierda.
No puede pasar esto, ¿verdad?
–Una chica ciega. –Completó. Y sí, definitivamente hablaba de mí, a menos que no sea la única 'ciega' en su vida. Y claro... además de las zorras con feos gustos, que sí están ciegas; mucho más que yo. –Vistos en el cine. Ella sonreía y él también. –¡ERA MENTIRA, IDIOTA! ¡ESTABA SONRIENDO IRÓNICAMENTE! Dios, estos periodistas de hoy en día sorprenden en estúpidos. Se ganarán un premio Nobel... si pero Nobel, por lo idiotas mentirosos y estafadores que son,
Las ganas de ir corriendo a donde mierda sea el programa aparecieron.
–Pero aún no se sabe nada. ¿Creen que sea el inicio de una nueva relación? –Relación será la de Millén y Justin. Jamás. Nunca. Es que estos están locos. –Y esto fue E! News, amigos. Aquí Shelcy Mccan. ¡Hasta luego! –Shelcy, te mataré. E! News, sea lo que seas, destruiré tu canal.
Sin pensarlo dos veces, dejé el tarro del otro lado del sillón y furiosa caminé a la ventana, segurísima que había millones de personas detrás. Coloqué la oreja sobre la puerta principal y volví a maldecir.
Millones de personas gritando; ruidos como de flashes. Mierda. ¿Cómo saldré de mi casa, ahora? ¿Ya no tendré vida social? <<Nunca la tuviste>> ¡Pero tenía el sueño que lo tendría! Ay... voy a llorar. Mentira, no lo voy a hacer, voy a putearle a Justin por meterse conmigo. De aquí a la China. ¡Por que es un idiota!
–¡Beethoven! –grité furiosa, segura que los de afuera me escucharon.
Le ordené que me diga dónde ir para tener el teléfono, y fui a llamadas Recientes, buscando el número de él. Y definitivamente, estaba.
–Estoy ocupado, no tengo tiempo. –Dijo Justin rápidamente. Idiota. Me va a escuchar.
–¡TE ODIO PEDAZO DE IDIOTA! Perdón... ¡SOS UN ENTERO IDIOTA, QUE PEDAZO NI PEDAZO! –Le grité tan enojada, que me sentía roja en toda la cara. Pero no por vergüenza. Por cualquier cosa, menos vergüenza.
–¿Qué? –ah sí... el muy tonto, está confundido. Ajam y yo nací ayer. Otro que morirá mañana.
–¡DEJA DE HACERTE EL ESTÚPIDO Y QUIERO QUE YA. YA. YA. YA Y YA ARREGLES TODO, INADAPTADO SOCIAL! –Dije entre dientes, pero todavía gritando. De verdad... si estaba aquí, lo hubiera matado. ¡Se lo merece! ¡Por su puta culpa, tengo millones de personas detrás de la reja de mi casa! –¡No sé qué harás Justin Bieber, pero juro que te haré quedar mal si no arreglas toda esta mierda, YA! –imperativamente, hablé. Él se mantenía callado, pero sabía que disfrutaba la situación.
–Estoy ocupado, amorcito. –burlonamente contestó. Hizo un ruido como si tiraba un beso. La sangre subía y bajaba de mi cuerpo y la presión del agarre del teléfono, me hizo temblar de la ira.
–Que amorcito, ni que amorcito... –suspiré varias veces, intentando calmarme. –Sácalos... por favor. –Era una orden.
–No puedo.
–¡No era una pregunta, morocho hueco! –exclamé. Mierda. No sabía si era morocho o rubio. Me lo imaginaba morocho; un morocho musculoso y grande. Escuchaba sus risas.
–Princesa, soy rubio.
–¡Con más razón! ¡Los rubios son huecos! ¡Ya! ¡Sácalos! –bufé con odio.
–¡Te dije que estoy ocupado! –exclamó ahora él.
–¡Estás ocupado con putas, seguramente en un puto bar haciendo no sé qué cosas con putas! –respondí indignada. ¡Yo era más importante en este momento!
–Debo irme, cariño. Te amo también. –Bufé enojada nuevamente. Su tono de burla era irritante. ¡Mierda!
Y en ese entonces... se escucharon más flashes para que después Justin corte la comunicación y yo quede con la palabra en la boca. ¿No estaba con los paparazzis, no es cierto? No. Es un idiota, pero no al extremo, ¿no? ¿No? ¿No? Él no mentiría sobre nosotros, ¿cierto? Sí... cierto. No. No es cierto una mierda. Oh. ¿En qué me metí ahora?
Maldito Justin y maldito sea el día que tuve que ir al centro de la ciudad por estar aburrida.
Maldito destino.


{••••}


De verdad me sentía cansada. ¡El teléfono no había dejado de sonar por tres putas horas enteras! El fijo, el celular, el fijo, el celular, la laptop que titilaba en un chillido a cada instante avisándome que mi Facebook estaba lleno de mensajes y notificaciones. Y la televisión estaba encendida en una película tan vieja como el calzón de mi abuela. Para colmo... ¡no hay nada para comer! Eso es verdaderamente un crimen. Además, el murmullo de las personas afuera de mi casa, parecía insoportable... aunque había bajado un poco ya.
Me sentía histérica. Y... me había dado cuenta de que el periodo femenino, me llegó.
¿Lindo, no? El estar sola como un perro, porque Beethoven estaba afuera durmiendo, el escuchar de los llamados telefónicos y las insignificantes palabras de la película antigua, era simplemente aburrido y algo cansador. ¿Lo peor? Me siento una catarata.
Ugh.

{••••}

–¿Aseguras que ella es tu novia? –Me preguntó Ellen con una sonrisa. Levanté una ceja y relamí mis labios, seductoramente. El público se había callado.
–_______ Denninson es mi novia.   

Ojos Ciegos ( Justin Bieber & Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora